02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¡Basta! No me vuelvas a insultar.<br />

—Gilipollas, gilipollas y gilipollas.<br />

¡Madre mía, cómo me estoy pasando! Pero tras tantos días sin hablarme, soy un<br />

tsunami.<br />

Me mira, furioso. Yo me envalentono y, con chulería, le recrimino:<br />

—Te deberían cambiar el nombre y llamarte don Perfecto. ¿Qué pasa? ¿Tú no<br />

cometes errores? ¡Oh, no!, el señor Zimmerman es ¡Dios!<br />

—¿Quieres callarte y escucharme? Necesito decirte algo y quiero pedirte <strong>que</strong>...<br />

—Quieres pedirme <strong>que</strong> me vaya, ¿verdad? Só<strong>lo</strong> te falta <strong>que</strong> incumpla alguna norma<br />

más para echarme de nuevo de tu vida.<br />

No responde. Nos miramos como rivales.<br />

Le quiero besar. Lo deseo. Pero no es momento para el<strong>lo</strong>. Entonces se abre la puerta<br />

del despacho y aparece Björn con una botella de champán en las manos. Nos mira, y antes<br />

de <strong>que</strong> diga nada, me acerco a él. Le agarro del cuel<strong>lo</strong> y le beso en <strong>lo</strong>s labios. Meto mi<br />

lengua en su boca, y sus ojos me miran extrañados. No entiende qué estoy haciendo.<br />

Cuando me separo de él, con furia, miro a Eric y digo ante el gesto de incredulidad de<br />

Björn:<br />

—Acabo de incumplir tu gran norma: desde este instante mi boca ya no es tuya.<br />

El gesto de Eric es indescriptible. Sé <strong>que</strong> no esperaba eso de mí. Y ante la expresión<br />

alucinada de Björn, explico:<br />

—Te <strong>lo</strong> voy a facilitar. No hace falta <strong>que</strong> me eches, por<strong>que</strong> <strong>ahora</strong> la <strong>que</strong> se va soy<br />

yo. Recogeré todas mis cosas y desapareceré de tu casa y de tu vida para <strong>siempre</strong>. Me<br />

tienes aburrida. Aburrida de tener <strong>que</strong> ocultarte las cosas. Aburrida por tus normas.<br />

¡Aburrida! —grito. Pero antes de salir y con la respiración entrecortada siseo—: Só<strong>lo</strong> te<br />

voy a pedir un último favor: necesito <strong>que</strong> tu avión me lleve a mí, a Susto y a mis cosas<br />

hasta Madrid. No quiero meter a Susto en una jaula en la bodega de un avión y...<br />

—¿Por qué no te callas? —maldice, furioso, Eric.<br />

—Por<strong>que</strong> no me da la real gana.<br />

—Chicos, por favor, serenaos —pide Björn—. Creo <strong>que</strong> estáis exagerando las cosas<br />

y...<br />

—He estado callada —prosigo, obviando a Björn y mirando a Eric— cuatro días y a<br />

ti no te ha importado <strong>lo</strong> <strong>que</strong> yo pudiera pensar o sentir. No te ha importado mi do<strong>lo</strong>r, mi<br />

furia o mi frustración. Por <strong>lo</strong> tanto, no me pidas <strong>ahora</strong> <strong>que</strong> me calle por<strong>que</strong> no <strong>lo</strong> voy a<br />

hacer.<br />

Björn, alucinado, nos observa, y Eric murmura:<br />

—¿Por qué estás diciendo tantas tonterías?<br />

—Para mí no <strong>lo</strong> son.<br />

Tensión. Nos miramos airados, y mi alemán pregunta:<br />

—¿Por qué te vas a llevar a Susto?<br />

Enardecida, me acerco a él.<br />

—¿Qué pasa, vas a luchar por su custodia?<br />

—Ni él ni tú os vais a ir. ¡Olvídate de el<strong>lo</strong>!<br />

Tras su grito, levanto el mentón, me retiro el pe<strong>lo</strong> de la cara y musito:<br />

—De acuerdo. Ya veo <strong>que</strong> no me vas a ayudar en <strong>lo</strong> referente a tu puñetero jet<br />

privado. ¡Perfecto! Susto se <strong>que</strong>da contigo. Ya encontraré la manera de llevárme<strong>lo</strong> por<strong>que</strong><br />

me niego a meter<strong>lo</strong> en la bodega de un avión. Pero <strong>que</strong> sepas <strong>que</strong> yo el domingo ¡me voy!<br />

—Pues vete, ¡maldita sea! ¡Márchate! —grita, descontrolado.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!