Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
amplio pasil<strong>lo</strong> de la casa. De pronto, cuando llego a la cocina y entro, Simona me mira con<br />
una sonrisa, y yo grito:<br />
—¡Susto!<br />
El animal corre hacia mí, y Eric <strong>lo</strong> para. No quiere <strong>que</strong> me haga daño. Pero el<br />
animal está como <strong>lo</strong>co de felicidad, y yo todavía más. Tras abrazar con cuidado a Susto y<br />
decirle mil cosas cariñosas, miro a mi machote de ojos azules y, sin importarme <strong>que</strong><br />
Simona esté delante, le abrazo y murmuro en español:<br />
—¡Ni gangbang ni leches! Eres <strong>lo</strong> más bonito <strong>que</strong> ha parido tu madre y te juro <strong>que</strong><br />
me casaba contigo <strong>ahora</strong> mismo con <strong>lo</strong>s ojos cerrados.<br />
Eric sonríe. Está pletórico. Me besa.<br />
—Lo más bonito eres tú. Y cuando <strong>quieras</strong>..., nos podemos casar.<br />
¡Oh, Dios! Pero ¿qué acabo de decir? ¿Le acabo de pedir matrimonio? Pa matarme.<br />
Susto da saltos a nuestro alrededor, y Eric, parándo<strong>lo</strong>, comenta, divertido:<br />
—Como verás, le he puesto la bufanda para el cuel<strong>lo</strong> <strong>que</strong> le hiciste. Por cierto, está<br />
tremendamente afónico.<br />
—¡Aisss, <strong>que</strong> te como Iceman! —exclamo riendo y <strong>lo</strong> beso.<br />
Apasionada por a<strong>que</strong>l bonito momento, estoy tocando a Susto, <strong>que</strong> no para de<br />
moverse por <strong>lo</strong> contento <strong>que</strong> está, cuando veo algo en las manos de Simona. Es un cachorro<br />
blanco.<br />
— ¿Y esta preciosidad? —pregunto mientras <strong>lo</strong> miro embobada.<br />
Sin soltarme de la cintura, nos acercamos a Simona, y Eric comenta:<br />
—Estaba en la misma jaula <strong>que</strong> Susto. Por <strong>lo</strong> visto es el único de su camada <strong>que</strong> ha<br />
sobrevivido, y debe de tener como mes y medio me han dicho. Susto no se <strong>que</strong>ría venir<br />
conmigo si no me llevaba a este pe<strong>que</strong>ño también. Tenías <strong>que</strong> haberle visto cómo <strong>lo</strong> agarró<br />
con la boca y salió de la jaula cuando <strong>lo</strong> llamé. Luego, fui incapaz de devolver al<br />
cachorril<strong>lo</strong> a la jaula.<br />
—Es usted muy humano, señor —murmura, emocionada, Simona.<br />
—Es el mejor —asiento, dichosa. Y luego, mirando a Susto, afirmo—: Y tú, un<br />
padrazo.<br />
Ante nuestros comentarios, mi feliz Iceman sonríe y dice, mirando al cachorro:<br />
—Lo <strong>que</strong> no sé es de qué raza será.<br />
Con mimo, cojo al cachorro. Es gordito y esponjoso. Una preciosidad.<br />
—Es un mil razas.<br />
—¿Un mil razas? Y ése ¿qué perro es? —pregunta Simona.<br />
Eric, <strong>que</strong> ha entendido mi broma, sonríe, y yo, con el cachorro en mis manos, le<br />
aclaro a Simona:<br />
—Un mil razas es un perro <strong>que</strong> tiene de todas las razas un poco y ninguna en<br />
especial.<br />
Los tres nos reímos. Simona, feliz, se marcha para contárse<strong>lo</strong> a Norbert. Yo dejo al<br />
cachorro en el sue<strong>lo</strong>, y Eric dice mientras sujeta a Susto para <strong>que</strong> no me salte encima.<br />
—¿Te gustan tus rega<strong>lo</strong>s?<br />
Encantada y enamorada, <strong>lo</strong> beso y musito:<br />
—Son <strong>lo</strong>s mejores rega<strong>lo</strong>s, cariño. Y tú eres el mejor.<br />
Eric está feliz. Lo veo en su mirada.<br />
—De momento, se pueden <strong>que</strong>dar en el garaje, hasta <strong>que</strong> les hagamos una caseta<br />
fuera.<br />
Yo le miro. Eso no se <strong>lo</strong> cree ¡ni <strong>lo</strong>co!