Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Me gusta oírte gritar de placer —cuchichea Björn en mi oído.<br />
Eric se levanta. Está en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cido. Pone su duro pene en mi vagina y me penetra.<br />
¡Oh, sí!... Sus penetraciones son duras y asoladoras mientras Björn continúa diciendo:<br />
—Te voy a follar, preciosa. No veo el momento de volver a hundirme en ti.<br />
Las maravil<strong>lo</strong>sas penetraciones de Eric me hacen gritar de placer, mientras se hunde<br />
una y otra vez en mí consiguiendo arrancarme cientos de jadeos gustosos. Calientes.<br />
Perversos. De pronto, se para y, sin salir de mi interior, me agarra por la cintura y me alza.<br />
Me hunde más en él. Björn se levanta de la cama, y en volandas, como si en una silla<br />
invisible estuviera sentada, Eric continúa sus penetraciones mientras <strong>lo</strong>s fuertes brazos de<br />
Björn me sujetan y me lanzan una y otra vez contra mi Iceman.<br />
Soy su muñeca. Me desmadejo entre sus brazos cuando mi chillido placentero le<br />
hace saber a Eric <strong>que</strong> he llegado al orgasmo y sale de mí. Björn me tumba en la cama, y<br />
Eric, con su fa<strong>lo</strong> erecto, se acerca, me agarra por la cabeza y con rudeza <strong>lo</strong> introduce en mi<br />
boca. Lo chupo. Lo degusto, en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cida. Oigo rasgar un preservativo e imagino <strong>que</strong> Björn<br />
se <strong>lo</strong> está poniendo. Segundos después, abre mis piernas sin contemplaciones y me penetra.<br />
¡Sí! Extasiada por el momento <strong>que</strong> estos dos me están proporcionando, disfruto de la<br />
erección de Eric. ¡Dios, me encanta!, hasta <strong>que</strong> segundos después se retira de mi boca y se<br />
corre sobre mi pecho.<br />
Björn está muy excitado por <strong>lo</strong> <strong>que</strong> ve, así <strong>que</strong> me agarra por las caderas y comienza<br />
a bombear dentro de mí con fuerza. ¡Oh, sí!<br />
Una..., dos..., tres..., cuatro..., cinco..., seis...<br />
Mis gemidos de placer salen descontrolados de mi boca mientras <strong>lo</strong>s dos hombres se<br />
hacen con mi cuerpo. Me poseen a su antojo, y yo accedo. Yo quiero. Yo me abro a el<strong>lo</strong>s,<br />
hasta <strong>que</strong> Björn se corre y yo con él. Eric, tan en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cido como nosotros, extiende por mis<br />
pechos el jugo de su excitación y veo en sus vidriosos ojos <strong>que</strong> disfruta del momento.<br />
Todos disfrutamos.<br />
La música va in crescendo, y nuestros cuerpos se acompasan. Eric me besa y yo<br />
gozo. Tras salir de mí, Björn mete su cabeza entre mis piernas y busca mi clítoris. Desea<br />
más. Lo aprieta entre sus labios y tira de él. Me retuerzo. Mueve la joya en mi ano. Grito.<br />
Su boca muerde la cara interna de mis mus<strong>lo</strong>s mientras Eric me masajea la cabeza y me<br />
mira. Ca<strong>lo</strong>r..., tengo ca<strong>lo</strong>r y creo <strong>que</strong> me voy a correr otra vez. Pero cuando estoy a punto<br />
de hacer<strong>lo</strong>, oigo decir a Eric:<br />
—Todavía no, pe<strong>que</strong>ña...Ven aquí.<br />
Se sienta en la cama, me coge de la mano y tira de mí. Me hace sentar a horcajadas<br />
sobre él y me penetra de nuevo. Quiero correrme. Necesito correrme. Como <strong>lo</strong>ca me muevo<br />
en busca de mi placer y, en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cida, grito:<br />
—No pares, Eric. Quiero más. Os quiero a <strong>lo</strong>s dos dentro.<br />
A través de las pestañas, veo <strong>que</strong> Eric asiente. Björn abre un cajón y saca lubricante.<br />
Eric, al verme tan en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cida, detiene sus penetraciones.<br />
—Escucha, amor, Björn va a poner lubricante para facilitar su entrada. —Asiento, y<br />
prosigue al ver mi mirada—: Tranquila..., nunca permitiría <strong>que</strong> nada te doliera. Si te duele,<br />
me avisas y paramos, ¿de acuerdo?<br />
Le digo <strong>que</strong> sí y me besa; me aprieto contra él y suspiro.<br />
Eric me acerca más a su cuerpo mientras su erección continúa proporcionándome<br />
placer. Björn, desde atrás, me da uno de sus azotes en el cu<strong>lo</strong>. Sonrío. Saca la joya de mi<br />
ano y siento <strong>que</strong> unta algo frío y húmedo mientras me susurra en el oído:<br />
—No sabes cuánto te deseo, Judith. No veía el momento de penetrar este bonito