02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Y por qué no me habías dicho <strong>que</strong> jugabas al ba<strong>lo</strong>ncesto?<br />

Eric me mira, me mira, me mira, y finalmente, murmura:<br />

—Por<strong>que</strong> nunca me <strong>lo</strong> has preguntado. Pero <strong>ahora</strong> estamos en Alemania, en mi<br />

terreno, y puede ser <strong>que</strong> te sorprendan muchas cosas de mí.<br />

Asiento como una boba. Creía conocer<strong>lo</strong> y de pronto me entero de <strong>que</strong> hace tiro<br />

olímpico, juega al ba<strong>lo</strong>ncesto y supuestamente me va a sorprender con más cosas. Sigo<br />

comiendo el delicioso desayuno. Volver a ver a su madre y conocer al pe<strong>que</strong>ño Flyn son<br />

situaciones <strong>que</strong> me ponen nerviosa, por <strong>lo</strong> <strong>que</strong> no puedo callar <strong>lo</strong> <strong>que</strong> pulula por mi cabeza.<br />

—Cuando dijiste <strong>que</strong> aquí no erais muy efusivos en <strong>lo</strong>s saludos, ¿significa también<br />

<strong>que</strong> tampoco habrá besos de buenos días?<br />

Noto <strong>que</strong> mi pregunta <strong>lo</strong> pilla por sorpresa, pero contesta mientras vuelve a abrir el<br />

periódico:<br />

—Habrá besos <strong>siempre</strong> <strong>que</strong> <strong>lo</strong>s dos <strong>que</strong>ramos.<br />

Vale..., me acaba de decir <strong>que</strong> <strong>ahora</strong> no le apetece a él. ¡Mierdaaaaaaaaaaa...! Me<br />

está dando a probar mi misma medicina y yo soy muy mala enferma.<br />

Sigo comiendo el plum-cake, pero mi cara debe de ser tal <strong>que</strong> suelta:<br />

—¿Alguna pregunta más?<br />

Niego con la cabeza, y él vuelve a dirigir la vista al periódico, pero con el rabil<strong>lo</strong> del<br />

ojo veo <strong>que</strong> las comisuras de sus labios se curvan. ¡Qué bribón!<br />

Cuando termino totalmente el riquísimo desayuno, se levanta y yo hago <strong>lo</strong> mismo.<br />

Vamos hasta la entrada y aquí, tras abrir un armario, sacamos nuestros abrigos. Eric me<br />

mira.<br />

—¿Qué pasa <strong>ahora</strong>? —le digo al ver su gesto.<br />

—Eso <strong>que</strong> llevas es poco abrigo. Esto no es España.<br />

Con mis manos toco mi abrigo negro de Desigual y aclaro:<br />

—Tranqui<strong>lo</strong>, abriga más de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> crees.<br />

Con el cejo fruncido, me sube el cuel<strong>lo</strong> del abrigo y, tras agarrarme de la mano,<br />

afirma mientras caminamos hacia el garaje por el interior de la casa:<br />

—Habrá <strong>que</strong> comprarte algo si no quiero <strong>que</strong> enfermes.<br />

Suspiro y no respondo. Tampoco voy a estar tanto tiempo aquí como para <strong>que</strong><br />

necesite comprarme nada. Una vez <strong>que</strong> subimos al Mitsubishi, Eric acciona un mando <strong>que</strong><br />

hay en el coche. La puerta del garaje se abre mientras la calefacción del vehícu<strong>lo</strong> caldea el<br />

ambiente en décimas de segundo. ¡Qué pasote el Mitsubishi!<br />

Suena la radio y sonrío al reconocer la música de Maroon 5. Eric conduce. Está<br />

serio; vamos, como <strong>siempre</strong>. Y, sin necesidad de <strong>que</strong> yo le pregunte, comienza a<br />

explicarme por dónde vamos pasando.<br />

Su casa, según me dice, está en el distrito de Trudering, un lugar bonito y donde a la<br />

luz del día veo <strong>que</strong> hay más viviendas como la de él alrededor. ¡Y menudas casas!, a cuál<br />

más impresionante. Al salir a una carretera me indica <strong>que</strong>, un poco más al sur, hay campos<br />

agrícolas y pe<strong>que</strong>ños bos<strong>que</strong>s. Eso me emociona. Tener la naturaleza cerca, como en Jerez,<br />

para mí es esencial.<br />

Por el camino pasamos por el distrito de Riem, hasta llegar a un elegante barrio<br />

llamado Bogenhausen. Aquí vive su madre. Tras recorrer calles flan<strong>que</strong>adas por chalets,<br />

nos paramos ante una verja oscura, y mis nervios se tensan. Conozco a Sonia y sé <strong>que</strong> es un<br />

amor, pero es la madre de Eric, y eso me pone muy nerviosa.<br />

Una vez <strong>que</strong> Eric aparca el coche en el interior de un bonito garaje, me mira y<br />

sonríe. Me va conociendo y sabe <strong>que</strong> cuando estoy tan callada es por<strong>que</strong> estoy tensa.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!