02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

26<br />

La vida con Iceman va viento en poca a pesar de nuestras discusiones. Nuestros<br />

encuentros a solas son <strong>lo</strong>cos, dulces y apasionados, y cuando visitamos a Björn, calientes y<br />

morbosos. Eric me entrega a su amigo, y yo acepto, gustosa. No hay ce<strong>lo</strong>s. No hay<br />

reproches. Só<strong>lo</strong> hay sexo, juego y morbo. Los tres hacemos un excepcional trío, y <strong>lo</strong><br />

sabemos; disfrutamos de nuestra sexualidad plenamente en cada encuentro. Nada es sucio.<br />

Nada es oscuro. Todo es <strong>lo</strong>camente sensual.<br />

Flyn es otro cantar. El pe<strong>que</strong>ño no me <strong>lo</strong> pone fácil. Cada día <strong>que</strong> pasa <strong>lo</strong> noto más<br />

reticente a ser amable conmigo y a nuestra felicidad. Eric y yo só<strong>lo</strong> discutimos por él. Él es<br />

la fuente de nuestras peleas, y el niño parece disfrutar.<br />

Ahora acompaño a Norbert alguna mañana al colegio. Lo <strong>que</strong> Flyn no sabe es <strong>que</strong><br />

cuando Norbert arranca el coche y se va, yo observo sin ser vista. No entiendo qué ocurre.<br />

No soy capaz de comprender por qué Flyn es el centro de las burlas de sus supuestos<br />

amigos. Lo vapulean, le empujan, y él no reacciona. Siempre acaba en el sue<strong>lo</strong>. He de<br />

poner remedio. Necesito <strong>que</strong> sonría, <strong>que</strong> tenga confianza en sí mismo, pero no sé cómo <strong>lo</strong><br />

voy a hacer.<br />

Una tarde, mientras estoy en mi habitación tarareando la canción Tanto de Pab<strong>lo</strong><br />

Alborán, observo a través de <strong>lo</strong>s cristales <strong>que</strong> vuelve a nevar. Nieva sobre <strong>lo</strong> nevado, y eso<br />

me alegra. ¡Qué bonita <strong>que</strong> es la nieve! Encantada con el<strong>lo</strong>, voy a la habitación de juegos<br />

donde Flyn hace deberes y abro la puerta.<br />

—¿Te apetece jugar en la nieve?<br />

El niño me mira y, con su habitual gesto serio, responde:<br />

—No.<br />

Tiene el labio partido. Eso me enfurece. Le cojo la barbilla y le pregunto:<br />

—¿Quién te ha hecho esto?<br />

El crío me mira y con mal genio responde:<br />

—A ti no te importa.<br />

Antes de contestar, decido callar. Cierro la puerta y voy en busca de Simona, <strong>que</strong><br />

está en la cocina preparando un caldo. Me acerco a ella.<br />

—Simona.<br />

La mujer, secándose las manos en el delantal, me mira.<br />

—Dígame, señorita.<br />

—¡Aisss, Simona, por Dios, <strong>que</strong> me llames por mi nombre, Judith!<br />

Simona sonríe.<br />

—Lo intento, señorita, pero es difícil acostumbrarme a el<strong>lo</strong>.<br />

Comprendo <strong>que</strong>, efectivamente, debe de ser muy difícil para ella.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!