02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Sí, preciosa. Tras echar a la jefa y, a <strong>lo</strong>s dos días, a su tonta hermana, tiraron de<br />

mí por<strong>que</strong> era el único <strong>que</strong> conocía el funcionamiento de este departamento. Y cuando vi<br />

<strong>que</strong> <strong>lo</strong>s tenía cogidos por <strong>lo</strong>s huevil<strong>lo</strong>s, les pedí el puesto y, por <strong>lo</strong> visto, el señor<br />

Zimmerman accedió.<br />

Eso me sorprende. Eric nunca me <strong>lo</strong> comentó. Pero feliz por Miguel, murmuro:<br />

—Dios, Miguel, no sabes cuánto me alegro. Estoy muy feliz por ti.<br />

Mi amigo me mira y, tras pasar su mano por mi cara, susurra:<br />

—No puedo decir <strong>lo</strong> mismo yo de ti. Sé <strong>que</strong> te marchaste a vivir a Múnich con<br />

Zimmerman. —Eso me vuelve a sorprender. No tiene por qué saber<strong>lo</strong> nadie, y me aclara—:<br />

Tranquila. Me encontré un día con tu hermana y me <strong>lo</strong> comentó. Nadie <strong>lo</strong> sabe. Pero ¿qué<br />

ha pasado? ¿Qué haces de nuevo aquí?<br />

Consciente de <strong>que</strong> tengo <strong>que</strong> dar una explicación, le comunico:<br />

—Hemos roto.<br />

—Lo siento, preciosa —dice con pesar.<br />

Me encojo de hombros.<br />

—No salió bien. El señor Zimmerman y yo somos demasiado diferentes.<br />

Miguel me mira y, ante <strong>lo</strong> <strong>que</strong> he dicho, opina:<br />

—Diferentes sois. Eso fijo. Pero ya sabes <strong>que</strong> <strong>lo</strong>s po<strong>lo</strong>s opuestos se atraen.<br />

Eso me hace reír. Es <strong>lo</strong> mismo <strong>que</strong> dijo mi padre.<br />

Diez minutos después estamos en la cafetería. Miguel ha avisado a mis <strong>lo</strong>cos<br />

amigos Raúl y Paco de mi regreso, y <strong>lo</strong>s cuatro, como hacíamos meses atrás, hablamos y<br />

nos contamos confidencias.<br />

Pasamos un buen rato en la cafetería, donde nos ponemos al día. Cuando ya estoy<br />

en el despacho de Miguel y éste me está entregando unos documentos, suenan unos<br />

golpecitos en la puerta. Miguel y yo miramos, y un mensajero con gorra roja pregunta:<br />

—Por favor, ¿la señorita Judith F<strong>lo</strong>res?<br />

Asiento y me <strong>que</strong>do parada cuando me entrega un ramo de f<strong>lo</strong>res multico<strong>lo</strong>res.<br />

Sonrío. Miro a Miguel, y éste dice, levantando <strong>lo</strong>s brazos:<br />

—Yo no he sido.<br />

Cuando abro la tarjetita, el corazón me da un vuelco al leer:<br />

Estimada señorita F<strong>lo</strong>res:<br />

Bienvenida a la empresa.<br />

Eric Zimmerman<br />

Cierro <strong>lo</strong>s ojos. Miguel se acerca a mí y tras leer por encima de mi hombro la<br />

tarjetita dice:<br />

—¡Vaya con el jefazo! Para haber roto con él, qué informado está de tu regreso.<br />

Mi estómago se contrae. El corazón me palpita en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cido. ¿Qué hace Eric?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!