Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
agarra por la cintura posesivamente.<br />
Divertida, le quito las manos de mi cintura.<br />
—Céntrate, cariño. En una cajita he metido cinco deseos y cinco castigos. Tú eliges<br />
uno, <strong>lo</strong> leo, y si no me concedes ese deseo, te impongo un castigo. —Eric ríe, y prosigo—:<br />
Y el tercer juego trata de <strong>que</strong> tú te dejes hacer. Por <strong>lo</strong> tanto, quietecito <strong>que</strong> yo te hago. ¿Qué<br />
te parece?<br />
—Perfecto —dice, alegre.<br />
—Genial. Si veo <strong>que</strong> no te estás quietecito, te ataré, ¿entendido?<br />
Eric suelta una carcajada y asiente.<br />
—Muy bien, señor Zimmerman, <strong>lo</strong> primero <strong>que</strong> voy a hacer es desnudar<strong>lo</strong>.<br />
Con mimo, le quito la camiseta blanca y el pantalón de algodón negro <strong>que</strong> lleva.<br />
Cuando le voy a quitar <strong>lo</strong>s calzoncil<strong>lo</strong>s, ¡guau!, ya está empalmado, y la boca se me reseca<br />
inmediatamente. Eric es tentador; muy, muy tentador. Sin decirle nada, enciendo la cámara<br />
de vídeo; quiero <strong>que</strong> luego se vea en <strong>lo</strong>s juegos. Estoy segura de <strong>que</strong> le gustará y le hará<br />
reír.<br />
Una vez <strong>que</strong> <strong>lo</strong> tengo desnudo, cojo una pluma <strong>que</strong> he encontrado en la cocina.<br />
Comienzo a pasársela por el cuerpo. Delicadamente le rozo el cuel<strong>lo</strong>, y luego bajo la pluma<br />
hasta <strong>lo</strong>s pezones, y éstos se ponen duros ante el contacto. Sonrío. La pluma continúa por<br />
sus abdominales, rodeo su ombligo, y cuando llego a su pene, un jadeo hueco sale de su<br />
boca. Continúo divirtiéndome y <strong>lo</strong>s minutos pasan mientras sigo moviendo la pluma por su<br />
maravil<strong>lo</strong>so cuerpo. Finalmente, coge mi mano.<br />
—Señorita F<strong>lo</strong>res, creo <strong>que</strong> he ganado. Ya han pasado más de dos minutos. No sea<br />
tramposa.<br />
Miro el re<strong>lo</strong>j y, sorprendida, me doy cuenta de <strong>que</strong> han pasado siete. ¡Cómo se me<br />
pasa el tiempo mientras disfruto de mi adicción! Sonrío y suelto la pluma.<br />
—Tiene razón, señor. ¿Qué desea <strong>que</strong> haga por usted?<br />
Con un dedo dice <strong>que</strong> me acer<strong>que</strong> a él. Sonrío y me agacho.<br />
—Quiero <strong>que</strong> te desnudes, del todo.<br />
Lo hago. Me quito el pijama y las bragas y, cuando estoy totalmente desnuda, le<br />
informo:<br />
—Deseo cumplido, señor.<br />
Sin <strong>que</strong> pueda verme a causa del antifaz, me busca con las manos, hasta <strong>que</strong> me<br />
encuentra. Su mano toca mi estómago y después sube lentamente hasta mi pecho. Lo rodea<br />
y aprieta un pezón con sus dedos.<br />
—Muy bien. Ya he cumplido su deseo. Pasemos al juego siguiente.<br />
—¿El de deseo o castigo? —pregunta.<br />
—¡Ajá!<br />
Cojo la cajita donde he metido varios papelitos y la pongo ante él. Tomo su mano y<br />
la introduzco en la caja.<br />
—Coge un deseo, y yo <strong>lo</strong> leeré.<br />
Eric hace <strong>lo</strong> <strong>que</strong> le pido. Suelto la caja e, inventándome <strong>lo</strong> <strong>que</strong> pone, digo:<br />
—Deseo una moto. ¿Le importa señor <strong>que</strong> me traiga la mía de España?<br />
Su gesto cambia.<br />
—Sí, me importa. No quiero <strong>que</strong> te mates.<br />
Eso me hace soltar una carcajada. Y como no quiero discutir con él, digo<br />
rápidamente:<br />
—Muy bien, señor Zimmerman. Como no va a satisfacer mi deseo, le toca coger un