Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Separándome de él, <strong>que</strong> se ha acercado más de la cuenta, pregunto:<br />
—¿Tiene fusibles?<br />
Vuelvo a darme cuenta de <strong>que</strong> no tiene ni idea de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> le pregunto y, divertida,<br />
insisto:<br />
—¿Sabe dónde tiene la caja de herramientas del coche?<br />
El guapo trajeado abre el portón trasero del vehícu<strong>lo</strong> y me entrega <strong>lo</strong> <strong>que</strong> le pido.<br />
Bajo su atenta mirada, busco el fusible del amperaje <strong>que</strong> necesito y, tras encontrar<strong>lo</strong>, <strong>lo</strong><br />
introduzco donde corresponde, y dos segundos después la luz delantera del coche vuelve a<br />
funcionar.<br />
La cara del tipo es increíble. Le acabo de dejar alucinado. Que una desconocida, una<br />
mujer, se le acer<strong>que</strong> y le arregle el coche en un pispás le ha dejado totalmente desco<strong>lo</strong>cado.<br />
Y acercándose a mí, dice:<br />
—Muchas gracias, señorita.<br />
—De nada —sonrío.<br />
Me mira con sus ojos claros y, tendiéndome la mano, dice:<br />
—Mi nombre es Leonard Guztle, ¿y usted es?<br />
Le doy la mano, y respondo:<br />
—Judith. Judith F<strong>lo</strong>res.<br />
—¿Española?<br />
—Sí —sonrío, encantada.<br />
—Me encantan <strong>lo</strong>s españoles, sus vinos y la tortilla de patatas.<br />
Asiento y suspiro. Éste, al menos, no ha dicho «¡olé!».<br />
—¿Puedo tutearla?<br />
—Por supuesto, Leonard.<br />
Durante unos segundos, siento <strong>que</strong> recorre con sus claros ojos mi cara, hasta <strong>que</strong><br />
pregunta:<br />
—Me gustaría invitarte a una copa. Después de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> has hecho por mí, es <strong>lo</strong><br />
mínimo <strong>que</strong> puedo hacer para agradecérte<strong>lo</strong>.<br />
¡Vaya!, ¿está ligando conmigo?<br />
Pero dispuesta a cortar eso de raíz, sonrío y respondo:<br />
—Gracias, pero no. Llevo algo de prisa.<br />
—¿Puedo llevarte donde me digas? —insiste.<br />
En ese momento, Susto da un ladrido y corre hacia un coche <strong>que</strong> se acerca a<br />
nosotros. Es Eric. Su mirada y la mía se cruzan, y ¡guau!, está serio. Para el coche, se baja<br />
y, acercándose a mí, murmura tras besarme y agarrarme por la cintura.<br />
—Estaba preocupado. Tardabas demasiado. —Después, mira al hombre, <strong>que</strong> nos<br />
observa, y dice, tendiéndole la mano—. ¡Hola, Leo!, ¿qué tal?<br />
¡Vaya, se conocen!<br />
Sorprendido por la presencia de Eric, el hombre nos mira y mi chico aclara:<br />
—Veo <strong>que</strong> has conocido a mi novia.<br />
Un silencio tenso toma el lugar, y yo no entiendo nada, hasta <strong>que</strong> Leonard, repuesto<br />
por encontrarse con Eric, asiente y da un paso atrás.<br />
—No sabía <strong>que</strong> Judith fuera tu novia. —Ambos cabecean, y Leonard prosigue—:<br />
Pero quiero <strong>que</strong> sepas <strong>que</strong> ella solita me acaba de arreglar el coche.<br />
—Venga, ya..., si só<strong>lo</strong> te he cambiado un fusible.<br />
Leonard sonríe, y murmura mientras toca con su dedo la congelada punta de mi<br />
nariz: