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Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

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¡Aisss, madre!, <strong>lo</strong> <strong>que</strong> les cuesta a <strong>lo</strong>s alemanes sonreír.<br />

Cuando llegamos a la planta presidencial, observo <strong>que</strong> no hay nadie. La oficina está<br />

completamente vacía. Tengo <strong>que</strong> ir al baño.<br />

—Eric, ¿dónde están <strong>lo</strong>s baños aquí?<br />

Señala a mi derecha y corro hacia el<strong>lo</strong>s, mientras él dice:<br />

—Te espero en mi despacho.<br />

Una vez <strong>que</strong> hago <strong>lo</strong> <strong>que</strong> tengo <strong>que</strong> hacer, me miro al espejo y me co<strong>lo</strong>co el pe<strong>lo</strong>.<br />

Mi aspecto es dulce y jovial. Vestida con a<strong>que</strong>l jersey rosa <strong>que</strong> me ha regalado mi padre y<br />

<strong>lo</strong>s va<strong>que</strong>ros parezco más joven de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> soy.<br />

Pienso en <strong>lo</strong> <strong>que</strong> Eric me ha dicho minutos antes. ¿Boda? ¿Realmente deberíamos<br />

casarnos?<br />

Sonrío, sonrío, sonrío.<br />

Con una esplendorosa sonrisa salgo del baño y me encamino hacia el despacho de<br />

Eric. Cuando abro la puerta me <strong>que</strong>do con la boca abierta y mi sonrisa desaparece al ver a<br />

Amanda frente a Eric ataviada con un sexy y sugerente vestido rojo. ¡Lagarta!<br />

Durante unos segundos, el<strong>lo</strong>s no me ven. Observo cómo se agacha hacia Eric<br />

mientras le enseña unos papeles. Sus pechos están demasiado cerca de él e intuyo <strong>que</strong> busca<br />

algo más <strong>que</strong> trabajo. Eric sonríe. Ella le toca el hombro, y él no dice nada. ¡Los mato!<br />

Sigo observándo<strong>lo</strong>s unos minutos. Hablan. Miran papeles. Al final, Amanda, con<br />

co<strong>que</strong>tería, se sienta en la mesa y cruza las piernas ante mi Iceman. Mis ce<strong>lo</strong>s son intensos.<br />

Demasiado intensos. Peligrosos. Cuando no puedo más cierro con fuerza la puerta del<br />

despacho, y ambos me miran.<br />

Mi cara ya no es la de la dulce jovencita del baño. Estoy por gritar como Shakira.<br />

¡Rabiosa! Lo <strong>que</strong> acabo de ver me subleva. Esa mujer y sus artimañas sacan <strong>lo</strong> peor de mí.<br />

La cara de sorpresa de Amanda <strong>lo</strong> dice todo. No me esperaba aquí. Con decisión y cierta<br />

chulería me acerco hasta donde el<strong>lo</strong>s están. Eric me mira. Tiene una ceja ar<strong>que</strong>ada.<br />

—Hombre, Amanda, ¡cuánto tiempo sin verte!<br />

Ella se baja de la mesa, se recompone el vestido y se aleja unos pasos de Eric. Se<br />

toca su cuidadísimo pe<strong>lo</strong> rubio, clava su impersonal mirada en mí y responde con una<br />

prefabricada sonrisa:<br />

—Querida Judith, qué alegría verte.<br />

¡Será mentirosa...!<br />

Se acerca para saludarme, pero yo prefiero las cosas claritas. La detengo y digo con<br />

voz de enfado:<br />

—Ni se te ocurra tocarme, ¿entendido?<br />

Eric se levanta. Prevé problemas, y antes de <strong>que</strong> abra la boca, digo señalándole:<br />

—Tú, cállate. Estoy hablando con Amanda. Después hablaré contigo.<br />

La mujer sonríe. Se siente bien ante el gesto de disgusto de Eric. Nos miramos con<br />

odio. Está claro <strong>que</strong> nunca seremos amigas. Soy consciente de <strong>que</strong> en ese momento<br />

nuestras pintas nada tienen <strong>que</strong> ver. Ella va vestida con un sexy y rojo vestido ceñido y<br />

unos taconazos de infarto, y yo voy con jersey rosita, va<strong>que</strong>ros y botas planas. Vamos...,<br />

imposible competir.<br />

Ella es consciente de esto. Lo sé por cómo me mira. Pero estoy dispuesta a dejar<br />

claro <strong>lo</strong> <strong>que</strong> pasa por mi cabeza, así <strong>que</strong> digo con seguridad:<br />

—No necesito ir vestida de fulana para volver <strong>lo</strong>co a un hombre. Empezando<br />

por<strong>que</strong> ya tengo pareja, <strong>que</strong>, mira por dónde, ¡qué casualidad!, es la misma a la <strong>que</strong> te<br />

estabas insinuando, ¡so perra!

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