Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Sí... —susurro como puedo.<br />
Sonríe. Me besa, y cuando abandona mi boca, pregunto, extasiada:<br />
—¿Puedo pedirte algo?<br />
Mi amor me retira el pe<strong>lo</strong> de la frente y asiente.<br />
—Lo <strong>que</strong> <strong>quieras</strong>.<br />
Aca<strong>lo</strong>rada, me levanto de la cama. Tumbo a Eric y, sentándome sobre él, murmuro:<br />
—Quiero <strong>que</strong> Jefrey te masturbe.<br />
Jefrey accede al segundo. Mi alemán no dice nada. Tumbado me mira. Su gesto me<br />
muestra <strong>que</strong> eso no le gusta, y entonces susurro antes de besar<strong>lo</strong>:<br />
—Soy tu mujer, ¿verdad? —Eric asiente—. Y tú eres mi marido, ¿verdad?<br />
Vuelve a asentir y con sensualidad le beso <strong>lo</strong>s labios.<br />
—Entrégate a mí y a mis fantasías, cariño. Só<strong>lo</strong> te masturbará. Te <strong>lo</strong> prometo.<br />
Veo <strong>que</strong> cierra <strong>lo</strong>s ojos. Piensa en mi proposición, y cuando <strong>lo</strong>s abre, asiente. Lo<br />
beso. Sé <strong>lo</strong> <strong>que</strong> supone eso para él y me agrada. Me siento a un lado, le toco <strong>lo</strong>s pezones y<br />
murmuro:<br />
—Jefrey, haz <strong>que</strong> disfrute mi marido.<br />
Sin dudar un segundo, Jefrey se arrodilla en la cama, coge el duro pene de Eric y <strong>lo</strong><br />
masajea. Lo mueve de arriba abajo, y Eric cierra <strong>lo</strong>s ojos. No quiere ver<strong>lo</strong>. La mujer se<br />
pone a mi lado y toca mis pechos. Le gusto y me <strong>lo</strong> hace saber mientras él sigue<br />
masturbando a mi amor. Le toca, tira de él, hasta <strong>que</strong> se mete la totalidad del pene en la<br />
boca. Eric se ar<strong>que</strong>a. Jadea. Gustosa de ver a<strong>que</strong>l<strong>lo</strong>, me acerco a su boca.<br />
—Abre las piernas, cariño.<br />
Me hace caso. Jefrey se acomoda entre las piernas de Eric para lamer, chupar y<br />
excitar al hombre al <strong>que</strong> amo. Indico a la mujer <strong>que</strong> me toca <strong>que</strong> le chupe <strong>lo</strong>s pezones. Lo<br />
hace y asiento, gozosa de controlar la situación. Me gusta ordenar, tanto como ser<br />
ordenada. Jefrey, con la boca ocupada, pasea sus manos libres por el trasero de mi amor, y<br />
éste se contrae. Disfruta con las caricias. Cierra <strong>lo</strong>s ojos, y yo exijo:<br />
—Mírame.<br />
Obedece. Clava su azulada mirada en mí mientras siento <strong>que</strong> el vel<strong>lo</strong> del cuerpo se<br />
le eriza ante <strong>lo</strong> <strong>que</strong> ese hombre le hace. Eric se ar<strong>que</strong>a. El placer rudo <strong>que</strong> le ocasiona<br />
Jefrey y <strong>que</strong> nunca había probado <strong>lo</strong> aviva. De pronto, soy consciente de <strong>que</strong> Eric tiene una<br />
de sus manos sobre la cabeza de Jefrey. Lo empuja a bajar sobre su pene. Quiere más.<br />
Sonrío. Mi amor jadea y, <strong>lo</strong>ca de excitación, hago <strong>que</strong> Jefrey se quite, me siento a<br />
horcajadas sobre él y me empa<strong>lo</strong>.<br />
Eric coge mis caderas y me aprieta contra él en busca de su <strong>lo</strong>co orgasmo, mientras<br />
Jefrey y la mujer nos observan. Cuando mi amor da un sórdido gemido, me aprieto contra<br />
él, y entonces, só<strong>lo</strong> entonces, se deja ir.<br />
Tumbada sobre él <strong>lo</strong> abrazo. Lo beso y pregunto:<br />
—¿Todo bien, cariño?<br />
Eric me mira. Cabecea y murmura:<br />
—Sí, pe<strong>que</strong>ña. Al final, <strong>lo</strong> has conseguido.<br />
Eso me hace reír. De pronto, la puerta se abre. Dexter entra con un hombre desnudo.<br />
Eric se levanta y se mete en la ducha mientras yo me <strong>que</strong>do sentada en la cama. La mujer<br />
<strong>que</strong> está a mi lado no se puede resistir y comienza a tocarme. El mexicano sonríe, se acerca<br />
a mí y me enseña la cadenita de <strong>lo</strong>s pezones. Sin necesidad de <strong>que</strong> me <strong>lo</strong> pida, acerco mis<br />
pechos a él y <strong>lo</strong>s pellizca con las pinzas. Luego, tira de las cadenas y murmura:<br />
—Diosa..., hazme disfrutar.