02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>que</strong> ¡me encanta! Durante unos minutos disfruto de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> veo mientras de forma<br />

involuntaria oigo decir a una de las mujeres <strong>que</strong> está sentada delante de mí:<br />

—Vaya, vaya... Hoy juega el hombre al <strong>que</strong> deseo en mi cama.<br />

—Y yo en la mía —salta otra.<br />

Todas se ríen, y yo con disimu<strong>lo</strong> también. Este tipo de comentarios entre mujeres de<br />

colegueo es de <strong>lo</strong> más normal. Todo es divertido y disfruto del momento, hasta <strong>que</strong> otra<br />

exclama:<br />

—¡Oh, Dios! Eric cada día está mejor. ¿Habéis visto sus piernas? —De nuevo,<br />

todas ríen, y la rubia idiota, por<strong>que</strong> no tiene otro nombre, añade—: Aún tengo el recuerdo<br />

de la noche <strong>que</strong> pasé con él. Fue co<strong>lo</strong>sal.<br />

La sangre se me espesa.<br />

Toc... Toc... Los ce<strong>lo</strong>s llaman a mi puerta.<br />

Pensar <strong>que</strong> Eric ha compartido noche y sexo con ésa no me hace ninguna gracia y,<br />

sobre todo, me pregunto si el encuentro ha tenido lugar hace poco.<br />

—Lora, pero si eso fue hace más de un año. ¿Cómo <strong>lo</strong> puedes recordar todavía?<br />

¡Uf!, estoy por aplaudir cuando escucho eso.<br />

Eric tuvo algo con ésa antes de conocerme a mí. Eso no se <strong>lo</strong> puedo reprochar. Yo<br />

también tuve mis cosas con otros hombres antes de estar con él.<br />

—Gina, só<strong>lo</strong> te diré <strong>que</strong> Eric es un hombre <strong>que</strong> deja huella —responde la tal Lora, y<br />

todas sonríen, yo incluida.<br />

Durante un rato oigo cómo las mujeres dejan al descubierto <strong>lo</strong> <strong>que</strong> piensan de todos<br />

y cada uno de <strong>lo</strong>s hombres <strong>que</strong> están en la pista calentando. Para todos tienen palabras<br />

estupendas, incluso para el marido de Gina. Cuando la tal Lora menciona a Andrés y<br />

después a Björn me per<strong>cat</strong>o de <strong>que</strong> le da igual uno <strong>que</strong> otro. Su manera de hablar de el<strong>lo</strong>s<br />

me permite deducir <strong>lo</strong> <strong>que</strong> busca: sexo.<br />

—Lora —ríe Gina—, si quieres repetir con Eric, só<strong>lo</strong> tienes <strong>que</strong> ganarte al chinito.<br />

Todas sabemos <strong>que</strong> ese monstruito es su debilidad.<br />

La tal Lora arruga la nariz al mirar a Flyn. Se retira su melenaza rubia y estirándose<br />

murmura:<br />

—Para <strong>lo</strong> <strong>que</strong> yo quiero a Eric, no necesito ganarme a nadie <strong>que</strong> no sea él.<br />

Mi indignación está por todo <strong>lo</strong> alto. Están hablando de mi chico y yo estoy aquí,<br />

escuchando <strong>lo</strong> <strong>que</strong> dicen. De repente, aparece Frida con el pe<strong>que</strong>ño Glen y se sienta a mi<br />

lado.<br />

—¡Hola, chicas! —saluda.<br />

Las cuatro mujeres miran hacia atrás y sonríen. Entre ellas se besu<strong>que</strong>an, hasta <strong>que</strong><br />

Frida decide incluirme en el grupo.<br />

—Chicas, os presento a Judith, la novia de Eric.<br />

La cara de las mujeres, en especial de la rubia de la melenaza, es todo un poema.<br />

¡Vaya sorpresa se ha llevado!<br />

Frida ha dicho <strong>que</strong> soy su novia, algo <strong>que</strong> le he prohibido a Eric mencionar, pero<br />

<strong>que</strong> en este momento quiero <strong>que</strong> <strong>que</strong>de muy claro ante éstas. ¡Soy su novia, y él es mío!<br />

Dispuesta a comenzar con buen pie con ellas, a pesar de <strong>lo</strong>s comentarios, decido<br />

hacerme la sorda y, encantada de la vida, las saludo. A partir de este instante, ninguna<br />

vuelve a mencionar a Eric.<br />

El partido comienza, y yo decido centrarme en mi chico. Lo veo correr de un lado a<br />

otro de la cancha, y eso me emociona. Pero el ba<strong>lo</strong>ncesto no es <strong>lo</strong> mío. Entiendo <strong>lo</strong> justo, y<br />

Frida me pone al día. Andrés juega de base y Eric, de alero, y rápidamente soy consciente

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!