Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
cariño, y sin ti, nada de nuestro juego es válido por<strong>que</strong> a mí no me vale. —Eric gime, y yo<br />
añado—: Vamos, haz<strong>lo</strong>. Juega conmigo.<br />
Me bajo de su cuerpo y me tumbo a su lado. Tiro de su mano y la co<strong>lo</strong>co sobre mí.<br />
A tientas, me toca; su boca, desesperada, pasea por mi cuerpo, por mi cuel<strong>lo</strong>, mis pezones,<br />
mi ombligo, mi monte de Venus, y le guío hasta dejar<strong>lo</strong> justo entre mis piernas. Sin<br />
necesidad de <strong>que</strong> me <strong>lo</strong> pida, las abro para él.<br />
—¿Más abiertas? —pregunto.<br />
Eric me toca.<br />
—Sí.<br />
Sonrío, y me abro más.<br />
En décimas de segundo me devora. Su lengua entra y busca mi clítoris. Juega con<br />
él. Tira de él con <strong>lo</strong>s labios, y cuando <strong>lo</strong> tiene hinchado, da to<strong>que</strong>citos <strong>que</strong> me hacen gritar y<br />
ar<strong>que</strong>arme, en<strong>lo</strong><strong>que</strong>cida. Me muevo. Jadeo. Él mueve mi joya anal al mismo tiempo <strong>que</strong><br />
tira de mi clítoris, y yo me vuelvo <strong>lo</strong>ca. Con fogosidad me agarra con sus manos <strong>lo</strong>s mus<strong>lo</strong>s<br />
y me menea a su antojo sobre su boca mientras yo, con mi mano, le toco el pe<strong>lo</strong> y<br />
murmuro, gustosa:<br />
—No necesitas ver para darme placer. Para hacerme feliz. Para volverme <strong>lo</strong>ca.<br />
Así..., cariño..., así.<br />
Durante unos minutos, mi <strong>lo</strong>co amor prosigue con su asolador ata<strong>que</strong>.<br />
Ca<strong>lo</strong>r..., ca<strong>lo</strong>r..., tengo mucho ca<strong>lo</strong>r, y él me <strong>lo</strong> provoca.<br />
En la oscuridad de la habitación, yo <strong>lo</strong> observo. Con movimientos elegantes y<br />
felinos se mueve como un tigre sobre mí, devorando a su presa. Él a mí no me puede ver.<br />
La oscuridad y la media <strong>que</strong> le he puesto alrededor de <strong>lo</strong>s ojos se <strong>lo</strong> impiden. Su respiración<br />
se acelera. Su boca busca la mía y me besa. Instantes después, y sin hablar, con una de sus<br />
manos, coge su erección mientras con la otra toca la humedad de mi vagina.<br />
—Estoy empapada por ti, cariño —le susurro al oído—. Só<strong>lo</strong> por ti.<br />
Con desespero, guía su dura erección por mi hendidura, hasta <strong>que</strong> con un certero<br />
movimiento se introduce en mí. Los dos jadeamos. Eric me agarra, se aprieta contra mí<br />
mientras menea sus caderas y yo apenas me puedo mover. Su peso me inmoviliza. Me<br />
chupa el cuel<strong>lo</strong>. Yo a él le muerdo el hombro.<br />
—Aun<strong>que</strong> algún día no me veas, seguirás poseyéndome con pasión, con fuerza y<br />
con vitalidad, y yo te recibiré <strong>siempre</strong>, por<strong>que</strong> soy tuya. Tú eres mi fantasía. Yo soy la tuya.<br />
Y juntos, disfrutaremos <strong>ahora</strong> y <strong>siempre</strong>, cariño.<br />
Eric no habla. Só<strong>lo</strong> se deja llevar por el momento. Y, cuando <strong>lo</strong>s dos llegamos al<br />
clímax, me abraza y afirma:<br />
—Sí, cariño. Ahora y <strong>siempre</strong>.