Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
So<strong>lo</strong>s...<br />
Excitados...<br />
Y con ganas de jugar.<br />
Me siento a horcajadas sobre él. Su pene está duro ante mi contacto e insinuaciones<br />
y dispuesto a darme <strong>lo</strong> <strong>que</strong> quiero y necesito. Sus manos pasean por mis piernas, lenta y<br />
pausadamente, y se paran en mis mus<strong>lo</strong>s.<br />
—Todavía no me creo <strong>que</strong> estés aquí, pe<strong>que</strong>ña.<br />
—Tócame y crée<strong>lo</strong> —<strong>lo</strong> invito, mirándo<strong>lo</strong> a <strong>lo</strong>s ojos.<br />
La excitación sube segundo a segundo y decido quitarle la sudadera.<br />
Desnudo de cintura para arriba, a mi merced y con una sonrisa triunfal en mi boca,<br />
poso mis manos en su estómago y lentamente las subo hacia su pecho. En el camino, me<br />
agacho y su boca va a mi encuentro. Nos besamos. Sus manos cogen las mías.<br />
—Eric..., me pones como una moto.<br />
Él sonríe. Yo sonrío.<br />
—¿Quieres <strong>que</strong> te muestre cómo me pones tú a mí? —me pregunta hambriento y<br />
jadeante.<br />
—Sí.<br />
Eric asiente, agarra <strong>lo</strong>s calzoncil<strong>lo</strong>s <strong>que</strong> llevo puestos y, sin preámbu<strong>lo</strong>s, me <strong>lo</strong>s<br />
quita. Después, hace <strong>lo</strong> propio con la sudadera y me <strong>que</strong>do totalmente desnuda sobre él. Sus<br />
manos van directas a mis pechos y susurra atrayéndome hacia él:<br />
—Dáme<strong>lo</strong>s.<br />
Excitada, me agacho. Le ofrezco mi cuerpo, mis pechos. Él <strong>lo</strong>s besa con delicadeza,<br />
y luego se mete primero un pezón en la boca y, tras endurecer<strong>lo</strong>, se dedica a hacer <strong>lo</strong> mismo<br />
con el otro, mientras sus manos me aprietan contra él para <strong>que</strong> no me retire. Durante unos<br />
minutos disfruto de sus afrodisíacas caricias. Son co<strong>lo</strong>sales, calientes y morbosas, hasta <strong>que</strong><br />
con sus fuertes manos me hace moverme, se desliza por debajo de mí y <strong>que</strong>do sentada<br />
sobre su boca.<br />
Mi estómago se encoge al sentir el ca<strong>lo</strong>r de su aliento en el centro de mi deseo. ¡Oh,<br />
sí! Me agarra con sus fuertes manos por la cintura y só<strong>lo</strong> puedo escuchar mientras me<br />
deshago:<br />
—Voy a saborearte. Relájate y disfruta.<br />
Sentada sobre su boca, Eric cumple <strong>lo</strong> <strong>que</strong> promete y me hace disfrutar. Su ávida<br />
lengua, deseosa de mí, busca mi centro del placer como un exquisito manjar y me arranca<br />
gemidos incontrolados mientras yo cierro <strong>lo</strong>s ojos y me carbonizo segundo a segundo. Una<br />
y otra vez, con sus to<strong>que</strong>s de lengua en mi ya inflamado clítoris, me lleva hasta el borde del<br />
clímax, pero no deja <strong>que</strong> culmine. Eso me vuelve <strong>lo</strong>ca y quiero protestar.<br />
Imágenes morbosas pasean por mi mente mientras el hombre <strong>que</strong> me en<strong>lo</strong><strong>que</strong>ce<br />
toma de mí todo <strong>lo</strong> <strong>que</strong> quiere, y yo se <strong>lo</strong> doy deseosa de más. Estar so<strong>lo</strong>s, en su despacho,<br />
ante la chimenea y desnudos es delicioso y placentero. Pero inexplicablemente una vocecita<br />
en mi cabeza susurra muy bajito <strong>que</strong> si fuéramos tres todo sería más morboso.<br />
Alucinada, abro <strong>lo</strong>s ojos. ¿Qué hago pensando yo así? Eric ha conseguido meterme<br />
totalmente en su juego y <strong>ahora</strong> soy yo la <strong>que</strong> fantaseo con el<strong>lo</strong>.<br />
Suelto un gemido de placer mientras me siento perversa. Muy perversa. Y<br />
dejándome llevar por mis fantasías, digo:<br />
—Quiero jugar, Eric..., jugar contigo a todo <strong>lo</strong> <strong>que</strong> <strong>quieras</strong>.<br />
Sé <strong>que</strong> me escucha. Su azotito en mi trasero me <strong>lo</strong> confirma. Su boca se pasea por<br />
mis labios vaginales, sus dientes me mordis<strong>que</strong>an arrancándome oleadas de placer y, por