02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

36<br />

A la mañana siguiente, cuando bajo a la cocina, están sentadas a la mesa Marta, Eric<br />

y Sonia. Discuten. Cuando yo entro, se callan, y eso me hace sentir fatal.<br />

Simona, con cariño, me prepara una taza de café. Con su mirada me pide<br />

tranquilidad. Conoce a Eric y sabe <strong>que</strong> está furioso, y me conoce a mí. Cuando me siento a<br />

la mesa miro a Eric y pregunto:<br />

—¿Cómo está Flyn?<br />

Con una mirada dura <strong>que</strong> no me gusta, sisea:<br />

—Gracias a ti, do<strong>lo</strong>rido.<br />

Sonia mira a su hijo y gruñe:<br />

—¡Maldita sea, Eric!, no es culpa de Judith. ¿Por qué te empeñas en culpabilizarla?<br />

—Por<strong>que</strong> ella sabía <strong>que</strong> no debía enseñarle a utilizar el skate. Por eso la culpabilizo<br />

—responde, furioso.<br />

Me tiemblan las piernas. No sé qué decir.<br />

—Pero ¿tú eres tonto o te <strong>lo</strong> haces? —interviene Marta.<br />

—Marta... —sisea Eric.<br />

—¿Qué es eso de <strong>que</strong> ella no debía? Pero ¿no ves <strong>que</strong> el niño ha cambiado gracias a<br />

ella? ¿No ves <strong>que</strong> Flyn ya no es el niño introvertido <strong>que</strong> era antes de <strong>que</strong> ella llegara? —<br />

Eric no responde, y Marta continúa—: Deberías darle las gracias por ver a Flyn sonreír y<br />

comportarse como un crío de su edad. Por<strong>que</strong>, ¿sabes, hermanito?, <strong>lo</strong>s críos se caen, pero se<br />

levantan y aprenden, algo <strong>que</strong> por <strong>lo</strong> visto tú todavía no has aprendido.<br />

No responde. Se levanta y sin mirarme se marcha de la cocina. Mi corazón se<br />

encoge, pero tras echar una mirada a las tres mujeres <strong>que</strong> me observan, murmuro:<br />

—Tranquilas, hablaré con él.<br />

—Dale un pescozón. Es <strong>lo</strong> <strong>que</strong> se merece —sisea Marta.<br />

Sonia me mira, toca mi mano y murmura:<br />

—No te culpabilices de nada, tesoro. Tú no tienes la culpa de nada. Ni siquiera de<br />

tener la moto de Hannah y salir con Jurgen y sus amigos.<br />

—Tenía <strong>que</strong> habérse<strong>lo</strong> dicho —declaro.<br />

—Sí, claro, ¡como si fuera tan fácil decirle algo a don Gruñón! —protesta Marta—.<br />

Demasiada paciencia tienes con él. Mucho le tienes <strong>que</strong> <strong>que</strong>rer por<strong>que</strong>, si no, es<br />

incomprensible <strong>que</strong> <strong>lo</strong> soportes. Yo <strong>lo</strong> quiero, es mi hermano, pero te aseguro <strong>que</strong> no <strong>lo</strong><br />

soporto.<br />

—Marta... —susurra Sonia—, no seas tan dura con Eric.<br />

Se levanta y se enciende un cigarril<strong>lo</strong>. Yo le pido otro. Necesito fumar.<br />

Cuando salgo de la cocina veinte minutos después, me acerco hasta la puerta del

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!