Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
En este instante, Simona le entrega a Flyn una pe<strong>que</strong>ña caja. El niño la abre y grita<br />
con entusiasmo al encontrarse un nuevo juego de la Wii. Encantada con su felicidad,<br />
aun<strong>que</strong> sea por otro jueguecito <strong>que</strong> <strong>lo</strong> mantendrá enganchado a la televisión, le doy a<br />
Simona y Norbert mis rega<strong>lo</strong>s. Son una cha<strong>que</strong>ta de lana para ella y un juego de guantes y<br />
bufanda para él. Ambos <strong>lo</strong>s miran con gozo y no paran de agradecérme<strong>lo</strong> mientras se<br />
disculpan por no tener ningún rega<strong>lo</strong> para mí. ¡Pobres, qué mal rato están pasando!<br />
Continúo sacando pa<strong>que</strong>tes de mi enorme bolsa. Le entrego a Eric uno, y varios a<br />
Flyn. Eric rápidamente abre el suyo y sonríe al ver la bufanda azu<strong>lo</strong>na <strong>que</strong> le he comprado<br />
y la camisa de Armani. ¡Le encanta! Flyn nos observa con sus pa<strong>que</strong>tes en la mano.<br />
Dispuesta a firmar la pipa de la paz con el niño, <strong>lo</strong> miro con cariño.<br />
—Vamos, cie<strong>lo</strong> —<strong>lo</strong> animo—. Ábre<strong>lo</strong>s. ¡Espero <strong>que</strong> te gusten!<br />
Durante unos instantes, el niño contempla <strong>lo</strong>s pa<strong>que</strong>tes y la caja <strong>que</strong> he dejado ante<br />
él. Se centra en la enorme caja envuelta en papel rojo. Me mira a mí y a la caja<br />
alternativamente, pero no la toca.<br />
—Te prometo <strong>que</strong> no muerde —suelto al final en tono cómico.<br />
Rece<strong>lo</strong>so como <strong>siempre</strong>, Flyn coge la caja. Simona y Norbert <strong>lo</strong> alientan a <strong>que</strong> la<br />
abra. Durante unos segundos la re<strong>que</strong>temira como si no supiera qué hacer con ella.<br />
—Rompe el papel. Vamos, tira de él —le digo.<br />
Inmediatamente hace <strong>lo</strong> <strong>que</strong> le pido y comienza a desenvolver el rega<strong>lo</strong> ante la<br />
sonrisa de Eric y la mía. Una vez <strong>que</strong> le quita el bonito papel, la caja está cerrada.<br />
—Vamos, ¡ábrela!<br />
Cuando el crío abre la caja y ve <strong>lo</strong> <strong>que</strong> hay en ella, de su boca sale un «¡Oh!».<br />
Sí, sí, sí... ¡Le ha gustado!<br />
Lo sé. Se le nota.<br />
Yo sonrío triunfal y miro a Eric. Pero su gesto ha cambiado. Ya no sonríe. Simona y<br />
Norbert tampoco. Todos miran el skateboard verde con gesto serio.<br />
—¿Qué ocurre? —pregunto.<br />
Eric le quita al niño el skate de las manos y <strong>lo</strong> mete en la caja.<br />
—Jud, devuelve esto.<br />
Al momento recuerdo <strong>lo</strong> <strong>que</strong> Marta me dijo. ¡Problemas! Pero me niego a <strong>que</strong>rer<br />
entender nada y replico:<br />
—¿Que <strong>lo</strong> devuelva? ¿Por qué?<br />
Ninguno contesta. Saco de nuevo el skate verde de la caja y se <strong>lo</strong> enseño a Flyn.<br />
—¿No te gusta?<br />
El crío, por primera vez desde <strong>que</strong> <strong>lo</strong> conozco, me mira expectante. Ese rega<strong>lo</strong> <strong>lo</strong> ha<br />
impresionado. Sé <strong>que</strong> el skate le ha gustado. Me <strong>lo</strong> dicen sus ojos, pero soy consciente de<br />
<strong>que</strong> no quiere decir nada ante el gesto duro de Eric. Dispuesta a batallar, dejo el skate a un<br />
lado e insto a <strong>que</strong> el niño abra <strong>lo</strong>s otros rega<strong>lo</strong>s. Tras abrir<strong>lo</strong>s, tiene ante él un casco, unas<br />
rodilleras y las coderas. Después, cojo de nuevo el skate y me dirijo a mi Iceman:<br />
—¿Qué le ocurre al skate?<br />
Eric, sin mirar <strong>lo</strong> <strong>que</strong> tengo en las manos, dice:<br />
—Es peligroso. Flyn no sabe utilizar<strong>lo</strong> y, más <strong>que</strong> pasar<strong>lo</strong> bien con él, <strong>lo</strong> <strong>que</strong> se hará<br />
será daño.<br />
Norbert y Simona asienten con la cabeza, pero yo, incapaz de dar mi brazo a torcer,<br />
insisto:<br />
—He comprado todos <strong>lo</strong>s accesorios para <strong>que</strong> el daño sea mínimo mientras aprende.<br />
No te agobies, Eric. Ya verás cómo en cuatro días <strong>lo</strong> domina.