02.12.2014 Views

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

Pideme-lo-que-quieras-ahora-y-siempre-Megan-Maxwellcrispetes.cat_

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

20<br />

Con la tensión a tropecientos mil, me bebo una cerveza ante la cara seria de Marta.<br />

Por mis palabras y mi enfado, se hace una idea de <strong>lo</strong> <strong>que</strong> ha pasado.<br />

—Tranquila, Jud. Ya verás como cuando regreses todo está más tranqui<strong>lo</strong>.<br />

—¡Oh, claro..., claro <strong>que</strong> estará más tranqui<strong>lo</strong>! No pienso dirigirles la palabra a<br />

ninguno de <strong>lo</strong>s dos. Son tal para cual. Pitufo gruñón y pitufo enfadica. Si uno es cabezón, el<br />

otro <strong>lo</strong> es aún más. Pero por Dios, ¿cómo puede tu hermano darle un che<strong>que</strong> de rega<strong>lo</strong> de<br />

Navidad a un niño de nueve años? ¿Y cómo puede un niño de nueve años ser un viejo<br />

prematuro?<br />

—El<strong>lo</strong>s son así —se mofa Marta.<br />

Entonces, le suena el móvil. Habla con alguien y cuando cuelga dice:<br />

—Era mamá. Me ha comentado <strong>que</strong> mi primo Jurgen la ha llamado y le ha dicho<br />

<strong>que</strong> hoy tiene una carrera de motocross no muy lejos de aquí, por si te <strong>lo</strong> <strong>que</strong>ría decir a ti.<br />

¿Quieres <strong>que</strong> vayamos?<br />

—Por supuesto —asiento, interesada.<br />

Tres cuartos de hora después, en medio de un descampado nevado, estamos<br />

rodeadas de motos de motocross. Yo tengo las revoluciones a mil. Deseo saltar, brincar y<br />

correr, pero Marta me frena. Animada, veo la carrera. Aplaudo como una <strong>lo</strong>ca, y cuando<br />

acaba, nos acercamos a saludar a Jurgen. El joven, al verme, me recibe encantado.<br />

—He llamado a la tía Sonia por<strong>que</strong> no tenía tu teléfono. No <strong>que</strong>ría llamar a casa de<br />

Eric. Sé <strong>que</strong> este deporte no le gusta.<br />

Yo asiento. Le entiendo, y le doy mi móvil. Él me da el suyo. Después, miro la<br />

moto.<br />

—¿Qué tal se conduce con las ruedas llenas de clavos?<br />

Jurgen no <strong>lo</strong> piensa. Me entrega el casco.<br />

—Compruéba<strong>lo</strong> tú misma.<br />

Marta se niega. Le preocupa <strong>que</strong> me pase algo, pero yo insisto. Me pongo el casco<br />

de Jurgen y arranco la moto.<br />

¡Guau! Adrenalina a mil.<br />

Feliz, salgo a la helada pista, me doy una vuelta con la moto y me sorprendo<br />

gratamente al notar el agarre de las ruedas con clavos a la nieve. Pero no me desfogo. No<br />

voy con las protecciones necesarias y sé <strong>que</strong> si me caigo me haré daño. Una vez <strong>que</strong><br />

regreso al lado de Marta, ésta respira y, cuando le doy a Jurgen el casco, murmuro:<br />

—Gracias. Ha sido una pasada.<br />

Jurgen me presenta a varios corredores, y todos el<strong>lo</strong>s me miran sorprendidos.<br />

Rápidamente todos dicen eso de «olé, toros y sangría» al saber <strong>que</strong> soy española. Pero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!