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EL PUEBLO Y EL TERRITORIO KANDOZI<br />
69<br />
febrero de 1653. Se trata de la celebre rebelión de los Maynas contra los Españoles.<br />
La reputación de pueblo guerrero que los Kandozi tienen, tanto entre los<br />
grupos indígenas vecinos como entre la población mestiza en general, se empieza<br />
a forjar probablemente en aquellos tiempos. Los diferentes frentes extractivos<br />
que han ido pasando por la región desde entonces han suscitado casi invariablemente<br />
revueltas y sublevaciones. Tanto en la época colonial con el lavado de oro<br />
en el Marañón, como durante el periodo de extracción del caucho y, a partir de<br />
los años 60 del siglo pasado, con la penetración de la industria maderera, pesquera<br />
y petrolera en la zona, sucede que, después de un periodo de colaboración e<br />
intentos de negociación estallan irremediablemente las hostilidades. Hasta muy<br />
recientemente los Kandozi se han enfrentado con el ejército con bajas que lamentar<br />
de las dos partes. Hoy en día una conciencia de soberanía persiste y la ley<br />
consuetudinaria rige de forma predominante en su territorio con escasa ingerencia<br />
exterior.<br />
Las epidemias y las expediciones de caza de esclavos obligaron en el siglo<br />
XVII a los Maynas a replegarse a las fronteras del territorio kandozi actual. En<br />
estos años este etnónimo desaparece de las fuentes con lo que mucho tiempo se<br />
ha pensado que los Maynas fueron exterminados, aunque podría ser que se tratase<br />
de los propios Kandozi simplemente replegados más al norte. Lo que sí es<br />
cierto es que estas presiones redujeron seriamente el contingente demográfico de<br />
todos los grupos de la región. Las pérdidas de población afectaron sobre todo la<br />
parte meridional del territorio, hecho por otro lado constante desde el primer<br />
contacto con la colonización. La razón es de índole geográfico. El Marañón y el<br />
Pastaza son vías de transporte de gran interés estratégico para la economía tanto<br />
colonial como republicana. Los primeros asentamientos de colonos así como las<br />
primeras misiones evangelizadoras se instalan en las orillas de estos ríos navegables<br />
reduciendo progresivamente a la población autóctona. La mayor fertilidad<br />
de la tierra en estas zonas, como se mencionaba, influyó en el mismo sentido. A<br />
diferencia de los otros grupos jívaro, protegidos de las incursiones externas por<br />
una geografía más montañosa y por unos ríos menos o nada navegables, los Kandozi<br />
se encontraban expuestos al contacto. La erosión de la población meridional<br />
del territorio ha incitado sin duda a los Kandozi septentrionales a desplazarse<br />
hacia el sur, puesto que ellos mismos estaban acosados por los Achuar y los Shuar<br />
por el norte; estos últimos a su vez presionados desde el norte por el frente de<br />
colonización de los Andes ecuatorianos. Un desplazamiento hacia el sur, lento<br />
pero constante, de la frontera entre Jívaro y Kandozi ha ido produciéndose a lo<br />
largo de la época colonial persistiendo durante el siglo XIX de forma muy evidente.<br />
Sin embargo la situación empieza a estabilizarse a partir del siglo XVIII y sólo<br />
los tres decenios de la época del caucho, intensa pero efímera, vinieron a perturbar<br />
la región. Una cierta recomposición tanto demográfica como cultural parece<br />
haberse dado aprovechando esta calma relativa. Por otro lado, la fama de “indios