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Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista - aespat

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Los guiones y los proyectos <strong>de</strong> vida en algunos cuentos <strong>de</strong> los Hermanos Grimm y <strong>de</strong> An<strong>de</strong>rsen 61ceptiva, porque busca continuamente lacompañía <strong>de</strong> la princesa, como paso obligadopara recobrar su ser verda<strong>de</strong>ro. Espersistente, pues sabe que su necesidad<strong>de</strong> estructura no coinci<strong>de</strong> con la necesidad<strong>de</strong> reconocimiento <strong>de</strong> la princesa, que lahace ser arrogante.En aquellos remotos tiempos, en quebastaba <strong>de</strong>sear una cosa para tenerla, vivíaun rey que tenía unas hijas lindísimas,especialmente la menor, la cual era tanhermosa que hasta el sol, que tantas cosashabía visto, se maravillaba cada vez quesus rayos se posaban en el rostro <strong>de</strong> lamuchacha. Junto al palacio real se extendíaun bosque gran<strong>de</strong> y oscuro, y en él,bajo un viejo tilo, fluía un manantial. En lashoras <strong>de</strong> más calor, la princesita solía ir albosque y sentarse a la orilla <strong>de</strong> la fuente.Cuando se aburría, se ponía a jugar conuna pelota <strong>de</strong> oro, arrojándola al aire y recogiéndola,con la mano, al caer; era su juguetefavorito.Ocurrió una vez que la pelota, en lugar<strong>de</strong> caer en la manita que la niña tenía levantada,lo hizo en el suelo y, rodando, fuea parar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l agua. La princesita la siguiócon la mirada, pero la pelota <strong>de</strong>sapareció,pues el manantial era tan profundo, tanprofundo, que no se podía ver su fondo. Laniña se echó a llorar; y lo hacía cada vezmás fuerte, sin po<strong>de</strong>r consolarse, cuando,en medio <strong>de</strong> sus lamentaciones, oyó unavoz que <strong>de</strong>cía: “¿Qué te ocurre, princesita?¡Lloras como para ablandar las piedras!” Laniña miró en torno suyo, buscando la proce<strong>de</strong>ncia<strong>de</strong> aquella voz, y <strong>de</strong>scubrió una ranaque asomaba su gruesa y fea cabezota porla superficie <strong>de</strong>l agua. “¡Ah!, ¿eres tú, viejochapoteador?” dijo, “pues lloro por mi pelota<strong>de</strong> oro, que se me cayó en la fuente.” -“Cálmate y no llores más,” replicó la rana,“yo puedo arreglarlo. Pero, ¿qué me darássi te <strong>de</strong>vuelvo tu juguete?” –“Lo que quieras,mi buena rana,” respondió la niña, “misvestidos, mis perlas y piedras preciosas;hasta la corona <strong>de</strong> oro que llevo.” Mas larana contestó: “No me interesan tus vestidos,ni tus perlas y piedras preciosas, ni tucorona <strong>de</strong> oro; pero si estás dispuesta aquererme, si me aceptas por tu amiga ycompañera <strong>de</strong> juegos; si <strong>de</strong>jas que me sientea la mesa a tu lado y coma <strong>de</strong> tu platito<strong>de</strong> oro y beba <strong>de</strong> tu vasito y duerma en tucamita; si me prometes todo esto, bajaré alfondo y te traeré la pelota <strong>de</strong> oro.” – “¡Oh,sí!” exclamó ella, “te prometo cuanto quierascon tal que me <strong>de</strong>vuelvas la pelota.”Mas pensaba para sus a<strong>de</strong>ntros: ¡Qué tonteríasse le ocurren a este animalejo! Tieneque estarse en el agua con sus semejantes,croa que te croa. ¿Cómo pue<strong>de</strong> ser compañera<strong>de</strong> las personas?Una vez que logra cerrar un trato con laprincesa le va pidiendo: a) que la lleve consigosin correr tanto; b) que le abra la puerta<strong>de</strong>l palacio; c) que le suba a su silla; d)un plato <strong>de</strong> oro para comer las dos juntas;e) dormir con ella.Entonces, la princesa estampa a la ranacontra la pared.Pero en cuanto la rana cayó al suelo,<strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser rana, y se convirtió en un príncipe,un apuesto príncipe <strong>de</strong> bellos ojos ydulce mirada. Y el Rey lo aceptó comocompañero y esposo <strong>de</strong> su hija. Le contóentonces que una bruja malvada lo habíaencantado, y que nadie sino ella podía <strong>de</strong>sencantarloy sacarlo <strong>de</strong> la charca; le dijoque al día siguiente se marcharían a su reino.Se durmieron, y a la mañana, al <strong>de</strong>spertarlosel sol, llegó una carroza tirada porocho caballos blancos, adornados con penachos<strong>de</strong> blancas plumas <strong>de</strong> avestruz yca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> oro.CONCLUSIÓNAlgunos cuentos <strong>de</strong> los HermanosGrimm y <strong>de</strong> An<strong>de</strong>rsen valen para ilustrarlos diferentes elementos <strong>de</strong>l Aparato <strong>de</strong>lGuión <strong>de</strong> Eric Berne y <strong>de</strong> la Matriz <strong>de</strong>lGuión <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> Steiner. También, paramostrar cómo algunos personajes sabentrazarse un Proyecto <strong>de</strong> Vida que corrigesu situación <strong>de</strong>sfavorable, a veces extremadamentecrítica, como si se encontraran“entre el suelo y el estribo”. Son personajesque pue<strong>de</strong>n servir como ejemplos <strong>de</strong>cómo cambiar el curso vital <strong>de</strong>structivopara convertirlo en algo beneficioso para síy para los <strong>de</strong>más.<strong>Revista</strong> <strong>de</strong> Análisis <strong>Transaccional</strong> y Psicología <strong>Humanista</strong>, Nº 58, Año 2008

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