07.05.2013 Views

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hay también otro motivo –sin duda, el más importante– por el que los <strong>católico</strong>s piensan que la<br />

muerte es buena para nosotros: el hecho <strong>de</strong> que la muerte nos brinda la oport<strong>un</strong>idad <strong>de</strong><br />

configurar <strong>de</strong> la manera más radical nuestra existencia según la existencia <strong>de</strong> Cristo. No se<br />

trata <strong>de</strong> ofrecer el propio yo en el lecho <strong>de</strong> muerte, para que se <strong>un</strong>a con Cristo, a pesar <strong>de</strong> que<br />

cuando rezamos para tener <strong>un</strong>a «buena muerte», es eso precisamente lo que pedimos.<br />

Nuestra muerte no es <strong>un</strong>a realidad que tenga que estar siempre presente en nuestra vida<br />

como <strong>un</strong>a realidad morbosa, sino como <strong>un</strong> elemento <strong>de</strong> nuestra plegaria. Conscientes <strong>de</strong> que<br />

tenernos que morir, a<strong>un</strong>que la perspectiva <strong>de</strong> la muerte esté a<strong>un</strong> lejana, tendríamos que pedir<br />

todos los días que nuestras pequeñas muertes, igual que la <strong>de</strong>finitiva, estén configuradas al<br />

sacrificio <strong>de</strong> Cristo, que redime todo sufrimiento, incluida la muerte.<br />

Nuestro viejo amigo G. K. Chesterton comentó <strong>un</strong>a vez que, mientras nosotros per<strong>de</strong>mos casi<br />

siempre nuestros caminos, «el hombre mo<strong>de</strong>rno ha perdido su rumbo». Y ese rumbo es el<br />

Reino <strong>de</strong> Dios. Conocerlo imprime su verda<strong>de</strong>ra dirección a nuestro navegar por los caminos<br />

<strong>de</strong> esta vida y confiere a nuestro viaje su pleno significado humano.<br />

* * *<br />

Antes <strong>de</strong> abandonar el Campo Verano, pensemos <strong>un</strong>os seg<strong>un</strong>dos en otra forma <strong>de</strong> sufrimiento<br />

y <strong>de</strong> muerte: el martirio.<br />

Muchos <strong>católico</strong>s conciben el «martirio» como <strong>un</strong> fenómeno que se produjo en la Antigüedad,<br />

hace dieciocho o diecinueve siglos. Pero, en realidad, acabamos <strong>de</strong> atravesar el período más<br />

largo <strong>de</strong> martirio en la historia cristiana. Durante el Solemne Jubileo <strong>de</strong>l año 2000 se hizo <strong>un</strong><br />

estudio muy serio sobre los mártires <strong>de</strong>l siglo XX. Y los resultados fueron sorpren<strong>de</strong>ntes: sólo<br />

en el siglo pasado hubo más cristianos que dieron su vida por Cristo que en todos los<br />

diecinueve siglos <strong>de</strong> historia cristiana. Los nazis y los com<strong>un</strong>istas <strong>de</strong>rramaron más sangre<br />

cristiana que lo que Nerón y Diocleciano hubieran imaginado como posible.<br />

Esa realidad no <strong>de</strong>svela algo muy importante sobre nuestro tiempo, mejor dicho, sobre la<br />

época <strong>de</strong> nuestros padres y nuestros abuelos, que crearon ese m<strong>un</strong>do <strong>de</strong>l que nosotros<br />

tenemos que hacernos responsables. Cientos <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> seres humanos tuvieron que afrontar<br />

el siglo más sangriento <strong>de</strong> toda la historia. Igual que en el pasado, la luz sigue brillando en las<br />

tinieblas; y las tinieblas no son capaces <strong>de</strong> extinguirla. Es posible el valor, la convicción, el<br />

compromiso. No se trata sólo <strong>de</strong> nobles i<strong>de</strong>ales, sino <strong>de</strong> <strong>un</strong>a realidad viviente. Eso es lo que<br />

nos enseñan los mártires mo<strong>de</strong>rnos.<br />

Y también nos enseñan que la Iglesia, a pesar <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y pecados, es capaz <strong>de</strong><br />

generar espíritus <strong>de</strong> primera. Probablemente sabes que la Iglesia Católica en Alemania está<br />

pasando <strong>un</strong>a mala racha. De hecho, en mi parroquia <strong>de</strong> los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Washington hay<br />

más gente que acu<strong>de</strong> a misa <strong>de</strong> 8,00 <strong>un</strong> miércoles por la mañana, que la que yo pu<strong>de</strong> contar en<br />

la catedral <strong>de</strong> M<strong>un</strong>ich <strong>un</strong> domingo a las 12,00. Sin embargo, la Iglesia Alemana es<br />

inmensamente rica (por el impuesto para el culto) y muchos <strong>de</strong> sus pastores todavía están<br />

convencidos <strong>de</strong> que el catolicismo alemán es la p<strong>un</strong>ta <strong>de</strong> lanza <strong>de</strong> la Iglesia <strong>un</strong>iversal. Todo eso<br />

es muy extraño. Un día, a finales <strong>de</strong>l año 2001, hablaba yo con el Car<strong>de</strong>nal Joachim Meisner,<br />

arzobispo <strong>de</strong> Colonia, sobre esos problemas, y le preg<strong>un</strong>té: «Eminencia, ¿qué consi<strong>de</strong>raría el<br />

catolicismo alemán <strong>de</strong>l siglo XX como lo más importante que <strong>de</strong>biera transmitir la Iglesia

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!