07.05.2013 Views

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La práctica normal habría sido enterrar a Popieluszko en el cementerio Powazki <strong>de</strong> Varsovia,<br />

pero diez mil trabajadores firmaron <strong>un</strong>a petición dirigida al nuevo Car<strong>de</strong>nal Primado, Józef<br />

Glemp, para que permitiera que el Padre Jerzy fuera enterrado en el pórtico <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong><br />

San Estanislao <strong>de</strong> Kostka, a <strong>un</strong>os metros <strong>de</strong> don<strong>de</strong> él había celebrado misas por su patria y<br />

había invitado a su pueblo a vivir en la verdad. Después <strong>de</strong> <strong>un</strong>a intervención <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong>l<br />

sacerdote asesinado, el car<strong>de</strong>nal dio su conformidad. Aquel día, con varios cientos <strong>de</strong> miles <strong>de</strong><br />

ciudadanos <strong>de</strong> Varsovia llenado las calles, el Padre Jerzy fue enterrado en el pórtico <strong>de</strong> su<br />

iglesia, el día 3 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1984.<br />

Muy pronto, el pórtico se convirtió en <strong>un</strong> lugar <strong>de</strong> peregrinación, «<strong>un</strong> trozo <strong>de</strong> La Polonia<br />

libre», como en 1991 me do <strong>un</strong> activista <strong>de</strong>l sindicato Solidaridad. El entorno se convirtió en<br />

«santuario <strong>de</strong> Solidaridad», <strong>un</strong> lugar <strong>de</strong> oración y <strong>de</strong> reflexión que pretendió continuar la obra<br />

que el Padre Jerzy había comenzado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la iglesia. En sus sermones,<br />

Jerzy había inculcado a su gente que «no se pue<strong>de</strong> asesinar las esperanzas». A los cinco años<br />

<strong>de</strong> su muerte, sus esperanzas, y las <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> polacos, fueron reivindicadas en la<br />

Revolución <strong>de</strong> 1989. Nadie que alg<strong>un</strong>a vez haya visitado el pórtico <strong>de</strong> Zoliborz podrá dudar que<br />

el Padre Jerzy contemplaba esos acontecimientos épicos, a<strong>un</strong>que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>un</strong>a perspectiva<br />

mucho más ventajosa.<br />

La causa <strong>de</strong> beatificación <strong>de</strong>l Padre Jerzy Popieluszko sigue sus trámites canónicos. Si el<br />

proceso llega a hacerse realidad, será <strong>un</strong>a confirmación <strong>de</strong> lo que mucha gente que lo conoció,<br />

y otros muchos que no lo conocieron <strong>de</strong> primera mano, daban por seguro, a saber, que Jerzy<br />

Popieluszko era <strong>un</strong> santo. En la Iglesia hay muchas clases <strong>de</strong> santidad. Hans Urs Von Balthasar<br />

escribió <strong>un</strong>a vez que alg<strong>un</strong>os santos son los «número <strong>un</strong>o <strong>de</strong> Dios», hombres y mujeres que<br />

iluminan nuevos caminos <strong>de</strong> santidad o <strong>un</strong>a personalidad cristiana única: por ejemplo,<br />

Francisco <strong>de</strong> Asís. Otros santos llevan <strong>un</strong>a vida ejemplar que discurre por <strong>de</strong>rroteros más<br />

convencionales. En ambos casos, conviene enten<strong>de</strong>r que la Iglesia no fabrica santos; es Dios el<br />

que hace santos. La Iglesia no hace más que reconocer públicamente que Dios los ha hecho<br />

santos.<br />

La santidad <strong>de</strong>l Padre Jerzy Popieluszko se <strong>de</strong>sarrolló en circ<strong>un</strong>stancias bien precisas. En la<br />

novena década <strong>de</strong> <strong>un</strong> siglo <strong>de</strong> mentiras letales, él personificó la santidad <strong>de</strong> la integridad. Jerzy<br />

no era, en ningún sentido, <strong>un</strong> revolucionario nato. Pero cuando llegó el momento, supo cómo<br />

<strong>de</strong>cir la verdad al po<strong>de</strong>r y cómo hacerlo <strong>de</strong> manera que impulsara a otros a adoptar <strong>un</strong>a<br />

postura semejante; sin violencia, pero también sin falsos compromisos.<br />

A principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1980, la situación en Polonia era muy incierta, <strong>de</strong> modo que las<br />

cosas bien podrían escaparse <strong>de</strong> las manos. Si eso hubiera ocurrido, la Unión Soviética podría<br />

haber invadido el país, con impre<strong>de</strong>cibles consecuencias no sólo para Europa, sino también<br />

para el resto <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do. Pero los acontecimientos no se <strong>de</strong>sbocaron fuera <strong>de</strong> control. El<br />

sindicato Solidaridad cambió a Polonia –en realidad ayudó a cambiar toda Europa Central y<br />

Oriental– por medios muy distintos <strong>de</strong>l modo tan habitual en el siglo XX, <strong>de</strong> <strong>un</strong> cambio social a<br />

gran escala: el exterminio masivo. Eso se <strong>de</strong>bió en gran parte al arrojo y las convicciones <strong>de</strong><br />

gente como el Padre Jerzy Popieluszko. Sin él, y sin otros como él, las cosas habrían sido muy<br />

distintas para todos nosotros.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!