Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
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¿no significará eso que el m<strong>un</strong>do se está volviendo <strong>un</strong> lugar mucho más peligroso? Pue<strong>de</strong> ser<br />
que los secularistas tuvieran razón, por lo menos en este p<strong>un</strong>to; y pue<strong>de</strong> ser que <strong>un</strong>a política<br />
totalmente secularizada sea la política más segura. Pero, como bien sabía Henri <strong>de</strong> Lubac, no<br />
tienen razón en ese aspecto. De hecho, las carnicerías más horrorosas <strong>de</strong>l siglo XX no fueron<br />
perpetradas por las religiones, sino por el humanismo ateo. Cierto que en el m<strong>un</strong>do hay<br />
competencia entre <strong>de</strong>terminadas visiones <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino humano, muchas <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong> inspiración<br />
religiosa, y otras más bien volátiles. Pero así es la historia. Así es la humanidad. Así fueron, son,<br />
y siempre serán las cosas. Por eso, David Brooks sugiere que el esfuerzo diario por «eliminar <strong>de</strong><br />
nuestra mente los prejuicios secularistas» es <strong>un</strong> elemento esencial en nuestro empeño por<br />
encauzar la historia por <strong>de</strong>rroteros más humanos. No cabe duda que eso es esencial para<br />
comprometer a los sectores islámicos que rechazan el absurdo matrimonio entre <strong>un</strong>a forma<br />
distorsionada <strong>de</strong>l Islam y el nihilismo <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte, que es lo que ha creado el terrorismo <strong>de</strong><br />
Al-Qaeda, el movimiento Talibán y todas las <strong>de</strong>más ban<strong>de</strong>rías. Si, como a veces parecen sugerir<br />
los secularistas, comprometer al m<strong>un</strong>do islámico equivale a convertir a los musulmanes<br />
«mo<strong>de</strong>rados» en buenos liberales secularistas <strong>de</strong> corte occi<strong>de</strong>ntal, entonces estaremos<br />
irremediablemente con<strong>de</strong>nados a <strong>un</strong> choque <strong>de</strong> civilizaciones <strong>de</strong> lo más sangriento.<br />
Si se me permite usar <strong>un</strong>a metáfora <strong>de</strong> Ben Wattenberg, controlar los nervios significa también<br />
reconocer que la mejor noticia es que no hay sólo malas noticias. El historiador Philip Jenkins<br />
<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Pensilvania, ha trazado <strong>un</strong> lúcido retrato <strong>de</strong>l «próximo Cristianismo» en<br />
<strong>un</strong> libro que lleva precisamente ese título. Pues bien, si las cosas siguen así, no sería difícil que,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> no mucho tiempo, Europa Occi<strong>de</strong>ntal, Canadá, Australia y Nueva Zelanda estuvieran<br />
totalmente secularizadas, <strong>de</strong> modo que les sería difícil recuperar sus raíces cristianas. Así son<br />
las aberraciones <strong>de</strong> la historia, a<strong>un</strong>que eso no es lo normal.<br />
Mientras tanto, en América Latina y en África está floreciendo <strong>un</strong> cristianismo protestante, a<br />
veces <strong>de</strong> forma inesperada. Jenkins sugiere que, basándonos en los números, el<br />
Pentecostalismo es el movimiento social que tuvo más éxito en el siglo pasado. Al mismo<br />
tiempo, el catolicismo que se practica durante toda la vida también «se mueve hacia el sur»<br />
<strong>de</strong>l ecuador. Jenkins cree que, para el año 2025, casi tres cuartos <strong>de</strong>l catolicismo m<strong>un</strong>dial se<br />
podrá encontrar en África, Asia y América Latina. En la actualidad, América Latina es ya el<br />
centro <strong>de</strong> gravedad <strong>de</strong>mográfica <strong>de</strong>l catolicismo m<strong>un</strong>dial. El diálogo sobre lo que significa ser<br />
«la Iglesia <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do mo<strong>de</strong>rno» entre la vibrante, por más que atormentada, Iglesia Católica<br />
en Estados Unidos y la Iglesia Católica en Latinoamérica se supone que va a ser la más<br />
importante conversación católica <strong>de</strong>l siglo XXI. Luego está el Catolicismo Africano, que está en<br />
plena explosión <strong>de</strong> energía y crecimiento. A principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1950, había en África<br />
dieciséis millones <strong>de</strong> <strong>católico</strong>s; hoy en día son ciento veinte millones, y lo más probable es que,<br />
para el año 2050, haya más <strong>de</strong> doscientos cuarenta millones <strong>de</strong> <strong>católico</strong>s en el continente<br />
africano.<br />
Esos nuevos <strong>católico</strong>s viven <strong>un</strong> cristianismo que Jenkins <strong>de</strong>scribe como muy cercano al <strong>de</strong>l<br />
Nuevo Testamento, en cuanto a sensibilidad: el m<strong>un</strong>do sobrenatural es tan real como el<br />
natural, Jesús posee <strong>un</strong> po<strong>de</strong>r divino para curar las heridas <strong>de</strong> la vida, se respeta la autoridad y<br />
nadie ahoga por <strong>un</strong>a Iglesia «<strong>de</strong>mocratizad» (sea cual sea el significado <strong>de</strong>l término). ¿Llegarás<br />
tú a ver ese día, hacia mediados <strong>de</strong> este siglo XXI, en el que misioneros africanos<br />
reevangelizarán el viejo corazón <strong>católico</strong> <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal? Y los cimientos <strong>de</strong> esa