Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
maestro <strong>de</strong> ceremonias <strong>de</strong>l papa. Cuando da Cesena se quejó <strong>de</strong> ello ante Pablo III, el pontífice<br />
le contestó que ni siquiera él tenía po<strong>de</strong>r para sacar a <strong>un</strong>o <strong>de</strong>l infierno.)<br />
Una guía <strong>de</strong>l Vaticano observa, no sin cierta malicia, que, al <strong>de</strong>stapar el cuadro, se creó <strong>un</strong><br />
clima <strong>de</strong> estupor y, al mismo tiempo, <strong>de</strong> gran admiración. Pero pronto surgieron críticas<br />
bastante severas y hasta maliciosas, que han <strong>de</strong>jado huella en el cuadro. Al parecer, en<br />
tiempos <strong>de</strong> la Reforma, alg<strong>un</strong>os pudib<strong>un</strong>dos se quejaron <strong>de</strong> los <strong>de</strong>snudos que aparecen en el<br />
Juico Final. En consecuencia, a finales <strong>de</strong>l siglo XVI, se les pintó encima <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong><br />
«bragas» (braghe, en italiano, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> <strong>de</strong>riva el <strong>de</strong>spectivo braghettone). Pero no terminó<br />
ahí la controversia sobre la Capilla Sixtina.<br />
A mediados <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cenio <strong>de</strong> 1960, se vio que la Sixtina necesitaba urgente restauración. Siglos y<br />
siglos <strong>de</strong> humo, polvo, <strong>de</strong>yecciones <strong>de</strong> pájaros (las ventanas se abrían con <strong>de</strong>masiada<br />
frecuencia), los efectos <strong>de</strong>l incienso y <strong>de</strong> las velas encendidas, y anteriores esfuerzos inútiles<br />
por limpiar los frescos habían <strong>de</strong>jado huella. El techo se había agrietado, causando más daño a<br />
la pintura. Así que, entre 1964 y 1974 se renovó el tejado y se limpiaron alg<strong>un</strong>os frescos <strong>de</strong> las<br />
pare<strong>de</strong>s. Pero el gran revuelo estalló cuando se propuso la limpieza a fondo <strong>de</strong> los frescos <strong>de</strong><br />
Miguel Ángel, tanto los <strong>de</strong> la bóveda como <strong>de</strong>l Juicio Final. Varios bosques fueron sacrificados<br />
para proporcionar el papel que se habría <strong>de</strong> usar en esa controversia que duró <strong>un</strong> cuarto <strong>de</strong><br />
siglo. A<strong>un</strong>que parte <strong>de</strong> la argumentación implicaba <strong>un</strong> cierto temor en lo tocante al método <strong>de</strong><br />
limpieza y sus posibles efectos sobre las pinturas, otros historiadores y críticos <strong>de</strong> arte no<br />
estaban dispuestos a admitir que las sombras que ellos habían atribuido a <strong>un</strong>a represión<br />
freudiana en la mente <strong>de</strong> Miguel Ángel, o a algún otro trastorno psíquico <strong>de</strong>l artista, eran<br />
simplemente excremento <strong>de</strong> paloma o negro <strong>de</strong> hollín.<br />
Hoy día, los trabajos <strong>de</strong> restauración se consi<strong>de</strong>ran <strong>un</strong>iversalmente como <strong>un</strong> gran éxito. Nueve<br />
años se tardó en limpiar la bóveda centímetro a centímetro; la limpieza <strong>de</strong>l Juicio Final duró<br />
otros cuatro años. En ambos casos, los colores que no se habían visto durante siglos habían<br />
sido felizmente recuperados. Lo que en <strong>un</strong> tiempo se consi<strong>de</strong>ró como espacio tétrico y oscuro<br />
se pue<strong>de</strong> ver ahora en toda su espléndida luminosidad. (Juan Pablo II, que autorizó la<br />
restauración, mandó quitar más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> los «taparrabos» añadidos al Juicio Final,<br />
<strong>de</strong>jando el resto en su sitio por razones históricas.)<br />
Ponte aquí e imagínate al genio que escribió esas historias bíblicas y al genio que las trasladó<br />
con toda su viveza a <strong>un</strong> fresco; y ahora intenta convencerte <strong>de</strong> que el ser humano es sólo <strong>un</strong><br />
montoncito <strong>de</strong> polvo cósmico, <strong>un</strong> acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la evolución biológica. Pues bien, aquí, en esta<br />
frontera en la que se pue<strong>de</strong> tocar y sentir el ardiente <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l corazón humano <strong>de</strong> ver a Dios,<br />
el peso <strong>de</strong> la prueba recae sobre el agnóstico o el ateo. Y aquí también, el gran embuste <strong>de</strong><br />
que el catolicismo <strong>de</strong>sprecia lo material, lo físico, lo sexual, aparece como lo que es: <strong>un</strong>a gran<br />
mentira.<br />
El 8 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1994, jueves <strong>de</strong> Pascua, el papa Juan Pablo II celebró <strong>un</strong>a misa en la Capilla<br />
Sixtina, para festejar el fin <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> los frescos <strong>de</strong> Miguel Ángel. Esa misa fue<br />
ocasión <strong>de</strong> <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las homilías más interesantes <strong>de</strong> <strong>un</strong> pontificado extraordinariamente<br />
elocuente. Centrándose en la faceta más exterior <strong>de</strong> la teología, el papa propuso interpretar<br />
los frescos <strong>de</strong> Miguel Ángel como <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong> sacramento, como <strong>un</strong>a realidad<br />
palpitantemente visible en la que nos encontramos con el misterio <strong>de</strong>l Dios invisible. Esa obra