Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
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14- BASÍLICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, CRACOVIA: SOBRE NO<br />
ESTAR SOLO<br />
En Cracovia, la Basílica <strong>de</strong> la Santísima Trinidad, regentada por Padres Dominicos, está a sólo<br />
<strong>un</strong>os doscientos metros <strong>de</strong> Rynek Glowny, la plaza <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> la Ciudad Vieja. Igual que<br />
<strong>un</strong>a buena parte <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Cracovia, la Basílica <strong>de</strong> los Dominicos está cuajada <strong>de</strong> historia.<br />
En la Basílica está sepultado San Jacinto (c. 1200-1275). A principios <strong>de</strong>l siglo XIII, Jacinto (o<br />
Jacek, como se lo llama aquí) llevó a Polonia la nueva Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Frailes Predicadores, f<strong>un</strong>dada<br />
por su amigo Santo Domingo <strong>de</strong> Guzmán, y persuadió a su pariente Iwo Odrowaz, obispo <strong>de</strong><br />
Cracovia, que ofreciera a los Dominicos esa propiedad como base <strong>de</strong> operaciones en Polonia.<br />
La basílica data <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIII; el frontispicio, con su llamativo diseño piramidal, se<br />
añadió en el año 1462. El temido Gran Inquisidor, Tomás <strong>de</strong> Torquemada, estuvo allí <strong>un</strong>a vez.<br />
El interior quedó reducido a cenizas por <strong>un</strong> incendio que se produjo en el año 1850. En lugar<br />
<strong>de</strong> reconstruir la basílica al nuevo estilo, como habían hecho sus vecinos Franciscanos al<br />
restaurar su propia iglesia también arrasada por el fuego, los Dominicos se <strong>de</strong>cidieron por <strong>un</strong><br />
estilo gótico <strong>un</strong> tanto modificado, <strong>de</strong> modo que ahora se pue<strong>de</strong> percibir, más o menos, cómo<br />
era <strong>un</strong>a catedral <strong>de</strong> la Edad Media, sobre todo si se mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la nave hacia el techo pintado<br />
<strong>de</strong> azul, con su <strong>de</strong>licada bóveda reticular. Durante la Seg<strong>un</strong>da Guerra M<strong>un</strong>dial, los nazis<br />
clausuraron la Escuela Superior que los Dominicos regentaban en <strong>un</strong> terreno propiedad <strong>de</strong>l<br />
Priorato y convirtieron el patio en <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> víveres. Alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong> los Padres más ancianos te<br />
dirán hoy que en los años 1940, cuando todavía eran jóvenes, solían <strong>de</strong>slizarse hasta el patio,<br />
ya <strong>de</strong> noche, y «apropiarse» <strong>de</strong> alimentos para los cracovienses más necesitados. Luego,<br />
llenaban <strong>de</strong> piedras el tercio inferior <strong>de</strong> cada canasta. «Y así fue corno los alemanes perdieron<br />
la guerra en Rusia».<br />
La primera vez que llegué a Cracovia, en 1991, la basílica estaba casi negra, <strong>de</strong>bido a siglos <strong>de</strong><br />
carbonilla y a décadas <strong>de</strong> imprevisión com<strong>un</strong>ista. Diez años <strong>de</strong> concienzuda limpieza y<br />
restauración han <strong>de</strong>vuelto su brillo primitivo a los diferentes matices rojos <strong>de</strong>l ladrillo<br />
medieval, y al claveteado <strong>de</strong> piedra que <strong>de</strong>cora la fachada. Se han restaurado numerosos<br />
monumentos f<strong>un</strong>erarios que flanqueaban los cuatro lados <strong>de</strong>l antiguo claustro <strong>de</strong> la basílica.<br />
Paseando bajo esas bóvedas, es fácil encontrar a estudiantes <strong>de</strong> arte con sus cartapacios <strong>de</strong><br />
notas llenos <strong>de</strong> dibujos y ap<strong>un</strong>tes. Uno <strong>de</strong> los lados <strong>de</strong>l claustro da a <strong>un</strong>a pequeña capilla bajo<br />
la cual <strong>de</strong>scansan los restos <strong>de</strong> los Dominicos que durante ocho siglos tuvieron aquí su<br />
resi<strong>de</strong>ncia. Cuando en el mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1999 el papa Juan Pablo II entró en la basílica para<br />
venerar las reliquias <strong>de</strong> san Jacinto y saludó a los Dominicos polacos, tanto sacerdotes como<br />
hermanos y hermanas, el padre provincial, Maciej Zieba, le dio la bienvenida con estas<br />
palabras: «Santo Padre, hace setecientos setenta y siete (777) años que los Dominicos polacos<br />
esperan este momento». Yo he tenido la oport<strong>un</strong>idad <strong>de</strong> conocer bien el lugar durante mis<br />
numerosas visitas. La Basílica fue mi base <strong>de</strong> operaciones en Cracovia, mientras recogía<br />
material para la biografía <strong>de</strong> Juan Pablo II; todos los veranos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1994, he dirigido allí <strong>un</strong>