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Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

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Chartres confirma po<strong>de</strong>rosamente la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> nuestro viejo amigo Chesterton, <strong>de</strong> que la<br />

tradición es la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong> los muertos. ¿Po<strong>de</strong>mos dar a los constructores <strong>de</strong> Chartres <strong>un</strong><br />

«voto <strong>de</strong> confianza» sobre la formación <strong>de</strong> nuestra humanidad y <strong>de</strong> nuestra fe <strong>de</strong> hoy? Espero<br />

que sea así. Prescindir <strong>de</strong> <strong>un</strong>a civilización que produjo algo tan soberanamente bello, sería<br />

lobototomizarse culturalmente. Cuando yo era niño, se urgía a los jóvenes <strong>católico</strong>s<br />

intelectualmente más dotados a que leyeran <strong>un</strong> libro cuyo título era, ni más ni menos, El Siglo<br />

XIII, el más importante <strong>de</strong> los siglos. Ahora, yo ya no estaría tan dispuesto a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r esa<br />

postura, sobre todo porque preferiría <strong>un</strong> siglo XIII, o cualquiera otro, en el que hubiera<br />

<strong>de</strong>ntistas y fontaneros, y que dispusiera <strong>de</strong> antibióticos y <strong>de</strong> anestésicos. Pero esa especie <strong>de</strong><br />

medievalismo dogmático plantea <strong>un</strong>a cuestión que habrá que tener muy en cuenta: la Edad<br />

Media, ¿no habrá cobrado <strong>un</strong>a reputación negativa que perjudica al individuo, e incluso al<br />

proyecto humano, tal como lo pensamos aquí y ahora?<br />

En la cultura americana (y en parte, también en la europea), el calificativo «medieval» ha<br />

adquirido <strong>un</strong>a tonalidad más bien <strong>de</strong>spectiva, como sinónimo <strong>de</strong> «oscurantista»,<br />

«anti<strong>de</strong>mocrático», «primitivo», «inculto». Pero aquí, en Chartres, será muy difícil aceptar sin<br />

más ese significado.<br />

No hay nada «oscurantista» en <strong>un</strong>a obra humana que se sirve <strong>de</strong> la luz para crear po<strong>de</strong>rosas<br />

experiencias visuales y emotivas con respecto a la trascen<strong>de</strong>ncia. El m<strong>un</strong>do medieval, como lo<br />

representa la catedral <strong>de</strong> Chartres, lejos <strong>de</strong> ser «oscurantista», es cegadoramente luminoso. Y<br />

por lo que se refiere a «anti<strong>de</strong>mocrático», baste contemplar esa procesión <strong>de</strong> trabajadores y<br />

comerciantes que se recoge y se inmortaliza en las vidrieras. Hay aquí <strong>un</strong>a sensibilidad<br />

<strong>de</strong>mocrática mucho mayor que, por ejemplo, en las primeras iglesias protestantes <strong>de</strong> Estados<br />

Unidos, con sus puestos reservados para las clases altas y sus balconadas para los esclavos y<br />

los sirvientes.<br />

¿«Primitivo»? Nada <strong>de</strong> eso. Más bien, todo lo contrario. La <strong>un</strong>idad <strong>de</strong>l diseño y la integridad<br />

iconográfica <strong>de</strong> Chartres nos habla <strong>de</strong> gente con las i<strong>de</strong>as claras sobre quiénes eran, sobre<br />

cómo iba el m<strong>un</strong>do y sobre la coherencia global <strong>de</strong> la realidad. La situación era completamente<br />

distinta <strong>de</strong>l actual m<strong>un</strong>do <strong>un</strong>iversitario, en el que <strong>un</strong>a minoría pue<strong>de</strong> dictaminar que cualquier<br />

cosa es «verdad», <strong>de</strong> modo que se acaba por creer las cosas mis absurdas sobre lo que<br />

realmente constituye la felicidad humana. (Recuerda <strong>un</strong>a vez más a nuestro querido<br />

Chesterton: «La gente que ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> creer en Dios, no sólo no cree en nada, sino que cree<br />

en todo».)<br />

¿«Inculto», «no ilustrado»? Al revés. La catedral <strong>de</strong> Chartres es <strong>un</strong> lugar <strong>de</strong> luz, construido para<br />

la luz y la ilustración. La insistencia <strong>de</strong> Chartres en la complexiva dualidad: «visible e invisible»,<br />

«naturaleza y gracia», «materia y trascen<strong>de</strong>ncia», es más humana y humanizadora, más<br />

iluminada e iluminadora que el monótono, ciego y cerrado m<strong>un</strong>do <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rno secularismo<br />

materialista.<br />

Por eso, si <strong>un</strong>a visita a Chartres te enseña lo que Mr. Jefferson <strong>de</strong>nominaría <strong>un</strong> «respeto<br />

<strong>de</strong>cente», que en este caso es la rica experiencia humana y espiritual <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do <strong>de</strong>l<br />

Medioevo, habrá valido la pena hacer el viaje.

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