07.05.2013 Views

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cuando a la familia <strong>de</strong> Moro se le permite entrar en la celda para convencerlo <strong>de</strong> que acepte la<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l rey, <strong>de</strong> nombrarlo cabeza <strong>de</strong> la Iglesia Anglicana. Margaret, la hija preferida <strong>de</strong><br />

Moro, a la que por todos los medios ha procurado educar en los Clásicos, es la <strong>de</strong>signada para<br />

hablar al corazón y a la mente <strong>de</strong> su padre:<br />

Moro: ¿Tú quieres que jure el Acta <strong>de</strong> Sucesión?<br />

Margaret: «Dios tiene más en cuenta los pensamientos <strong>de</strong>l corazón que las palabras <strong>de</strong><br />

la bocas. Eso, o algo así, es lo que me has dicho infinidad <strong>de</strong> veces.<br />

Moro: Sí; así es.<br />

Margaret: Entonces, pron<strong>un</strong>cia las palabras <strong>de</strong>l juramento, y en tu corazón piensa <strong>de</strong><br />

otra manera.<br />

Moro: ¿Qué es <strong>un</strong> juramento sino palabras que dirigimos a Dios?<br />

Margaret: Eso está muy bien.<br />

Moro: ¿Quieres <strong>de</strong>cir que no es verdad?<br />

Margaret: No, no. Es verdad.<br />

Moro: En ese caso, mi querida Marga, <strong>de</strong>cir que «está muy bien» es <strong>un</strong> argumento muy<br />

pobre. Mira, hija, cuando <strong>un</strong> hombre pron<strong>un</strong>cia <strong>un</strong> juramento toma en sus propias<br />

manos la totalidad <strong>de</strong> su ser. Es como el agua. Si abre sus manos... per<strong>de</strong>rá toda<br />

esperanza <strong>de</strong> volver a encontrase a sí mismo. Hay hombres que no son capaces <strong>de</strong><br />

hacer esto, pero a mí me repugnaría pensar que tu padre es <strong>un</strong>o <strong>de</strong> ellos.<br />

Entonces, Margaret intenta otra línea <strong>de</strong> argumentación, diciendo que Moro se convierte a sí<br />

mismo en <strong>un</strong> héroe. Pero Moro esquiva el golpe con facilidad. Estando como está el m<strong>un</strong>do,<br />

quizá tengamos que aguantar todavía <strong>un</strong> poco, a<strong>un</strong> a riesgo <strong>de</strong> ser héroes. Entonces,<br />

Margaret, a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> estallar en lágrimas, le grita: «Pero, piensa <strong>un</strong> poco. ¿No has hecho ya<br />

tanto como Dios pue<strong>de</strong> razonablemente querer?». A lo que Moro respon<strong>de</strong> con titubeos:<br />

«Bien..., en fin..., no es cuestión <strong>de</strong> razón. En <strong>de</strong>finitiva, es cuestión <strong>de</strong> amor».<br />

¿Amor? ¿Amor a qué? A la verdad, diría yo; a la verdad con la que Cristo arrastra nuestras<br />

vidas. Pero, ¿qué es esa verdad? La verdad es que proce<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>l amor, que hemos sido<br />

redimidos por <strong>un</strong> amor infinito y que estamos <strong>de</strong>stinados a <strong>un</strong>a eternidad <strong>de</strong> amor con el<br />

Amor personificado. En último análisis, todo esto no es <strong>un</strong>a realidad que se pueda fijar con<br />

argumentos racionales. Ya está fijado, y <strong>de</strong> manera muchas veces perturbadora, por Alguien.<br />

Es cuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse asir por la Verdad que es Amor, el Amor que se encarnó en el m<strong>un</strong>do en<br />

la persona <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret, sobre todo en su pasión, muerte y resurrección.<br />

Dejarse enganchar por la verdad que se refleja en el rostro <strong>de</strong> Cristo, y amar esa verdad con<br />

todo lo que tenemos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros mismos, no es, ni pue<strong>de</strong> ser, algo que hacemos<br />

nosotros por nosotros mismos. Nos encontramos con Cristo en su Iglesia, que el catolicismo<br />

llama frecuentemente «Cuerpo místico <strong>de</strong> Cristo». Pero la Iglesia –lo sabemos muy bien– es <strong>un</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!