07.05.2013 Views

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Quizá ahora se puedan enfocar con más claridad ciertos temas <strong>de</strong> moral sexual. Frente a la<br />

maraña <strong>de</strong> confesiones y pasiones que configuran nuestra sexualidad, la primera cuestión que<br />

se plantea <strong>un</strong> <strong>católico</strong> serio no es: «¿Qué me está prohibido hacer?», sino más bien: «¿Cómo<br />

puedo expresar mi sexualidad <strong>de</strong> modo que, al mismo tiempo, afirme mi dignidad humana?».<br />

Y lo bueno es que no hay manera <strong>de</strong> afirmar mi dignidad sin afirmar al mismo tiempo la<br />

dignidad <strong>de</strong>l «otro». Ese es el contexto en que nos movemos: dignidad. En ese contexto, hay<br />

ciertas cosas que, según la doctrina <strong>de</strong> la Iglesia, no llevamos a la práctica porque vulneran<br />

nuestra dignidad y perturban el ritmo <strong>de</strong> «dar y recibir», que es lo que crea <strong>un</strong>a verda<strong>de</strong>ra<br />

com<strong>un</strong>ión entre los seres humanos.<br />

Si conf<strong>un</strong>dimos amor con auto-satisfacción, nuestra capacidad <strong>de</strong> darnos a los <strong>de</strong>más quedará<br />

atrofiada; e incluso pue<strong>de</strong> morir. Eso se produce <strong>de</strong> manera especial cuando el solipsismo<br />

sexual está vinculado a la pornografía, que es el ejemplo más claro <strong>de</strong> la monstruosidad <strong>de</strong><br />

reducir al «otro» a mero objeto <strong>de</strong> mi satisfacción personal. El m<strong>un</strong>do ilusorio <strong>de</strong> la<br />

pornografía no produce, ni pue<strong>de</strong> producir, <strong>un</strong> crecimiento en el amor.<br />

¿Por qué la relación sexual antes <strong>de</strong>l matrimonio es <strong>un</strong>a violación <strong>de</strong> la «integridad <strong>de</strong>l amor»?<br />

Porque, como <strong>de</strong>cía con la mayor claridad <strong>un</strong> amigo mío, el moralista luterano Gilbert<br />

Meilaen<strong>de</strong>r, los cristianos sólo manifiestan su amor a <strong>un</strong>a persona con la que están<br />

comprometidos. Un compromiso realmente serio, que va implícito en la donación total <strong>de</strong> sí<br />

mismo que comporta la relación sexual, no es algo transitorio ni se produce en serie.<br />

Entonces, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l vínculo <strong>de</strong>l matrimonio, se plantea el tema <strong>de</strong> la contracepción. Estoy<br />

seguro <strong>de</strong> que te preocupa que el catolicismo insista en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fertilidad a cualquier coste.<br />

También eso es mentira. La Iglesia Católica enseña que la planificación familiar es <strong>un</strong>a<br />

responsabilidad moral. La cuestión que se plantea el <strong>católico</strong> no es si <strong>un</strong> matrimonio <strong>de</strong>be<br />

planificar su familia, sino el modo en que habrá <strong>de</strong> vivir esa planificación. ¿Cuál es la mejor<br />

manera <strong>de</strong> regular la fertilidad y vivir <strong>un</strong>a paternidad responsable, mientras se salvaguarda la<br />

dignidad <strong>de</strong>l matrimonio (especialmente, <strong>de</strong> la mujer) y se hace honor a la verdad espiritual y<br />

moral <strong>de</strong>l amor marital como donación y aceptación? La Iglesia enseña que respetar los ritmos<br />

naturales <strong>de</strong> la biología para regular la fertilidad es <strong>un</strong> modo <strong>de</strong> vivir la responsabilidad<br />

procreadora más humano que el recurso a los anticonceptivos químicos o mecánicos. En <strong>un</strong>a<br />

cultura en que «lo natural» se ha convertido en <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las encantaciones sagradas <strong>de</strong> <strong>un</strong>a<br />

sociedad secular, esa i<strong>de</strong>a merece algo más que ser víctima <strong>de</strong>l ridículo; merece que se emplee<br />

<strong>de</strong> manera racional, como sugiere la experiencia <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> parejas que han visto<br />

cómo se enriquecía su matrimonio por medio <strong>de</strong> <strong>un</strong>a planificación familiar basada en métodos<br />

naturales.<br />

Por otra parte, está la homosexualidad. El movimiento «gay» es, quizá, el mejor ejemplo <strong>de</strong> lo<br />

que repetidas veces he llamado «imaginación gnóstica» en nuestra cultura <strong>de</strong> hoy. Y eso quizá<br />

sea la explicación <strong>de</strong> la actitud tan hostil <strong>de</strong> los activistas «gay» contra la Iglesia Católica. Pero,<br />

al menos, habrá que <strong>de</strong>jar claro el tema <strong>de</strong> confrontación. La Iglesia Católica enseña que los<br />

actos homosexuales son moralmente ilícitos porque no incorporan la complementariedad, o<br />

sea, el ritmo <strong>de</strong> dar y recibir que está inscrito en nuestra corporeidad <strong>de</strong> masculino y<br />

femenino; aparte <strong>de</strong> que dichos actos son incapaces <strong>de</strong> engendrar vida. Pero la Iglesia no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!