Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
Libro electrónico: Cartas a un joven católico - Diócesis de Canarias
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
a Jebel Müsa las reliquias <strong>de</strong> Santa Catalina <strong>de</strong> Alejandría, todo el complejo se <strong>de</strong>dicó a su<br />
memoria. Hoy día, el monasterio <strong>de</strong> Santa Catalina es <strong>un</strong>a iglesia ortodoxa autónoma, cuyo<br />
abad (hegoúmenos, en terminología ortodoxa) es consagrado per el Patriarca greco-ortodoxo<br />
<strong>de</strong> Jerusalén con <strong>un</strong> título tan impresionante como «Arzobispo <strong>de</strong> Sinaí, Pharán y Raitho». A<br />
pesar <strong>de</strong>l aislamiento y austeridad <strong>de</strong> Los alre<strong>de</strong>dores, Santa Catalina es <strong>un</strong>a floreciente<br />
com<strong>un</strong>idad cristiana con sus dos docenas <strong>de</strong> monjes encargados <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a las necesida<strong>de</strong>s<br />
pastorales <strong>de</strong> <strong>un</strong>os nueve mil cristianos <strong>de</strong> la región, la mayoría <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>dicados a la pesca<br />
en el Mar Rojo.<br />
Esos mismos monjes cuidan <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong> los tesoros más importantes <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do cristiano: el<br />
Códice Sinaítico, <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los manuscritos más antiguos <strong>de</strong> la Biblia Griega que se conservan a<br />
día <strong>de</strong> hoy, <strong>de</strong>scubierto en la biblioteca <strong>de</strong>l monasterio por el biblista alemán Constantin<br />
Tischendorf en 1844; el Co<strong>de</strong>x Syriacus, <strong>un</strong>a traducción <strong>de</strong> los Evangelios al siríaco, realizada<br />
en el siglo IV; <strong>un</strong>os tres mil manuscritos en árabe, georgiano, eslavo, siríaco y griego, y <strong>un</strong>a<br />
incomparable colección <strong>de</strong> iconos.<br />
Uno <strong>de</strong> esos iconos es el motivo <strong>de</strong> nuestra visita a ese lugar, don<strong>de</strong> se palpa el paso <strong>de</strong>l<br />
tiempo. Es el marco perfecto para apreciar la riqueza encerrada en el icono más famoso <strong>de</strong><br />
Santa Catalina el «Christós Pantokrator», «Cristo, Soberano absoluto», «Cristo, Rey <strong>un</strong>iversal».<br />
Es el momento <strong>de</strong> hablar sobre los iconos y sobre la controversia que se produjo en el primer<br />
milenio, conocida como «iconoclastia». Pero antes habrá que hablar <strong>de</strong> los iconos.<br />
Un icono no preten<strong>de</strong> ser <strong>un</strong>a obra <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>scriptivo, como se suele hablar <strong>de</strong> <strong>un</strong> cuadro, por<br />
ejemplo, <strong>de</strong> Rembrandt. El icono lo «escribe» (no, lo «pinta») <strong>un</strong> iconógrafo, para el que su<br />
obra es <strong>un</strong>a vocación (no <strong>un</strong> mero trabajo) y <strong>un</strong>a forma <strong>de</strong> oración. Un iconógrafo «escribe»<br />
iconos, porque se consi<strong>de</strong>ra llamado por Dios para realizar esa obra, y escribe <strong>de</strong>terminados<br />
iconos como fruto <strong>de</strong> su meditación y oración sobre algún misterio <strong>de</strong> la fe. EI producto, el<br />
icono, preten<strong>de</strong> ser <strong>un</strong>a nueva frontera entre lo divino y lo humano, <strong>un</strong>a ventana al misterio<br />
que transmite pictóricamente.<br />
En terminología teológica occi<strong>de</strong>ntal, y pidiendo perdón a los sabios por el anacronismo, el<br />
icono es <strong>un</strong> símbolo que hace presente su contenido. Una pintura convencional <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte,<br />
como el retrato <strong>de</strong> Santo Tomás Moro, <strong>de</strong> Holbein, dice simplemente: «Así era este<br />
personaje». Holbein no pretendió hacer presente a Santo Tomás Moro, en el sentido <strong>de</strong> que<br />
los que contemplen el cuadro puedan «encontrarse» con el antiguo Lord Canciller y «hombre<br />
para todas las estaciones». El anónimo genio iconográfico que escribió el «Christós<br />
Pantokrator» pretendía precisamente eso: que en el Christós Pantokrator, nosotros<br />
encontráramos a Jesucristo, el Señor.<br />
¿Cómo pue<strong>de</strong> ser eso? Volviendo a Moisés y a los Diez Mandamientos, ¿qué pasó con la<br />
con<strong>de</strong>na bíblica <strong>de</strong> la idolatría, con su prohibición absoluta <strong>de</strong> cualquier representación <strong>de</strong><br />
Dios, sea pictórica o artística? ¿Cómo es que <strong>un</strong> icono no es <strong>un</strong> ídolo?<br />
Cuando el movimiento cristiano <strong>de</strong>splazó masivamente a los dioses <strong>de</strong> la antigüedad griega y<br />
romana, todo el in<strong>un</strong>do, cristiano o no, pudo muy bien haber imaginado que eso significaba la<br />
muerte <strong>de</strong>l arte religioso. El cristianismo, en masas aceptó la Biblia hebrea como revelación <strong>de</strong>