09.05.2013 Views

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CORNWELL, BERNARD CRÓNICAS DEL SEÑOR DE LA GUERRA, vol 1<br />

EL REY DEL INVIERNO<br />

-¡Pobre de mí! -repuse-. Mis ojos no son lo que eran.<br />

Ygraine rió mi forma de esquivar la pregunta.<br />

-¿Ginebra amaba a Arturo?<br />

-Amaba la idea de Arturo, que fuera el paladín de Dumnonia, y... tal como lo vio la primera<br />

vez, con la armadura, Arturo el grande, el resplandeciente, el señor de la guerra, la espada más<br />

temida de toda Britania y Armórica.<br />

Quedó pensativa, jugueteando con el cordón de borlas que ceñía su túnica blanca.<br />

-¿Os parece que yo hago hervir la sangre a Brochvael? -preguntó, soñadora.<br />

-Noche tras noche -repuse.<br />

-¡Ay, Derfel! -suspiró. Bajó <strong>del</strong> alféizar de la ventana y dio unos pasos hasta la puerta desde<br />

donde dominaba nuestro pequeño corredor-. ¿Habéis estado tan enamorado alguna vez? -me<br />

preguntó.<br />

-Si -confesé.<br />

-¿De quién? -me preguntó sin tardanza.<br />

-No tiene importancia.<br />

-Para mi sí. Decídmelo. ¿De Nimue, acaso?<br />

-No, de Nimue no -respondí con firmeza -. Nimue era distinta. La amaba, pero no me<br />

desesperaba por poseerla. Me parecía infinitamente... -hice una pausa buscando la palabra justa,<br />

pero no la encontré-, maravillosa -dije con escasa convicción, y sin mirar a Ygraine para que no<br />

descubriera mis lágrimas.<br />

-Entonces -insistió al cabo de unos momentos-, ¿de quién estabais enamorado, de Lunete?<br />

-<br />

-¿De quién, pues? -volvió a insistir.<br />

-Con el tiempo llegaremos a esa parte, si es que vivo hasta entonces.<br />

-Claro que viviréis. Os haremos llegar viandas especiales desde el Caer.<br />

-Viandas que mi señor Sansum -le dije, para que se ahorrara las molestias- se ocupará de<br />

negarme por no ser yo digno de tanta merced.<br />

-Venid, pues, a vivir al Caer -dijo con decisión-. ¡Os lo ruego!<br />

-Lo haría de mil amores, señora -dije con una sonrisa- mas ¡ay de mi! Juré vivir aquí.<br />

- 156 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!