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El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

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CORNWELL, BERNARD CRÓNICAS DEL SEÑOR DE LA GUERRA, vol 1<br />

EL REY DEL INVIERNO<br />

-¡Basura! -exclamó Celwin-. ¡Qué lástima de tinta, con lo preciosa que es!<br />

-¡La elocuencia misma! -exclamó el rey Ban con entusiasmo-. No soy cristiano, Derfel, pero<br />

algunos escritos cristianos rebosan de recto sentido moral.<br />

-Nada más lejos de la verdad -insistió el sacerdote.<br />

-¡Ah, si! Seguro que conocéis este trabajo - l rey extrayendo otro pergamino de su<br />

casilla-, Meditaciones, de Marco Aurelio. Es una guía sin parangón, mi estimado Derfel, <strong>del</strong><br />

modo en que el hombre debería vivir la vida.<br />

-Perogrulladas de un romano aburridisimo escritas en un griego pésimo.<br />

-Probablemente es la joya más grande <strong>del</strong> mundo en lo que a libros se refiere -<br />

con aire soñador; dejó a Marco Aurelio y sacó otro pergamino-. Esto es una gran curiosidad,<br />

ciertamente. <strong>El</strong> gran tratado de Aristarco de Samos. Sin duda lo conoceis.<br />

-No, señor -confesé.<br />

-Tal vez no se encuentre en la lista de lecturas imprescindibles de todas las personas -comentó<br />

el rey con tristeza -, y sin embargo, no carece de cierta gracia curiosa. Aristarco afirma, no os<br />

riáis, que la Tierra gira alrededor <strong>del</strong> Sol, y no el Sol alrededor de la Tierra. -<strong>El</strong> rey ilustró tan<br />

peregrina noción moviendo sus largos brazos en círculos de una manera harto extravagante-. Lo<br />

entendió al revés, ¿comprendéis?<br />

-A mi me parece sensato -opinó Celwin, que seguía sin mirarnos.<br />

-¡Y Sil -<strong>El</strong> rey señaló varias celdillas todas llenas de pergaminos-. Mi estimado Silio<br />

Itálico. Tengo sus dieciocho volúmenes sobre la segunda guerra p·nica. En verso, naturalmente.<br />

-La segunda guerra plúmbea -dijo el sacerdote.<br />

-Esta es mi biblioteca -resumió Ban con orgullo, y salimos de la estancia -, ¡la gloria de Ynys<br />

Trebes! La biblioteca y los poetas. Disculpadnos las molestias, padre.<br />

-¿Qué molestias puede causar un saltamontes a un camello? -apostilló el padre Celwin;<br />

cerramos la puerta y seguí al rey.<br />

Pasamos ante la arpista <strong>del</strong> pecho descubierto y volvimos con Bleiddig.<br />

-<strong>El</strong> padre Celwin dirige un trabajo de investigación -anunció Ban con orgullo- relativo a la<br />

envergadura de las alas de los ángeles. Tal vez le pregunte acerca de la invisibilidad. Al<br />

parecer, todo lo sabe. Pero, Derfel, ¿comprendéis ahora por qué es tan importante que Ynys<br />

Trebes no sucumba? Este reducido espacio, mi querido amigo, cobija la sabiduría de nuestro<br />

mundo, recogida de entre las ruinas y de la cual nos hacemos depositarios. Me pregunto qué<br />

será un camello. ¿Sabéis vos qué es un camello, Bleiddig?<br />

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