09.05.2013 Views

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CORNWELL, BERNARD CRÓNICAS DEL SEÑOR DE LA GUERRA, vol 1<br />

EL REY DEL INVIERNO<br />

Traté de imaginarme a Ginebra convertida en campesina, mas no logré figurármela siquiera<br />

como labriega rica; no obstante, me reservé el comentario.<br />

De Corinium fuimos a Glevum, cruzamos el Severn y nos adentramos en el corazón de Gwent.<br />

Componíamos una bella estampa pues, por deseo de Arturo, desfi<br />

desplegadas al viento y los caballeros en armadura de combate, toda una exhibición de<br />

magnificencia para infundir nuevas esperanzas a los lugareños, que habíanlas perdido todas; el<br />

pueblo daba por sentada la victoria de Gorfyddyd y, a pesar de ser tiempo de siega, faltaba<br />

alegría en los campos. Pasamos junto a una era y el cantor entonaba el Lamento de Essylt en<br />

vez de la alegre canción que imprimía ritmo a los mayales. Observamos que no había villa, casa<br />

o choza que no hubiera sido despojada de todo objeto de valor. Habían ocultado sus posesiones,<br />

bajo tierra seguramente, para que los invasores de Gorfyddyd no dejaran al pueblo desnudo.<br />

-Los topos se están enriqueciendo de nuevo -comentó Arturo agriamente.<br />

Sólo Arturo no cabalgaba con su mejor armadura.<br />

-Morfans lleva mi cota maclada -repuso cuando le pregunté por qué llevaba la de repuesto,<br />

mucho más sencilla.<br />

Morfans era el guerrero feo con el que había trabado amistad durante el festín con que se<br />

Caer Cadarn, hacia ya muchos anos.<br />

-¿Morfans? -pregunté sin dar crédito a mis oídos-. ¿Cómo mereció semejante regalo?<br />

-No es un regalo, Derfel, tan sólo un préstamo. Desde hace una semana, Morfans se deja ver<br />

muy cerca de los hombres de Gorfyddyd. Creen que ya estoy allí, y tal vez eso les contenga un<br />

poco. Al menos hasta el momento no hemos tenido noticia de ataque alguno.<br />

No pude contener la risa al pensar en el feo rostro de Morfans oculto bajo el yelmo de Arturo; y<br />

tal vez el engaño funcionara, pues cuando nos reunimos con el rey Tewdric en la guarnición<br />

romana de Magnis, el enemigo aún no había hecho ninguna incursión fuera de sus plazas<br />

fuertes en los montes de Powys.<br />

Tewdric, ataviado con su elegante armadura romana, parecía casi un anciano. Tenía el pelo<br />

canoso y su porte ya no era el mismo que la última vez que lo viera. Recibió con un bufido las<br />

nuevas sobre Aelle pero luego se esforzó por mostrar un poco más de amabilidad.<br />

-Buenas nuevas -dijo secamente, y se restregó los ojos-, aunque bien sabe Dios que Gorfyddyd<br />

no necesita de la ayuda sajona para vencernos. Le sobran hombres.<br />

La fortificación romana bullía de actividad. En las armerías se fabricaban puntas de lanza y<br />

todos los fresnos en varias millas a la redonda habían sido convertidos en varas de lanza.<br />

Arribaban a cada hora carretas con las mieses recogidas y los hornos de los panaderos ardían<br />

con la misma fiereza que las fraguas de los herreros, de modo que el humo envolvía<br />

constantemente el lugar. A pesar de la cosecha recién llegada,<br />

reuniendo padecía hambre. La mayoría de los lanceros habían acampado fuera de la<br />

empalizada, algunos a varias millas de distancia, y a menudo surgían disputas por la ración de<br />

pan duro y judías secas. Otros grupos se quejaban de que las letrinas de los campamentos de río<br />

- 287 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!