09.05.2013 Views

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

El Rey del Invierno. - Gran Fratervidad Tao Gnóstica Espiritual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CORNWELL, BERNARD CRÓNICAS DEL SEÑOR DE LA GUERRA, vol 1<br />

EL REY DEL INVIERNO<br />

-En ese caso, muchacho, que Pelinor se quede aquí -dijo-. Bien, ahora levanta por ese lado.<br />

¡Arriba!<br />

Lindinis quedó vacía al día siguiente. Morgana y Nimue volvieron a Ynys Wydryn, donde<br />

pensaban reconstruir el Tor. Nimue me prestó poca atención a la hora de la d<br />

dolía el ojo, estaba amargada y nada quería de la vida excepto vengarse de Gundleus, cosa que<br />

le había sido negada. Arturo partió al norte con todos sus caballeros para reforzar la frontera<br />

septentrional de Tewdric, y yo me quedé con Owain<br />

Cadarn. Por más que fuese guerrero, en aquel final de verano era más importante recoger la<br />

cosecha que montar guardia en las almenas <strong>del</strong> castillo, de modo que durante muchos días<br />

el yelmo, el escudo y la coraza de cuero que había heredado de<br />

un silurio muerto y fui a los campos a ayudar a los siervos a recolectar la cebada, el centeno y<br />

el trigo. Fue un trabajo duro; se hacia con una hoz corta que había que afilar cada dos por tres<br />

con una amoladera, consistente en un bastón de madera impregnado de sebo y recubierto de<br />

fina arena que dejaba el filo como para cortar un pelo en el aire, aunque los resultados nunca<br />

me satisfacían <strong>del</strong> todo; a pesar de mi buena forma física, la tarea de manejar la herramienta sin<br />

parar con la cintura doblada, me dejó la espalda baldada y los músculos entumecidos. Nunca<br />

había laborado tan duramente mientras viví en el Tor pero entonces ya había dejado el mundo<br />

privilegiado de Merlín y formaba parte de la tropa de Owain.<br />

Agavillamos la siega en la era, cargamos la paja <strong>del</strong> centeno en carretas y la acarreamos a Caer<br />

Cadarn y Lindinis. La paja se destinaba a la reparación de techumbres y al relleno de colchones,<br />

pulgas, aunque duró poco. Fue entonces cuando empezó a salirme la barba, una pelusa rubia y<br />

rala de la que me sentía desmesuradamente orgulloso. Pasaba los días deslomándome en<br />

que someterme a dos horas de entrenamiento militar todas<br />

las noches. Si Hywel me había enseñado bien, Owain era aún mas exigente.<br />

-Ese silurio al que diste muerte -me dijo Owain una tarde, cuando sudaba en las murallas de<br />

Caer Cadarn después de un asalto con palos con un guerrero llamado Mapon-. Te apuesto la<br />

paga de un mes contra un ratón muerto a que lo mataste con el filo de la espada. -<br />

apuesta pero le confirmé que, efectivamente, había hincado la espada como un hacha. Owain<br />

jada y despidió a Mapon con un gesto de la mano-. Hywel siempre enseñaba a<br />

luchar empleando el filo -dijo Owain-. Fijate en Arturo la próxima vez que lo veas luchando.<br />

Zas, zas, como un segador de heno que quiere acabar antes de que empiece a llover. -Sacó la<br />

espada-. Usa la punta, muchacho -me dijo-. Usa la punta siempre, mata más rápido. -<br />

contra mí y tuve que esquivarlo a la desesperada-. Se ataca con el filo cuando se lucha en<br />

campo abierto, cuando el enemigo rompe la formación de defensa de tu bando; en ese caso eres<br />

hombre muerto, por buen espadachín que seas. Pero si la defensa resiste, quiere decir que estás<br />

hombro con hombro entre los tuyos y no dispones de espacio para estocadas largas, sólo puedes<br />

clavar la espada. -Volvió a cargar contra mí y volví a esquivarlo-. ¿Por qué crees que los<br />

romanos tenían espadas cortas? -me pregunto.<br />

-Lo ignoro, señor.<br />

-Porque se clava mejor una espada corta que una larga, ahí lo tienes. No pretendo hacerte<br />

cambiar de espada, pero no te olvides de usar la punta. La punta siempre gana, siempre. -Se dio<br />

media vuelta y volvió a girarse de pronto atacándome con la punta de la espada, pero no se<br />

cómo, conseguí apartar el arma con un golpe de palo. Owain sonrió - -dijo-, eso<br />

- 92 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!