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1 / CENTRALISMO Y DESCENTRALIZACIÓN 99<br />
elegido; finalmente, la ciudadanía social es la conquista <strong>de</strong> las luchas<br />
sociales <strong>de</strong>l siglo XX y expresa “el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> participar plenamente<br />
en la herencia social y vivir la vida <strong>de</strong> un ser civilizado <strong>de</strong> acuerdo al<br />
están dar que prevalece en la sociedad”. Tomando a Marshall como<br />
referencia, nuestra región (sobre todo sus zonas rurales) se ha quedado<br />
en el siglo XIX y, en algunos aspectos, en el XVIII.<br />
Sinesio López (1997) resume el nivel <strong>de</strong> los distritos <strong>de</strong> la provincia<br />
<strong>de</strong> Huamanga en lo que él llama “categoría AP-BC” (alto nivel <strong>de</strong><br />
pobreza y bajo nivel <strong>de</strong> ciudadanía). Sin embargo, a nuestro parecer, el<br />
bajo nivel <strong>de</strong> ciudadanía no se explica solamente por la pobreza.<br />
Preferimos el concepto <strong>de</strong> la “exclusión social”, propuesto por el<br />
economista Adolfo Figueroa (1999), que consi<strong>de</strong>ra no solamente la<br />
exclusión económica ―es <strong>de</strong>cir, la pobreza o extrema pobreza que,<br />
sin lugar a dudas, fustiga a las poblaciones <strong>de</strong> la región―, sino también<br />
la exclusión política ―o la incapacidad <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a cualquier<br />
tipo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r― y cultural. Pensamos que ésta es la situación que caracteriza,<br />
hasta la actualidad, sobre todo a las zonas rurales <strong>de</strong> Ayacucho.<br />
CONCLUSIONES: ¿QUÉ HACER?<br />
Hemos tratado <strong>de</strong> manera bastante escéptica la situación sociopolítica<br />
en Ayacucho, aunque la imagen que presentamos es compartida<br />
por la mayoría <strong>de</strong> las personas que entrevistamos. En la presentación<br />
<strong>de</strong>l primer borrador <strong>de</strong>l texto, en un taller en Huamanga en setiembre<br />
<strong>de</strong>l 2001, este panorama también fue aceptado como “lamentablemente<br />
realista”.<br />
Pero queremos repetir que, a nuestro criterio, la <strong>de</strong>scentralización<br />
no es sólo un conjunto <strong>de</strong> normas y leyes: tiene que partir <strong>de</strong> la<br />
situación concreta <strong>de</strong> la región. No es sólo un problema técnico o<br />
administrativo, sino eminentemente social y político. Una <strong>de</strong> las conclusiones<br />
<strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> Burki et al. (1999: 5) es, precisamente, que el<br />
impacto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scentralización <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> mucho <strong>de</strong> las características<br />
específicas <strong>de</strong> cada caso.<br />
Como dijimos en la introducción, la <strong>de</strong>scentralización ha sido<br />
motivo <strong>de</strong> reflexión, <strong>de</strong> proyectos y <strong>de</strong> leyes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong> la<br />
época republicana. Des<strong>de</strong> ese entonces, se ha planteado una gran<br />
cantidad <strong>de</strong> propuestas sobre cómo <strong>de</strong>bería llevarse a cabo. No queremos<br />
entrometernos en la discusión <strong>de</strong> especialistas que saben mu-