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¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE JUSTICIA GLOBAL?
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de la globalización y pone de relieve, por otra parte, los focos de emancipación
que se alojan en esta nueva estructura del capital. En otros términos,
la globalización puede ser vista de modo dialéctico si entendemos que lleva
aparejada una forma de regulación que impone condiciones a individuos y
colectivos, quiénes en sus reivindicaciones visibilizan la injusticia estructural,
pero confi guran el foco emancipatorio que pueda subvertir al menos
algunas de sus consecuencias. De ahí que Santos abogue por un cosmopolitismo
subalterno que exige nuevos marcos legales para esas formas de
injusticia de modo que se pueda erigir un marco legal justo y abandonar las
regulaciones ad-hoc que ponen en marcha los tratados comerciales. La idea
fundamental para Santos es la de conectar la ley y la política mediante una
contestación que pueda re-imaginar instituciones legales alternativas a un
modo de regulación desde arriba (Santos/Rodríguez-Garavito, 2005).
En este enfoque sobre el cosmopolitismo se destaca la consideración de
las causas estructurales que lleva aparejadas la globalización y confi guran
las exigencias de justicia al tiempo que se hace hincapié en la constitución
de subjetividades políticas enmarcadas en la comprensión de las condiciones
que generan su sujeción. La diferencia respecto al cosmopolitismo de
Pogge o de Seyla Benhabib consiste en la lectura de la dialéctica en que
consiste el proceso económico de la globalización. Mientras la pretensión
de Pogge y Benhabib es normativa, Santos asume una lectura de las contradicciones
sociales de que surgen las normas lo que le permite entender el
confl icto como efecto de una normatividad impuesta al tiempo que causa
de una alternativa social inclusiva.
En esta misma línea pero superando la denominación terminológica
del cosmopolitismo, Nancy Fraser ha sugerido plantear una ‘política del
enmarque’ que dé visibilidad a la serie de confl ictos originados en el proceso
de globalización y que, en su interpretación, constituyen fundamentalmente
demandas de justicia sobre la conformación y defi nición del marco
político y de las escalas de justicia (Fraser 2008:125,2009:64) que determina
las formas de injusticia de los individuos y colectivos.
La impugnación sobre el marco apunta a la exigencia de un espacio en
el cual las demandas de justicia puedan ser oídas y resueltas, que permita
que los concernidos estén representados tanto en el sentido más básico de
tener voz como en el de contar con alguien que pueda defender sus intereses.
Por tanto, la impugnación del mismo lleva implícita su reformulación.
Podemos decir que, en cierto modo, la demanda por nuevos marcos
legales de los que Santos habla coincide con la lectura de nuevas formas de
injusticia ligadas al marco político y los niveles de representatividad para
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