Importancia de la viruela, gastroenteritis aguda y paludismo ... - Oulu

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sobre la viabilidad del virus podría ser un factor importante a la hora de determinar la
incidencia estacional de la viruela.
Factores sociales de varios tipos podían amplificar los efectos de la temperatura y la
humedad sobre la variabilidad del virus Variola. Importantes eventos como fiestas
tradicionales, mercados etc., contribuirían a la expansión de la enfermedad al estimular la
agrupación de población.
Se citan a menudo cambios en la susceptibilidad del hospedador, como una posibilidad
para explicar la incidencia invernal de algunas enfermedades víricas, como por ejemplo
la gripe. Esta idea se basa en la posible existencia de cambios estacionales en la
susceptibilidad individual, relacionados con variaciones en la permeabilidad de las
membranas mucosas o con alteraciones en la resistencia asociadas a cambios en la dieta.
No existe evidencia convincente de que este tipo de factores fuese importante para la
viruela (Fenner et al. 1988).
5.1.7 Infección e infectividad
El virus de la viruela normalmente entraba en el cuerpo a través de la orofaringe o
nasofaringe, en casos especiales a través de la piel, y muy rara vez, a través de la
conjuntiva.
La entrada a través del tracto respiratorio, que era la más común, se producía cuando
las partículas se introducían en la boca o nariz principalmente a través de la inhalación, o
mediante contacto de la membrana mucosa nasal con dedos contaminados.
La infección con virus Variola a través de la piel podía deberse a inoculaciones
accidentales, en el curso de los cuidados a pacientes o manipulación postmortem, o podía
ser deliberada, como medida de prevención. Este último tipo de inoculación, por sus
implicaciones históricas, será tratado con mayor detalle más adelante.
La principal manera de diseminación del virus se producía a través de las secreciones
de la boca y faringe. Estas secreciones presentaban un elevado contenido en virus tras la
ulceración de las lesiones que en esta zona del tracto respiratorio se producían.
De manera secundaria, el virus podía diseminarse en la fase final de la enfermedad,
hacia aproximadamente el décimo octavo día de enfermedad, cuando las lesiones de la
piel se transformaban en costras y seguidamente se separaban. Estas costras tenían un
elevado contenido de virus que permanecía a un nivel alto durante la convalecencia.
La mayor frecuencia de contagio tras un contacto cara a cara con un enfermo se daba
durante la primera semana de erupción. Este era el periodo en el que las lesiones del
enantema se habían ulcerado y se estaban liberando gran cantidad de virus a las
secreciones de la boca o faringe. La cantidad de virus contenida en estas secreciones y la
duración de este periodo infectivo parecían guardar relación directa con la severidad de
los casos. La transmisión de la enfermedad muy rara vez sucedía antes del primer día de
erupción.
La exposición a pacientes en estadios tardíos de la enfermedad producía con mucha
menor frecuencia infección en contactos susceptibles. Esto se debía sobre todo al estado
físico de las partículas del virus, encerradas dentro de costras secas y duras.