Importancia de la viruela, gastroenteritis aguda y paludismo ... - Oulu

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Las infecciones por Plasmodium falciparum, son las que revisten gravedad con mayor
frecuencia. Esto se debe a que el parásito, al crecer en el interior del glóbulo rojo, hace
que la superficie de este se haga adhesiva. De este modo los glóbulos rojos son
secuestrados o van quedando adheridos en los capilares de los órganos internos, como el
cerebro, pulmones, riñones e hígado, con graves consecuencias (Nájera & Hempel 1996).
El paludismo o malaria cerebral es la complicación más seria y con mayor mortalidad
asociada a las infecciones con P. falciparum.
En general, las infecciones con las otras tres especies de plasmodio son mucho más
leves y tienen una menor mortalidad asociada. En cualquier caso llevan asociadas unas
complicaciones características.
En el caso de infección con P. vivax, puede darse un desenlace fatal si se produce una
rotura del bazo (Nájera & Hempel 1996). En algunas ocasiones se ha descrito paludismo
o malaria cerebral a consecuencia de infecciones con P. vivax, especialmente con la cepa
P. v. multinucleatum en China (Warrell 1993). Paludismo severo producido por P. vivax
ha sido descrito para tiempos pasados, principalmente en Europa, pero probablemente
estuviese relacionado con situaciones de malnutrición y otras enfermedades
intercurrentes (Warrell 1993).
La anemia producida por este parásito generalmente es leve, pero puede ser peligrosa
en niños, embarazadas y pacientes debilitados por infecciones continuas.
El cuadro clínico general de la infección con P. ovale es muy parecido al de P. vivax.
La anemia y esplenomegalia (hinchazón del bazo) son menos graves que las que se dan
en infecciones con P. vivax y el riesgo de rotura del bazo, y por tanto de desenlace fatal,
es menor (Warrell 1993).
Infecciones crónicas con P. malariae pueden ocasionar síndrome nefrótico, que puede
ser eventualmente fatal (Carter & Mendis 2002). La anemia es menos pronunciada que en
infecciones con P. falciparum o P. vivax. También puede darse esplenomegalia, aunque el
riesgo de rotura del bazo parece ser menor que en infecciones con P. vivax (Warrell
1993).
En ocasiones pueden producirse infecciones mixtas, producidas por más de una
especie de plasmodio a la vez (Gilles 1993b).
6.1.6 Inmunidad
La inmunidad protectiva contra el paludismo puede clasificarse de varias maneras. Hay
dos tipos de inmunidad clínica, una que reduce el riesgo de muerte por paludismo y otra
que reduce la intensidad de los síntomas clínicos. Un tercer tipo es una inmunidad
antiparasitaria, que reduce directamente el número de parásitos en un individuo infectado.
Estas son definiciones epidemiológicas de inmunidad. Los mecanismos celulares y
moleculares de la misma probablemente se solapen entre estas categorías (Carter &
Mendis 2002).
El número de inoculaciones de paludismo experimentadas y los intervalos entre ellas
son importantes para el estado inmunitario del individuo.
En caso de ataques agudos de P. falciparum, es posible conseguir un cierto nivel de
inmunidad, frente a los aspectos más graves y amenazantes de la enfermedad, tras una o