DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Maris_Glz<br />
estaba indefensa. Pero <strong>el</strong>la era más fuerte que yo. Y yo sabía, había sabido incluso en <strong>el</strong><br />
momento en que me alejé de <strong>el</strong>la en <strong>el</strong> hot<strong>el</strong>, que detrás de sus ojos había <strong>un</strong> amor <strong>con</strong>tinuo<br />
por mí.<br />
»Y mareado, cansado y ahora perdido, advertí, <strong>con</strong> los sentidos inextinguibles d<strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>,<br />
que alguien me seguía.<br />
»Mi primer pensamiento fue irracional. Ella había salido detrás de mí. Y, más avispada que<br />
yo, me había seguido a gran distancia. Pero <strong>con</strong> tanta seguridad como se me ocurriera eso, se<br />
me presentó otra idea, <strong>un</strong>a idea bastante cru<strong>el</strong> a la luz de todo lo que había pasado entre<br />
nosotros. Los pasos eran demasiado pesados para ser de <strong>el</strong>la. Simplemente se trataba de <strong>un</strong><br />
mortal que caminaba por <strong>el</strong> mismo callejón, que caminaba, ignorante, hacia la muerte.<br />
«Entonces proseguí mi camino, casi dispuesto a caer en mi propio dolor, porque me lo<br />
merecía, cuando mi mente me dijo: "Eres <strong>un</strong> tonto; escucha". Y se me ocurrió que esos pasos,<br />
haciendo eco a gran distancia allá atrás de mí, sonaban al mismo tiempo que los míos. Una<br />
casualidad. Porque si eran mortales, estaban lejos d<strong>el</strong> oído mortal. Pero cuando me detuve<br />
para <strong>con</strong>siderar eso, se detuvieron. Y cuando me di vu<strong>el</strong>ta diciendo: "Louis, te engañas a ti<br />
mismo", y volví a empezar, <strong>el</strong>los también lo hicieron. Paso <strong>con</strong> paso, hasta cuando aumenté la<br />
v<strong>el</strong>ocidad. Y entonces ocurrió algo innegable, notable. En garde como estaba <strong>con</strong> los pasos que<br />
me seguían, tropecé en <strong>un</strong>as piedras y caí sobre la pared. Y, detrás de mí, aqu<strong>el</strong>los pasos<br />
hicieron <strong>un</strong> eco perfecto d<strong>el</strong> súbito ritmo de mi caída.<br />
»Me quedé atónito. Y en <strong>un</strong> estado de alarma superior al miedo. A mi derecha e izquierda,<br />
la calle estaba a oscuras. Ni siquiera <strong>un</strong>a luz mortecina brillaba en la ventana de alg<strong>un</strong>a<br />
buhardilla. Y la única seguridad que tenía era la gran distancia que me separaba de esos<br />
pasos, y la garantía de que no eran humanos. No supe qué hacer. Sentí <strong>el</strong> deseo casi<br />
irresistible de llamar a ese ser y darle la bienvenida, hacerle saber lo más rápida y<br />
completamente posible que lo esperaba, que lo había buscado, que lo enfrentaría. Pero tuve<br />
miedo. Lo que me pareció sensato fue seguir caminando, esperar a que se aproximara; y,<br />
cuando lo hice, volvió a imitar mis pasos y la distancia siguió siendo la misma. Aumentó mi<br />
tensión y la oscuridad a mí alrededor se hizo cada vez más amenazante. Me preg<strong>un</strong>té <strong>un</strong>a y<br />
otra vez, midiendo aqu<strong>el</strong>los pasos: "¿Por qué me sigues? ¿Por qué me haces saber que estás<br />
allí?"<br />
»Entonces doblé <strong>un</strong>a esquina y <strong>un</strong> rayo de luz apareció d<strong>el</strong>ante de mí, en la siguiente<br />
calle. Ésta subía en cuesta, y avancé muy lentamente; <strong>el</strong> corazón me aturdía los oídos,<br />
renuente a mostrarme en esa luz.<br />
»Y, cuando vacilé —de hecho, me detuve—, justo antes de la curva siguiente, algo resonó<br />
encima como si <strong>el</strong> techo de la casa se hubiera derrumbado. Salté hacia atrás justo a tiempo<br />
de evitar que <strong>un</strong>a carga de piedras cayera sobre mí. Todo quedó en silencio. Miré las piedras<br />
escuchando, esperando. Y entonces, lentamente, di la vu<strong>el</strong>ta hacia la luz para ver, debajo de la<br />
lámpara de gas, la fgura inequívoca de <strong>un</strong> <strong>vampiro</strong>.<br />
»Era de <strong>un</strong>a enorme estatura, a<strong>un</strong>que tan d<strong>el</strong>gado como yo; su rostro largo y blanco<br />
brillaba bajo la luz; sus ojos negros y grandes me miraban <strong>con</strong> lo que me pareció <strong>un</strong>a franca<br />
curiosidad. Tenía la pierna izquierda ligeramente doblada, como si se hubiera quedado<br />
petrifcado en medio de <strong>un</strong> paso. Y entonces, de repente, me di cuenta de que no sólo tenía <strong>el</strong><br />
largo p<strong>el</strong>o negro peinado exactamente como <strong>el</strong> mío, y que no sólo estaba vestido <strong>con</strong> <strong>un</strong><br />
abrigo y <strong>un</strong>a capa idénticos a los míos, sino que imitaba mi mirada y mi expresión facial a la<br />
perfección. Tragué saliva y dejé que mi mirada lo recorriera lentamente, mientras trataba de<br />
ocultarle <strong>el</strong> ritmo rápido de mi pulso cuando sus ojos me recorrieron d<strong>el</strong> mismo modo. Y,<br />
cuando lo vi parpadear, me percaté de que yo acababa de parpadear, y cuando abrí los<br />
brazos y los crucé lentamente sobre mi pecho, él hizo lo mismo. Era <strong>un</strong>a locura, peor que <strong>un</strong>a<br />
locura. Porque, cuando apenas moví los labios, él también lo hizo, y en<strong>con</strong>tré muertas las<br />
palabras y no pude en<strong>con</strong>trar otras para decirle que se detuviera. Y, entretanto, seguían fjos<br />
allí esa estatura desmesurada, esos negros ojos agudos y esa atención poderosa que, sin<br />
duda, era <strong>un</strong>a burla perfecta, pero de cualquier manera clavada en mí. Él era <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>; yo<br />
parecía <strong>el</strong> espejo.<br />
»—Muy hábil —le dije, breve y desesperadamente, y, por supuesto, él repitió la palabra <strong>con</strong><br />
110