DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Maris_Glz<br />
»Lo que vi en su rostro era astucia. Tenía <strong>un</strong>a razón, pero no me la rev<strong>el</strong>aría de ningún<br />
modo. Le era imposible hablarme libre y abiertamente, brindarme la com<strong>un</strong>icación que yo<br />
deseaba. Me sentí afigido al mirarla. Ya era tarde y yo podía ver y oír que Lestat había<br />
entrado en <strong>el</strong> sótano y retirado nuestros ataúdes. Y yo necesitaba irme. Aparte de sentir<br />
otras necesidades... La necesidad de matar y de beber. Pero no era eso lo que me afigía. Era<br />
algo más, algo mucho peor. Era como si esa noche fuera la única de miles de noches, <strong>un</strong><br />
m<strong>un</strong>do sin fn, <strong>un</strong>a noche encorvándose sobre otra noche hasta hacer <strong>un</strong> gran arco d<strong>el</strong> que no<br />
podía ver <strong>el</strong> fnal, <strong>un</strong>a noche en la que yo andaba bajo <strong>el</strong> frío y las estr<strong>el</strong>las insensibles.<br />
Pienso que desvié la mirada y me puse <strong>un</strong>a mano sobre los ojos. De improviso me sentí débil y<br />
oprimido. Pienso que hacía algún sonido en <strong>con</strong>tra de mi vol<strong>un</strong>tad... Y entonces, en ese paisaje<br />
vasto y desolado de la noche, donde yo estaba a solas y Babette sólo era <strong>un</strong>a ilusión, vi<br />
súbitamente <strong>un</strong>a posibilidad que jamás había <strong>con</strong>siderado, <strong>un</strong>a posibilidad de la cual había<br />
huido, absorto como estaba <strong>con</strong> <strong>el</strong> m<strong>un</strong>do, <strong>con</strong> todos mis sentidos de <strong>vampiro</strong>, enamorado d<strong>el</strong><br />
color, la forma, <strong>el</strong> sonido, <strong>el</strong> canto y la suavidad y las variaciones infnitas. Babette se movía,<br />
pero no le presté atención. Sacaba algo d<strong>el</strong> bolsillo, y era su gran llavero. Subía los escalones.<br />
"Déjala, ir", pensé.<br />
»—Criatura d<strong>el</strong> demonio —susurró—. Aléjate de mí, Satán<br />
—repitió. La miré. Estaba inmovilizada en los escalones, mirándome <strong>con</strong> sus grandes ojos<br />
suspicaces. Había alcanzado la lámpara que colgaba de la pared y la tenía en sus manos,<br />
mirándome, cogiéndola como a <strong>un</strong>a cartera valiosa.<br />
»—¿Piensas que vengo de parte d<strong>el</strong> demonio? —le preg<strong>un</strong>té.<br />
»Ella movió rápidamente los dedos de la mano izquierda alrededor de la manija de la<br />
lámpara y <strong>con</strong> la mano derecha hizo la señal de la cruz, y pron<strong>un</strong>ció las palabras latinas<br />
apenas audibles para mí; su rostro emblanqueció y se arquearon sus cejas cuando no se<br />
produjo <strong>el</strong> menor cambio debido a eso.<br />
»—¿Esperabas que me deshiciera en <strong>un</strong>a nube de humo?<br />
—le preg<strong>un</strong>té, acercándome, porque ahora la veía objetivamente debido a mis pensamientos<br />
—. ¿Y adonde me iría? —le preg<strong>un</strong>té—. ¿Al inferno de donde vine? ¿Con <strong>el</strong> demonio a quien<br />
represento? —Me quedé al pie de la escalinata—. Suponte que te diga que no sabes nada d<strong>el</strong><br />
demonio. ¡Suponte que ni siquiera sabes si existe!<br />
»En <strong>el</strong> paisaje de mis pensamientos, yo había visto al demonio y ahora yo pensaba en <strong>el</strong><br />
demonio. Desvié la mirada. Ella no me escuchaba tal como tú ahora me escuchas. Ella no<br />
escuchaba. Miré las estr<strong>el</strong>las. Lestat estaba listo, yo lo sabía. Era como si hiciera años que<br />
estaba listo <strong>con</strong> <strong>el</strong> carruaje. Tuve la súbita sensación de que mi hermano estaba allí y hacía<br />
años que estaba y que me hablaba en voz baja, pero excitada. Y lo que me decía era<br />
desesperadamente importante, pero se alejaba de mí <strong>con</strong> la misma rapidez <strong>con</strong> que lo decía,<br />
como <strong>el</strong> ruido de las ratas en los tablones de <strong>un</strong>a casa inmensa. Hubo <strong>un</strong> sonido crujiente y<br />
<strong>un</strong> estallido de luz.<br />
»—¡No sé si vengo o no d<strong>el</strong> inferno! ¡No sé quién soy! —le grité a Babette, y mi voz<br />
ensordeció mis propios oídos—. ¡Voy a vivir hasta <strong>el</strong> fn de los tiempos y ni siquiera sé quién<br />
soy!<br />
»Pero la luz r<strong>el</strong>umbró d<strong>el</strong>ante de mí; era la lámpara que <strong>el</strong>la había encendido <strong>con</strong> <strong>un</strong>a<br />
cerilla y que ahora alzaba de modo que no le podía ver la cara. Por <strong>un</strong> instante, sólo pude<br />
ver la luz y luego <strong>el</strong> gran peso de la lámpara me golpeó en <strong>el</strong> pecho <strong>con</strong> mucha fuerza, y <strong>el</strong><br />
vidrio se hizo añicos en los ladrillos, y las llamas rugieron en mi cara, en mis piernas. Lestat<br />
gritaba en la oscuridad:<br />
»—¡Apágalas, apágalas, idiota! ¡Te <strong>con</strong>sumirán!<br />
»Y sentí que algo me arropaba violentamente en mi ceguera. Era la chaqueta de Lestat.<br />
Me había caído indefenso <strong>con</strong>tra <strong>el</strong> pilar, tan indefenso d<strong>el</strong> fuego y d<strong>el</strong> golpe recibido como<br />
d<strong>el</strong> <strong>con</strong>ocimiento de que Babette quería destruirme y d<strong>el</strong> <strong>con</strong>ocimiento de que yo no sabía en<br />
absoluto quién era.<br />
»Todo esto sucedió en cuestión de seg<strong>un</strong>dos. El fuego se apagó y yo quedé de rodillas en<br />
la oscuridad <strong>con</strong> mis manos en los ladrillos. En las escaleras, Lestat tenía nuevamente a<br />
Babette, y salí disparado en su dirección cogiéndolo d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo y empujándolo hacia atrás. Se<br />
37