Seg<strong>un</strong>da parte 84 Maris_Glz
Maris_Glz Durante toda la noche estuve en la cubierta d<strong>el</strong> barco francés Mariana observando a los estibadores —prosiguió <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>—. El mu<strong>el</strong>le estaba lleno de gente y las festas duraron hasta tarde en las cabinas de lujo; las cubiertas estaban ahítas de pasajeros e invitados. Pero, por último, a medida que se aproximaba la madrugada, las festas terminaron <strong>un</strong>a tras otra y los carruajes abandonaron las calles d<strong>el</strong> puerto. Unos pocos pasajeros retrasados subieron a bordo; <strong>un</strong>a pareja se detuvo largo rato en la cercana pasar<strong>el</strong>a. Pero Lestat y su aprendiz, si sobrevivieron al fuego (y yo estaba <strong>con</strong>vencido de que así había sido), no llegaron al barco. El equipaje había salido de nuestra casa por la tarde; y si había quedado algo que les pudiera rev<strong>el</strong>ar dónde estábamos, yo estaba seguro de que <strong>el</strong> incendio lo había destruido. No obstante, me quedé vigilante. Claudia se había encerrado en su cabina, <strong>con</strong> los ojos fjos en la cerradura. Pero Lestat no vino. »Por último, tal como yo esperaba, la <strong>con</strong>moción de zarpar dio comienzo antes d<strong>el</strong> alba. Unas pocas personas saludaban desde <strong>el</strong> puerto y <strong>el</strong> espacio grasiento d<strong>el</strong> mu<strong>el</strong>le mientras <strong>el</strong> barco empezó, primero, a temblar, luego a sacudirse violentamente a <strong>un</strong> costado y luego a deslizarse <strong>con</strong> movimiento majestuoso en la corriente d<strong>el</strong> Mississippi. »Las luces de Nueva Orleans se fueron apagando hasta que detrás de nosotros sólo hubo <strong>un</strong>a fosforescencia pálida <strong>con</strong>tra las nubes borrascosas. Estaba más exhausto que n<strong>un</strong>ca; sin embargo, permanecí en la cubierta mientras pude ver esa luz, sintiendo que tal vez jamás la volvería a ver. En <strong>un</strong> momento, pasados los mu<strong>el</strong>les de Freniere y de Pointe du Lac y, entonces, cuando pude ver <strong>el</strong> gran muro de chopos y cipreses alzándose verdes en la oscuridad cerca d<strong>el</strong> agua, supe que ya era casi la mañana. Demasiado y p<strong>el</strong>igrosamente cercana. »Y, cuando metí la llave en la cerradura de la cabina, sentí <strong>el</strong> mayor agotamiento que quizás haya sentido en toda mi vida. Jamás, en todos los años que había vivido <strong>con</strong> mi s<strong>el</strong>ecta familia, había <strong>con</strong>ocido <strong>el</strong> miedo que experimenté esa noche, la vulnerabilidad, <strong>el</strong> terror puro. Y no iba a haber <strong>un</strong> súbito alivio. Ning<strong>un</strong>a súbita sensación de seguridad. Únicamente ese alivio que al fnal impone <strong>el</strong> cansancio cuando ni <strong>el</strong> cuerpo ni la mente pueden soportar más <strong>el</strong> terror. Porque a<strong>un</strong>que ahora Lestat estuviera a muchos kilómetros de distancia de nosotros, él, <strong>con</strong> su resurrección, había despertado en mí <strong>un</strong>a red de miedos complejos de los que no podía escapar. Incluso cuando Claudia me dijo: ''Estamos a salvo, Louis, estamos a salvo'', y le susurré la palabra sí, pude recordar a Lestat en <strong>el</strong> marco de aqu<strong>el</strong>la puerta, y aqu<strong>el</strong>los ojos bulbosos, aqu<strong>el</strong>la pi<strong>el</strong> llena de cicatrices. ¿Cómo había regresado, cómo había tri<strong>un</strong>fado sobre la muerte? ¿Cómo cualquier criatura podía sobrevivir a la ruina arrugada en que se había <strong>con</strong>vertido? Fuera la respuesta que fuese, ¿qué signifcaba, no sólo para él sino para mí, para Claudia? Estábamos a salvo de él, pero... ¿estábamos a salvo de nosotros mismos? »Los pasajeros empezaron a ser víctimas de <strong>un</strong>a extraña "febre". Sin embargo, <strong>el</strong> barco estaba sorprendentemente limpio, a<strong>un</strong>que, de tanto en tanto, se podían en<strong>con</strong>trar sus cuerpos, sin peso y resecos, como si hiciera días que estuvieran muertos. No obstante, seguía esa febre. Primero <strong>un</strong> pasajero sintió debilidad e hinchazón en la garganta; de vez en cuando había allí marcas y, otras veces, en otros sitios; a veces no había ning<strong>un</strong>a marca re<strong>con</strong>ocible, a<strong>un</strong>que se abría <strong>un</strong>a antigua herida y volvía a doler. Y, a veces, <strong>el</strong> pasajero, que dormía cada vez más a medida que avanzaba <strong>el</strong> viaje y que avanzaba la febre, se moría durmiendo. Por tanto, hubo entierros en <strong>el</strong> mar en varias ocasiones mientras cruzábamos <strong>el</strong> Atlántico. Naturalmente temeroso de la febre, yo evitaba a los demás pasajeros, no deseaba estar <strong>con</strong> <strong>el</strong>los en <strong>el</strong> salón de fumar, ni <strong>con</strong>ocer sus historias ni oír sus sueños y esperanzas. Yo «comía» a solas. Pero a Claudia le gustaba observar a los pasajeros, quedarse en cubierta y verlos ir y venir en <strong>el</strong> atardecer, para luego decirme en voz baja cuando me sentaba en las sillas de cubierta: »—Pienso que <strong>el</strong>la caerá víctima de... »Yo bajaba después <strong>con</strong> mi libro y miraba por <strong>el</strong> ojo de buey, sintiendo la suave oscilación d<strong>el</strong> mar, escrutando las estr<strong>el</strong>las, mas claras y brillantes de lo que jamás eran en tierra, h<strong>un</strong>diéndose para tocar las olas. Parecía, por momentos, cuando me sentaba a solas en la cabina a oscuras, que <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o había bajado para en<strong>con</strong>trarse <strong>con</strong> las aguas y que en esa 85
- Page 2 and 3:
Primera parte 2 Maris_Glz
- Page 4 and 5:
Maris_Glz te puedes imaginar. Quier
- Page 6 and 7:
Maris_Glz estaba dispuesto a que se
- Page 8 and 9:
Maris_Glz —Yo estaba fuera de mí
- Page 10 and 11:
Maris_Glz último, se quedó tieso,
- Page 12 and 13:
Maris_Glz »Yo bebí, chupando la s
- Page 14 and 15:
Maris_Glz encendieron un poco las m
- Page 16 and 17:
Maris_Glz únicamente por su trabaj
- Page 18 and 19:
Maris_Glz siguiente me di cuenta de
- Page 20 and 21:
Maris_Glz hombre había sido en la
- Page 22 and 23:
Maris_Glz gente del puerto, los mar
- Page 24 and 25:
Maris_Glz Pointe du Lac; es decir,
- Page 26 and 27:
Maris_Glz mayor importancia. Tu her
- Page 28 and 29:
Maris_Glz en el patio; se había mu
- Page 30 and 31:
Maris_Glz »Le apreté la mano, esp
- Page 32 and 33:
Maris_Glz —¿Te di la impresión
- Page 34 and 35: Maris_Glz robarle todo aliento de v
- Page 36 and 37: Maris_Glz Lac; ¡allí has vivido c
- Page 38 and 39: Maris_Glz volvió hacia mí, enfure
- Page 40 and 41: Maris_Glz estoy maldito, debo matar
- Page 42 and 43: Maris_Glz nada. »—Tu amiga no ti
- Page 44 and 45: Maris_Glz tú no puedes volver al j
- Page 46 and 47: Maris_Glz »—No me dejarás morir
- Page 48 and 49: Maris_Glz a su madre muerta, y la g
- Page 50 and 51: Maris_Glz Lestat le enseñó lo que
- Page 52 and 53: Maris_Glz muerto de hambre es algo
- Page 54 and 55: Maris_Glz yo estaba presente—, pe
- Page 56 and 57: Maris_Glz compañera de todas las h
- Page 58 and 59: Maris_Glz »Pronuncié su nombre. P
- Page 60 and 61: Maris_Glz soslaya cuando se lo preg
- Page 62 and 63: Maris_Glz estaba pegado a mí como
- Page 64 and 65: Maris_Glz »—Tú no sabes nada
- Page 66 and 67: Maris_Glz entre tú y yo. »Sacudí
- Page 68 and 69: Maris_Glz había hecho. Y, por supu
- Page 70 and 71: Maris_Glz tener su aristocracia. »
- Page 72 and 73: Maris_Glz »—Yo te pondré en tu
- Page 74 and 75: Maris_Glz desesperada, como si ella
- Page 76 and 77: Maris_Glz incrustadas de los navío
- Page 78 and 79: Maris_Glz vendió la colonia de Lui
- Page 80 and 81: Maris_Glz recoger una rosa luminosa
- Page 82 and 83: Maris_Glz »—No hay nadie, Claudi
- Page 86 and 87: Maris_Glz reunión se revelaría un
- Page 88 and 89: Maris_Glz dejado que pasaran al olv
- Page 90 and 91: Maris_Glz bajo la puerta de la posa
- Page 92 and 93: Maris_Glz entonces nos dio la espal
- Page 94 and 95: Maris_Glz rotas, estaba la mujer mu
- Page 96 and 97: Maris_Glz »—Yo me voy. Quiero un
- Page 98 and 99: Maris_Glz momento, volvimos a avanz
- Page 100 and 101: conocido al vampiro europeo, la cri
- Page 102 and 103: Maris_Glz estructura de madera y, e
- Page 104 and 105: Maris_Glz siempre será tuya. ¿No
- Page 106 and 107: Maris_Glz Creo —reinició su rela
- Page 108 and 109: Maris_Glz porque temiera algo en es
- Page 110 and 111: Maris_Glz estaba indefensa. Pero el
- Page 112 and 113: Maris_Glz rostro extraño, más anc
- Page 114 and 115: Maris_Glz quedó vacío. Y entonces
- Page 116 and 117: Maris_Glz terrible—. ¿Tienes una
- Page 118 and 119: Maris_Glz burlado mis oídos, mi ag
- Page 120 and 121: Maris_Glz ojos se veían húmedos y
- Page 122 and 123: Maris_Glz »—No —dijo. »—Ent
- Page 124 and 125: Maris_Glz Y, por lo que sé, despu
- Page 126 and 127: Maris_Glz »Y entonces, con un pode
- Page 128 and 129: Maris_Glz muertes de esa noche, des
- Page 130 and 131: Maris_Glz Ella dijo la verdad tal c
- Page 132 and 133: Maris_Glz autoridad que me han conf
- Page 134 and 135:
Maris_Glz »—Siéntate, siéntate
- Page 136 and 137:
Maris_Glz somos hermosos, mágicos,
- Page 138 and 139:
Maris_Glz amor. Veo su poder en tus
- Page 140 and 141:
Maris_Glz comprendía la naturaleza
- Page 142 and 143:
Maris_Glz indefnible, una fría des
- Page 144 and 145:
Maris_Glz »¿Qué tendría que hab
- Page 146 and 147:
Maris_Glz realidad, tienes necesida
- Page 148 and 149:
Maris_Glz »Me apoyé en el respald
- Page 150 and 151:
Maris_Glz ojos fnos en la lluvia qu
- Page 152 and 153:
Maris_Glz una sensación extraña,
- Page 154 and 155:
Maris_Glz »Y entonces vi lo que ha
- Page 156 and 157:
Maris_Glz valentía. Asimismo, yo s
- Page 158 and 159:
Maris_Glz »Entonces concebí todo
- Page 160 and 161:
Maris_Glz ya estaban en sus ataúde
- Page 162 and 163:
Maris_Glz más solo de lo que jamá
- Page 164 and 165:
Maris_Glz »Pero algo me había pas
- Page 166 and 167:
Maris_Glz cuando se lo pregunté a
- Page 168 and 169:
Maris_Glz espalda temblorosa y joro
- Page 170 and 171:
Maris_Glz »—Cierra, cierra —di
- Page 172 and 173:
Maris_Glz »—A ti no hay nada que
- Page 174 and 175:
Maris_Glz terminar; no en esto, no