DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki
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Maris_Glz<br />
Ya veo... —dijo <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>, pensativo, y lentamente cruzó la habitación hacia la ventana.<br />
Durante largo rato, se quedó allí <strong>con</strong>tra la luz mortecina de la calle Divisadero y los focos<br />
intermitentes d<strong>el</strong> tránsito. El muchacho pudo ver entonces los muebles d<strong>el</strong> cuarto <strong>con</strong> mayor<br />
claridad: la mesa redonda de roble, las sillas. Una palangana colgaba de <strong>un</strong>a pared <strong>con</strong> <strong>un</strong><br />
espejo. Puso su portafolio en la mesa y esperó.<br />
—Pero, ¿cuánta cinta tienes aquí? —preg<strong>un</strong>tó <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong> y se dio la vu<strong>el</strong>ta para que <strong>el</strong><br />
muchacho pudiera verle <strong>el</strong> perfl—. ¿Sufciente para la historia de <strong>un</strong>a vida?<br />
—Desde luego, si es <strong>un</strong>a buena vida. A veces entrevisto hasta tres o cuatro personas en<br />
<strong>un</strong>a noche si tengo suerte. Pero tiene que ser <strong>un</strong>a buena historia. Eso es justo, ¿no le<br />
parece?<br />
—Sumamente justo —<strong>con</strong>testó <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>—. Me gustaría <strong>con</strong>tarte la historia de mi vida. Me<br />
gustaría mucho.<br />
—Estupendo —dijo <strong>el</strong> muchacho. Y rápidamente sacó <strong>el</strong> magnetófono de su portafolio y<br />
verifcó las pilas y la cinta—. Realmente tengo muchas ganas de saber por qué cree usted en<br />
esto, por qué usted...<br />
—No —dijo abruptamente <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>—. No podemos empezar de esa manera. ¿Tienes ya <strong>el</strong><br />
equipo dispuesto?<br />
—Sí —dijo <strong>el</strong> muchacho.<br />
—Entonces, siéntate. Voy a encender la luz.<br />
—Yo pensaba que a los <strong>vampiro</strong>s no les gustaba la luz —dijo <strong>el</strong> muchacho—. Sí usted cree<br />
que la oscuridad ayuda al ambiente... —Pero en ese momento dejó de hablar. El <strong>vampiro</strong> lo<br />
miraba dando la espalda a la ventana. El muchacho ahora no podía distinguir la cara e incluso<br />
había algo en su fgura que lo distraía. Empezó a decir algo, pero no dijo nada. Y luego echó<br />
<strong>un</strong> suspiro de alivio cuando <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong> se acercó a la mesa y extendió la mano al cordón de<br />
la luz.<br />
De inmediato la habitación se in<strong>un</strong>dó de <strong>un</strong>a dura luz amarilla. Y <strong>el</strong> muchacho, mirando al<br />
<strong>vampiro</strong>, no pudo reprimir <strong>un</strong>a exclamación. Sus dedos bailotearon por la mesa para asirse al<br />
borde.<br />
—¡Dios santo! —susurró, y luego, <strong>con</strong>templó, estupefacto, al <strong>vampiro</strong>.<br />
El <strong>vampiro</strong> era totalmente blanco y terso como si estuviera esculpido en hueso blanqueado;<br />
y su rostro parecía tan exánime como <strong>el</strong> de <strong>un</strong>a estatua, salvo por los dos brillantes ojos<br />
verdes, que miraban al muchacho tan intensamente como llamaradas en <strong>un</strong>a calavera. Pero,<br />
entonces, <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong> sonrió, casi anh<strong>el</strong>ante, y la sustancia blanca y tersa de su rostro se<br />
movió <strong>con</strong> las líneas infnitamente fexibles pero mínimas de los dibujos animados.<br />
—¿Ves? —preg<strong>un</strong>tó en voz queda.<br />
El muchacho tembló y levantó <strong>un</strong>a mano como para defenderse de <strong>un</strong>a luz demasiado<br />
poderosa. Sus ojos se movieron lentamente sobre <strong>el</strong> abrigo negro <strong>el</strong>egantemente cortado que<br />
sólo había podido vislumbrar en <strong>el</strong> bar, los extensos pliegues de la capa, la corbata de seda<br />
negra anudada al cu<strong>el</strong>lo y <strong>el</strong> resplandor d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo blanco, que era tan blanco como la pi<strong>el</strong> d<strong>el</strong><br />
<strong>vampiro</strong>. Miró <strong>el</strong> ab<strong>un</strong>dante p<strong>el</strong>o negro d<strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>, las ondas que estaban peinadas hacia<br />
atrás encima de las orejas, los rizos que apenas tocaban los bordes d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo blanco.<br />
—Bien, ¿aún me quieres <strong>entrevista</strong>r? —preg<strong>un</strong>tó <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong>.<br />
El muchacho abrió la boca antes de poder <strong>con</strong>testar. Movió afrmativamente la cabeza.<br />
—Sí —dijo por fn.<br />
El <strong>vampiro</strong> tomó asiento lentamente frente a él e, inclinándose, le dijo cortés,<br />
<strong>con</strong>fdencialmente:<br />
—No tengas miedo. Simplemente haz f<strong>un</strong>cionar las cintas.<br />
Y luego se estiró por encima de la mesa. El muchacho retrocedió y le corrió <strong>el</strong> sudor a<br />
ambos costados de la cara. El <strong>vampiro</strong> le agarró <strong>un</strong> hombro <strong>con</strong> <strong>un</strong>a mano y le dijo:<br />
—Créeme, no te haré daño. Quiero esta oport<strong>un</strong>idad. Es más importante para mí de lo que<br />
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