09.05.2013 Views

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Maris_Glz<br />

Entonces, la idea de quedar libre de él para siempre pasó por mi mente como <strong>el</strong> agua que<br />

había olvidado; olas y olas de agua fresca. Entonces le dije en voz baja que él estaba<br />

llegando.<br />

»—Lo sé —dijo <strong>con</strong> <strong>un</strong>a sonrisa—. Lo oí cuando dio vu<strong>el</strong>ta a la esquina.<br />

»—Pero él jamás nos dejará ir —le susurré, a<strong>un</strong>que había comprendido las implicaciones de<br />

sus palabras; su sentido de vampira era agudo. Se puso en garde magnífcamente—. Tú no lo<br />

<strong>con</strong>oces si piensas que nos dejará ir —le dije, alarmado ante su <strong>con</strong>fanza—. No nos dejará ir.<br />

»Y <strong>el</strong>la, sonriente, dijo:<br />

»—Oh..., ¿en serio?<br />

»Entonces —prosiguió <strong>el</strong> <strong>vampiro</strong> tras <strong>un</strong>a pausa—, acordamos hacer planes. De inmediato. A<br />

la noche siguiente vino mi agente <strong>con</strong> sus acostumbradas quejas sobre cómo hacer negocios a<br />

la luz de <strong>un</strong>a v<strong>el</strong>a miserable y recibió mis órdenes explícitas acerca de <strong>un</strong> crucero por <strong>el</strong><br />

océano. Claudia y yo partiríamos en <strong>el</strong> primer barco que se hiciera a la mar y no importaba<br />

qué puerto fuera <strong>el</strong> destino. Y era de máxima importancia que se embarcara <strong>un</strong> gran arcón,<br />

<strong>un</strong> arcón que tendría que ser llevado <strong>con</strong> cuidado desde nuestra casa durante <strong>el</strong> día y puesto<br />

a bordo, no en la bodega sino en nuestra cabina. Y luego estaban los arreglos para Lestat. Yo<br />

había pensado dejarle las rentas de varias tiendas y casas en la ciudad y <strong>un</strong>a pequeña<br />

compañía <strong>con</strong>structora que operaba en <strong>el</strong> Faubourg Marigny. Firmé inmediatamente estos<br />

pap<strong>el</strong>es. Yo quería comprar nuestra libertad: <strong>con</strong>vencer a Lestat de que nosotros únicamente<br />

queríamos hacer <strong>un</strong> viaje j<strong>un</strong>tos y que él podía quedarse viviendo en <strong>el</strong> estilo al que estaba<br />

acostumbrado; <strong>con</strong>taría <strong>con</strong> su propio dinero y no tendría necesidad de venir a buscarme para<br />

nada. Durante todos esos años, yo había hecho que dependiera de mí. Por supuesto, exigía sus<br />

fondos como si yo únicamente fuera su banquero, y me agradecía <strong>con</strong> las palabras más<br />

mordaces que <strong>con</strong>ocía; pero detestaba su dependencia. Yo esperaba distraer sus sospechas<br />

satisfaciendo su codicia. Convencido de que él podía leer la menor emoción en mi rostro, sentí<br />

más que miedo. No creía que fuera posible escaparnos de él. ¿Comprendes lo que eso<br />

signifca? Actué como si lo creyese, pero no era así.<br />

»Claudia, en <strong>el</strong> interin, cortejaba <strong>con</strong> <strong>el</strong> desastre; su ecuanimidad me abrumaba mientras<br />

leía sus libros de <strong>vampiro</strong>s y le hacía preg<strong>un</strong>tas a Lestat. Permanecía indiferente ante los<br />

cáusticos arrebatos de éste; a veces hacía la misma preg<strong>un</strong>ta <strong>un</strong>a y otra vez en formas<br />

diferentes y <strong>con</strong>siderando cuidadosamente cualquier pequeña información que él pudiera<br />

dejar escapar, pese a sí mismo.<br />

»—¿Qué <strong>vampiro</strong> te <strong>con</strong>virtió a ti? —le preg<strong>un</strong>taba sin sacar la vista de sus libros y<br />

dejando los párpados bajos para evitar sus miradas furib<strong>un</strong>das—, ¿Por qué n<strong>un</strong>ca hablas de<br />

él? —<strong>con</strong>tinuaba preg<strong>un</strong>tando, como si sus furiosas objeciones no existieran. Parecía inm<strong>un</strong>e a<br />

la irritación de Lestat.<br />

»—¡Sois <strong>un</strong>os codiciosos, vosotros dos! —dijo él la noche siguiente, mientras caminaba por<br />

toda la habitación, y miró a Claudia <strong>con</strong> ojos vengativos; <strong>el</strong>la estaba en su rincón, en <strong>el</strong><br />

círculo de luz de <strong>un</strong>a v<strong>el</strong>a, <strong>con</strong> los libros a su alrededor—. ¡La inmortalidad no es sufciente<br />

para vosotros! ¡No! ¡Le miraríais los dientes al caballo regalado por <strong>el</strong> mismo Dios! Se le<br />

podría ofrecer a cualquier hombre de la calle y aceptaría de inmediato...<br />

»—¿Es lo que hiciste tú? —preg<strong>un</strong>tó <strong>el</strong>la <strong>con</strong> suavidad, moviendo apenas los labios.<br />

»—Pero tú, tú tienes que saber la razón de <strong>el</strong>lo. ¿Quieres que termine? ¡Te puedo dar la<br />

muerte <strong>con</strong> más facilidad de la que tuve al darte tu vida de ahora!<br />

»Se dirigió hacia <strong>el</strong>la, y la frágil llama de Claudia me arrojó encima la sombra de Lestat.<br />

Formó <strong>un</strong>a aureola sobre su cabeza rubia y dejó su cara, salvo por la mejilla brillante, en la<br />

oscuridad.<br />

»—¿Quieres la muerte?<br />

»—La <strong>con</strong>ciencia no es la muerte —susurró <strong>el</strong>la.<br />

»—¡Contéstame! ¿Quieres la muerte?<br />

»—Y tú das todas esas cosas. Proceden de ti. La muerte y la vida —dijo <strong>el</strong>la, riéndose de<br />

él.<br />

»—Sí —dijo él—. Lo hago.<br />

63

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!