09.05.2013 Views

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

DESCARGAR entrevista con el vampiro - Soy un yonki

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Maris_Glz<br />

empezaron a mover los hombros <strong>con</strong> esa risa.<br />

»—Pero, Louis —me dijo en voz baja—. Ése es <strong>el</strong> mismísimo espíritu de tu época. ¿No lo<br />

ves? Todos se sienten como tú. Tu caída de la gracia y de la fe ha sido la caída de este siglo.<br />

»Me quedé perplejo y, durante largo rato, <strong>con</strong>templé <strong>el</strong> fuego. Había <strong>con</strong>sumido toda la<br />

leña y era <strong>un</strong>a tierra baldía de cenizas latentes, <strong>un</strong> paisaje gris y rojo que se hubiera<br />

pulverizado ante <strong>el</strong> empuje d<strong>el</strong> atizador. No obstante, estaba muy caliente y aún despedía<br />

<strong>un</strong>a luz poderosa. Vi mi vida en <strong>un</strong>a completa perspectiva.<br />

»—... Y los <strong>vampiro</strong>s d<strong>el</strong> Théàtre... —dije en voz baja.<br />

»—Ellos refejan la edad d<strong>el</strong> cinismo, que no puede abarcar la muerte de las posibilidades,<br />

<strong>un</strong>a fatua indulgencia refnada en la parodia de lo milagroso; <strong>un</strong>a decadencia cuyo último<br />

refugio es <strong>el</strong> ridículo de <strong>un</strong>o mismo, <strong>un</strong>a desesperanza formal. Tú los viste; tú los has<br />

<strong>con</strong>ocido toda tu vida. Tú refejas tu época de <strong>un</strong> modo distinto. Tu refejo es <strong>un</strong> corazón roto.<br />

»—Esto es la inf<strong>el</strong>icidad. Una inf<strong>el</strong>icidad que no acabas de comprender.<br />

»—No lo dudo. Dime cómo te sientes ahora, qué te priva de la f<strong>el</strong>icidad. Dime por qué,<br />

durante siete días, no has venido a verme a<strong>un</strong>que estabas ansioso de hacerlo. Dime lo que te<br />

ata a Claudia y a la otra mujer.<br />

»Sacudí la cabeza.<br />

»—No sabes lo que me preg<strong>un</strong>tas. Me resultó inmensamente difícil <strong>con</strong>vertir a Mad<strong>el</strong>eine<br />

en <strong>un</strong>a vampira. Quebranté <strong>un</strong>a promesa hecha a mí mismo de no hacerlo jamás, de que mi<br />

soledad jamás me llevaría a eso. No <strong>con</strong>sidero que nuestra vida sea <strong>un</strong> don y <strong>un</strong> poder. La veo<br />

como <strong>un</strong>a maldición. No tengo <strong>el</strong> valor de morir. ¡Pero hacer otro <strong>vampiro</strong>! ¡Darle este<br />

sufrimiento a otro ser, <strong>con</strong>denar a todos esos hombres y mujeres a la muerte porque luego<br />

mi <strong>vampiro</strong> los matará! No cumplí <strong>un</strong>a promesa. Y, al hacerlo...<br />

»—Pero si te representa algún <strong>con</strong>su<strong>el</strong>o..., estoy seguro de que te das cuenta de que yo<br />

tuve algo que ver.<br />

»—... Lo hice para liberarme de Claudia, para estar libre y poder ir a ti... Sí, me doy<br />

cuenta. Pero la última responsabilidad es mía —dije.<br />

»—No, quiero decir directamente. ¡Yo te obligué a hacerlo! Estaba cerca de ti la noche en<br />

que lo hiciste. Utilicé mi mayor poder para <strong>con</strong>vencerte. ¿No lo sabías?<br />

»— ¡No!<br />

» Agaché la cabeza.<br />

»—Yo habría transformado a esa mujer en <strong>un</strong>a vampira —dijo él—, pero pensé que sería<br />

mejor que tú te ocuparas de eso. De otro modo, no dejarías a Claudia. Debías saber que lo<br />

deseabas...<br />

»—¡Detesto lo que hice! —dije.<br />

»—Entonces, detéstame a mí, no a ti.<br />

»—No, tú no comprendes. ¡Tú casi destruiste lo que valoras en mí cuando eso sucedió! Te<br />

resistí <strong>con</strong> todas mis fuerzas cuando ni siquiera sabía que era tu poder lo que me infuía.<br />

¡Algo casi murió en mí! ¡Casi fui destruido cuando apareció Mad<strong>el</strong>eine!<br />

»—Pero eso ya no está muerto, esa pasión, esa humanidad, como tú quieras llamarlo. Si no<br />

estuvieras <strong>con</strong> vida, ahora no habría lágrimas en tus ojos. No habría furia en tu voz —dijo él.<br />

»Por <strong>el</strong> momento, no pude <strong>con</strong>testar. Simplemente asentí <strong>con</strong> la cabeza. Luego traté de<br />

volver a hablar:<br />

»—Jamás debes obligarme a hacer algo en <strong>con</strong>tra de mi vol<strong>un</strong>tad. Jamás debes utilizar ese<br />

poder... —tartamudeé.<br />

»—No —dijo de inmediato—. No debo hacerlo. Mi poder se detiene en algún p<strong>un</strong>to de tu<br />

interior, en algún portal. Allí no tengo ningún poder. No obstante..., esta creación de<br />

Mad<strong>el</strong>eine está hecha. Tú quedas libre.<br />

»—Y tú satisfecho —dije, recuperando <strong>el</strong> dominio de mí mismo—. No quiero ser grosero. Tú<br />

me tienes en tu poder. Yo te quiero. Pero estoy en falta. ¿Estás satisfecho?<br />

»—¿Cómo puedo dejar de estarlo? —preg<strong>un</strong>tó él—. Por supuesto que estoy satisfecho.<br />

»Me puse de pie y fui a la ventana. Los últimos rescoldos agonizaban. La luz salía d<strong>el</strong><br />

ci<strong>el</strong>o gris. Oí que Armand me seguía hasta la ventana. Podía sentirlo a mi lado. Mis ojos se<br />

acostumbraron cada vez más a la luminosidad d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, de modo que pude ver su perfl y sus<br />

149

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!