Para empezar, es importante notar que lasiniciativas mo<strong>de</strong>rnizadoras que se han <strong>de</strong>splegadocon más <strong>de</strong>cisión son aquellas que se inspiranen lo que hemos llamado <strong>una</strong> “<strong>administración</strong><strong>de</strong> machotes”. No parece ina<strong>de</strong>cuado, al menos<strong>de</strong> entrada, que las personas <strong>de</strong>banresponsabilizarse <strong>de</strong> lo que hacen, comotampoco parece extravagante pensar que <strong>una</strong>forma <strong>de</strong> forzar esta responsabilidad consistiríaen vincular los resultados <strong>de</strong> <strong>una</strong> actividad a unsistema <strong>de</strong> incentivos. Esto es lo que, segúnparece, hace el mercado <strong>de</strong> forma automática:premiar a los mejores y expulsar a los peores.Sin embargo, cuando trasladamos esta lógicaal sector público, las cosas no son tan simples.En realidad, <strong>para</strong> que este planteamientofuncione <strong>de</strong>ben cumplirse dos requisitos: sabercon precisión cuáles son los objetivos quepreten<strong>de</strong>mos alcanzar y ser capaces <strong>de</strong> medirlos.En el sector privado la lógica se aplica <strong>de</strong> manerainmediata: lo que queremos es ganar más y lomedimos en unida<strong>de</strong>s monetarias.En el sector público, en cambio, esta obviedadse convierte en complejidad. ¿Qué preten<strong>de</strong> lapolítica educativa? ¿Cuál es el objetivo <strong>de</strong>lsistema penitenciario? ¿Cómo medimos lacalidad docente? ¿Cómo calculamos la atenciónque le dispensamos a la gente mayor? Elproblema no es que nuestros políticos seanunos inútiles incapaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir sus objetivos,sino que –por naturaleza- sus objetivos sonvariados e, incluso, contradictorios. Lo que serequiere no es i<strong>de</strong>ntificarlos, sino equilibrarlos.Consecuentemente, <strong>de</strong>saparece la esperanza<strong>de</strong> imitar la claridad y la precisión <strong>de</strong>l mundoempresarial.En segundo lugar, el énfasis competitivo hafavorecido la aparición <strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>administración</strong>contractual, don<strong>de</strong> las relaciones ya no<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la subjetividad <strong>de</strong> los vínculosentre un superior y su subordinado, sino <strong>de</strong> laobjetividad <strong>de</strong> un contrato. La objetividad y laclaridad <strong>de</strong> la relación contractual nos permitenrecuperar el concepto <strong>de</strong> responsabilidad. Esposible, pero <strong>para</strong> lograrlo hemos <strong>de</strong> pagar unprecio consi<strong>de</strong>rable. Un precio que hoy por hoynos parece inaceptable y que tiene un nombreque todos <strong>de</strong>ploramos: la rigi<strong>de</strong>z.Es <strong>de</strong>cir, la creciente contractualización <strong>de</strong> la<strong>administración</strong> genera rigi<strong>de</strong>z en un mundoque proclama a los cuatro vientos los beneficios<strong>de</strong> la flexibilidad. Una <strong>para</strong>doja sorpren<strong>de</strong>nte,aunque en realidad es <strong>una</strong> conclusión a la quepo<strong>de</strong>mos llegar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sentido común. ¿Cuáles la diferencia entre <strong>una</strong> relación <strong>de</strong> autoridady <strong>una</strong> relación contractual? Pues bien, no esnecesario invocar ning<strong>una</strong> teoría sofisticada<strong>para</strong> enten<strong>de</strong>r que en la primera puedo variarlas instrucciones cuando me parezca a<strong>de</strong>cuado(flexibilidad), mientras que en la segunda nopuedo hacer otra cosa que cumplir con lascláusulas contractuales (rigi<strong>de</strong>z).Es cierto que la convocatoria <strong>de</strong> un concurso(cuyo premio es el contrato) pue<strong>de</strong> estimularal candidato a realizar <strong>una</strong> propuesta máscompetitiva que la que ofrece aquel que tieneel trabajo asegurado. Pero también es ciertoque esta propuesta es más competitiva en lamedida que es más económica y más eficiente,pero no más flexible (Donahue, 1991). Lacontractualización <strong>de</strong> la <strong>administración</strong> públicagenera la presión suficiente <strong>para</strong> satisfacer uno<strong>de</strong> los lemas más famosos <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización–hacer más con menos-, pero esta misma presiónnos <strong>de</strong>ja en el mismo sitio don<strong>de</strong> estábamos,en la segmentación y en el cada uno a lo suyo.Finalmente, la columna <strong>de</strong>l “buen rollo” noúnicamente es tan frágil como la anterior sinoque a<strong>de</strong>más es muy <strong>de</strong>lgada. Disponemos <strong>de</strong>menos experiencias y <strong>de</strong> más fracasos vinculadosa programas <strong>de</strong> calidad o a planes transversalesque a la gestión <strong>de</strong> la competencia y <strong>de</strong> <strong>una</strong><strong>administración</strong> contractual. Este <strong>de</strong>sequilibriono es casual, sino que se explica por lasdificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> poner en marcha <strong>una</strong>s mejorasque en la mayoría <strong>de</strong> los casos no pasan <strong>de</strong> sercosméticas y que, a<strong>de</strong>más, parecen contra<strong>de</strong>cirel mensaje central <strong>de</strong> la competitividad. Nopo<strong>de</strong>mos promocionar el estilo resolutivo,agresivo, <strong>de</strong> la competencia y, al mismo tiempo,pedirle a la gente que comparta, que colaborecon los compañeros, que escuche a los que62
tienen otras perspectivas, que pierda el tiempointentando enten<strong>de</strong>rse con los otros.El “buen rollo” es pues difícil <strong>de</strong> provocar en<strong>de</strong>terminados entornos, aunque efectivamenterepresentaría un cambio sustantivo que nospermitiría avanzar en la dirección <strong>de</strong> resolverproblemas complejos y diversos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la suma<strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista y contribucionescomplementarias. Estas expectativas, sinembargo, se ven frustradas cuando el “buenrollo” se transforma en otra cosa, cuandoaquello que se reclama a través <strong>de</strong>l trabajo enequipo o <strong>de</strong> la polivalencia no es flexibilidad ydiálogo sino, sobre todo, precariedad.Actualmente, los recursos humanos –tantopúblicos como privados- están recibiendo unmensaje difícil <strong>de</strong> encajar: según parece han <strong>de</strong>estar comprometidos con su organización(apreciarla como a su propia familia) y, al mismotiempo, ser flexibles <strong>para</strong> que la empresa losutilice y <strong>de</strong>seche a su antojo. Sennett (1998)nos ilustra magníficamente la incoherencia <strong>de</strong>estas <strong>de</strong>mandas: la flexibilidad <strong>de</strong>bilita loscompromisos, mientras que la i<strong>de</strong>ntidad sólose logra a partir <strong>de</strong> cierta estabilidad.La NGP ha fracasado. No ha transformado la<strong>administración</strong>, sino que se ha limitado a<strong>de</strong>corarla con nuevas etiquetas. La NGPmantiene la rigi<strong>de</strong>z y la falta <strong>de</strong> diálogo (tantointerno como externo) como rasgos distintivos<strong>de</strong> su funcionamiento y, por lo tanto, semantiene fiel al alma tecno-burocrática <strong>de</strong> laburocracia. Sige siendo racionalizadora yeficientista, a pesar <strong>de</strong> haber maquillado suapariencia. Sige proclamando que cada uno ha<strong>de</strong> ocuparse <strong>de</strong> lo suyo. Pue<strong>de</strong> que la NGPmejore las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gestión y la eficiencia<strong>de</strong> las actuaciones administrativas, pero siguesiendo <strong>una</strong> maquinaria sin cerebro, uninstrumento incapaz <strong>de</strong> pensar y, por lo tanto,sin posibilidad <strong>de</strong> tomar <strong>de</strong>cisiones inteligentes.La NGP mejora la <strong>administración</strong> burocrática,pero sin traspasar sus límites. Unos límites que,como argumentábamos al inicio <strong>de</strong>l texto,chocan con las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> <strong>una</strong> sociedadcrecientemente sofisticada y diversificada.3.3. La Administración Deliberativa:<strong>una</strong> transformación <strong>de</strong> fondoEn este choque entre <strong>una</strong> <strong>administración</strong>eficiente pero simple y <strong>una</strong> sociedad cada vezmás exigente y compleja, es don<strong>de</strong> fructificanlas propuestas <strong>de</strong> la APD. Un mo<strong>de</strong>lo quepreten<strong>de</strong> transformar la esencia, el alma,segmentadota y tecnocrática <strong>de</strong> la <strong>administración</strong>tradicional. Una propuesta que dibuja el camino<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l cada uno a lo suyo a la lógica<strong>de</strong>l entre todos lo haremos. Una nueva lógicaque llega <strong>para</strong> hacer frente a los retos <strong>de</strong> nuestrasactuales comunida<strong>de</strong>s, pero que, al mismotiempo, se convierte en <strong>una</strong> propuesta difícil<strong>de</strong> concretar. Al afectar al alma <strong>de</strong> la organización,las inercias y las resistencias son muy intensas.Las dificulta<strong>de</strong>s operativas pue<strong>de</strong>n inclusopervertir las intenciones iniciales, convirtiendola lógica <strong>de</strong>l entre todos lo haremos en <strong>una</strong>parálisis organizativa, en –usando <strong>una</strong> expresiónpopular- aquella clásica situación <strong>de</strong>l entre todos… y mientras … la casa por barrer.Creatividad e inteligencia frente la complejidadEn cualquier caso, la mo<strong>de</strong>rnización quepropugna la APD consistiría principalmente enpre<strong>para</strong>r a la <strong>administración</strong> <strong>para</strong> resolverproblemas complejos y <strong>para</strong> equilibrar lasdiversas perspectivas que conforman la sociedadactual. Así, el objetivo ya no es instrumental,sino que preten<strong>de</strong> garantizar tanto la riquezay la creatividad <strong>de</strong> sus respuestas como elcompromiso y el equilibrio que ha <strong>de</strong> permitira los diversos sentirse parte <strong>de</strong> un todo colectivo.Lo que necesitamos, en <strong>de</strong>finitiva, es reflexionarsobre como construir <strong>una</strong> <strong>administración</strong> creativae inteligente.La creatividad y la inteligencia <strong>de</strong> <strong>una</strong><strong>administración</strong> no se consiguen a través <strong>de</strong> lare-racionalización que nos propone la NGP. LaNGP pue<strong>de</strong> ser útil <strong>para</strong> hacer las cosas mejor,pero no <strong>para</strong> hacerlas <strong>de</strong> <strong>una</strong> manera diferente.¿Dón<strong>de</strong>, pues, se encuentra la clave <strong>para</strong> trasladara la práctica los objetivos <strong>de</strong> la creatividad y lainteligencia administrativa? Creemos, con otrosQuim BRUGUÉ. Una <strong>administración</strong> que habla es <strong>una</strong> <strong>administración</strong> que piensa63
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