cosa intangible, <strong>para</strong> convertirse en un objeto<strong>de</strong> gestión. ¿Cómo po<strong>de</strong>mos gestionar estefactor? ¿Cómo generamos la confianzaindispensable <strong>para</strong> construir <strong>una</strong> <strong>administración</strong><strong>de</strong>liberativa como la que hemos propuesto?Una forma <strong>de</strong> abordar estos interrogantes pasapor consi<strong>de</strong>rar la posibilidad <strong>de</strong> producirconfianza incidiendo en lo que algunos hani<strong>de</strong>ntificado como sus tres momentos: lacreación, la implementación y la consolidación.En primer lugar, al iniciar la relación –el diálogoentre las partes- es necesario estimular laformación <strong>de</strong> la confianza a través <strong>de</strong>l cálculo;es <strong>de</strong>cir, dando a conocer a las diferentes parteslos costes y los beneficios <strong>de</strong> la relación que seinicia. Una vez superado este primer momento,en segundo lugar, llega la hora <strong>de</strong> laimplementación. En esta segunda etapa, lacomprensión entre las diferentes partes escrucial: la confianza no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse sino se compren<strong>de</strong>n los objetivos y las formas<strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> los otros. Finalmente, la confianzase consolidará cuando a la comprensión lesuceda la i<strong>de</strong>ntificación entre las partes; cuandoéstas sientan que forman parte <strong>de</strong> un mismoproyecto, que disponen <strong>de</strong> un objetivo comúny que comparten un mismo estilo <strong>de</strong> hacer lascosas. Gestionando estos tres momentosa<strong>de</strong>cuadamente podríamos avanzar hacia <strong>una</strong>organización don<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l cada uno a losuyo <strong>de</strong>jará paso a la lógica <strong>de</strong>liberativa <strong>de</strong>lentre todos lo haremos.4.4. Li<strong>de</strong>razgo fuerte y renovado:el motor <strong>de</strong>l cambioA<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las estructuras orgánicas, lasadministraciones también cuentan con <strong>una</strong>dirección. Esta dirección se ocupa, evi<strong>de</strong>ntemente,<strong>de</strong> distribuir tareas y responsabilida<strong>de</strong>s, así como<strong>de</strong> proveer a las diferentes partes <strong>de</strong> la organización<strong>de</strong> los recursos necesarios, <strong>de</strong> supervisar lasactivida<strong>de</strong>s que se realizan y <strong>de</strong> controlar losresultados. Nos estamos refiriendo a <strong>una</strong> direcciónjerárquica, a <strong>una</strong> conducción racional que va<strong>de</strong> arriba abajo. Ning<strong>una</strong> novedad especial.Desgraciadamente, este tipo <strong>de</strong> dirección sirve<strong>para</strong> comunicarle a la gente lo que ha <strong>de</strong> hacery <strong>para</strong> comprobar que lo hacen, pero no <strong>para</strong>provocar el diálogo entre las partes. Una<strong>administración</strong> <strong>de</strong>liberativa no necesita serdirigida, sino que reclama ser articulada eintermediaria. Estos conceptos también resultanrelativamente extraños <strong>para</strong> el mundo <strong>de</strong> lagestión, pero configuran la esencia <strong>de</strong>l cambio<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la dirección (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba) hacia lamediación (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el medio). Se trata, tal comoproponen algunos autores, <strong>de</strong> fomentar unli<strong>de</strong>razgo más bidireccional que unilateral; unli<strong>de</strong>razgo don<strong>de</strong> el diálogo y la negociaciónsustituyen a las instrucciones y al control (Kooiman,1993; Kickert et al, 1997; Heifetz, 1997).Hacer efectivo este li<strong>de</strong>razgo mediador es crucial<strong>para</strong> el <strong>de</strong>sarrollo práctico <strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>administración</strong><strong>de</strong>liberativa. El ya mencionado peligro <strong>de</strong>l “… yla casa por barrer” reclama la existencia <strong>de</strong> unli<strong>de</strong>razgo no autoritario, pero sí potente. En lasestructuras reticulares que <strong>de</strong>finen <strong>una</strong><strong>administración</strong> <strong>de</strong>liberativa a menudo se echaen falta un cerebro y un sistema nervioso quegarantice el empuje y la continuidad <strong>de</strong> lasactuaciones. Para cubrir este frecuente déficitnecesitamos un li<strong>de</strong>razgo mediador que no seejerza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cúpula <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> sino <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el centro <strong>de</strong> la red; pero que se ejerza.Este li<strong>de</strong>razgo ha <strong>de</strong> ser el responsable <strong>de</strong>generar confianza, <strong>de</strong> conducir las <strong>de</strong>liberacionesy <strong>de</strong> garantizar que éstas produzcan resultados.Su perfil, por lo tanto, no ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>finirsesiguiendo los tradicionales criterios tecnocráticossino incorporando, sobre todo, habilida<strong>de</strong>srelacionales. El lí<strong>de</strong>r relacional, a diferente <strong>de</strong>lgerente tradicional, no es aquel que sabe comohacer las cosas sino el que sabe como provocar,articular y aprovechar los diálogos.El directivo tradicional se guía por el principio<strong>de</strong> la eficiencia y se <strong>de</strong>fine a través <strong>de</strong> un perfilaltamente competente y con capacidad <strong>para</strong>construir <strong>una</strong> organización funcionalmentecompetitiva. El lí<strong>de</strong>r relacional, en cambio,resuelve los problemas provocando la colaboraciónentre todos aquellos que tienen alg<strong>una</strong> cosaque <strong>de</strong>cir al respecto. Para ello se requieren68
habilida<strong>de</strong>s diversas, entre las que <strong>de</strong>stacamoslas <strong>de</strong> seducción y dinamización (Vallès y Brugué,2003):El li<strong>de</strong>razgo que proponemos ha <strong>de</strong> ser, enprimer lugar, un seductor; alguien capaz <strong>de</strong>utilizar un proyecto colectivo <strong>para</strong> seducir alas partes. Ha <strong>de</strong> ser capaz <strong>de</strong> animar, <strong>de</strong>comprometer y, finalmente, <strong>de</strong> lograr quetodo esto se produzca en un clima <strong>de</strong>confianza y <strong>de</strong> colaboración.Este li<strong>de</strong>razgo, en segundo lugar, ha <strong>de</strong> seranimador, alguien con capacidad <strong>para</strong>construir un proyecto seductor a partir <strong>de</strong> lascontribuciones <strong>de</strong> las partes. El mediador ha<strong>de</strong> estimular la participación, ha <strong>de</strong> escucharcon atención y ha <strong>de</strong> utilizar aquello que leexplican.En otros términos, el lí<strong>de</strong>r tradicional llega consoluciones y hace <strong>de</strong>saparecer los problemas:mis soluciones <strong>para</strong> vuestros problemas, como seexplicaría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l llamado “directivoheroico”. En cambio, nuestro lí<strong>de</strong>r relacionali<strong>de</strong>ntifica problemas y articula soluciones: nuestrassoluciones <strong>para</strong> nuestros problemas. Para dareste paso se requiere la mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> los valientes,confianza en las personas, creer en la propiaorganización y capacidad <strong>para</strong> asumir el riesgoy la incertidumbre. El lí<strong>de</strong>r burocrático nos cantananas que nos adormecen en la seguridad y elsilencio, mientras que el lí<strong>de</strong>r relacional nosestimula con las incertidumbres y nos <strong>de</strong>spiertacon los ruidos <strong>de</strong>l riesgo. En el primer casolangui<strong>de</strong>cemos, mientras que en el segundo florecelo mejor <strong>de</strong> cada uno, aparece la inteligenciay la creatividad.En <strong>de</strong>finitiva, el li<strong>de</strong>razgo es crucial como motor<strong>para</strong> transformar la <strong>administración</strong>, ya que sinél no encontraremos los puntos <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>s<strong>de</strong>los que promover unos cambios que, comosiempre, encontraran frecuentes e intensasresistencias. Pero, a<strong>de</strong>más, este li<strong>de</strong>razgo nosólo <strong>de</strong>be existir y ser ejercido con <strong>de</strong>cisión,sino que <strong>de</strong>be adoptar <strong>una</strong>s formas peculiares;a las que hemos llamado li<strong>de</strong>razgo relacional.Pue<strong>de</strong> parecer <strong>una</strong> <strong>para</strong>doja, pero nos estamosrefiriendo a un li<strong>de</strong>razgo que sea a la vez potentey mo<strong>de</strong>sto.5. Conclusiones:paciencia y convicciónEn las páginas anteriores hemos planteado tantola necesidad <strong>de</strong> avanzar hacia la APD comoreconocido las dificulta<strong>de</strong>s que encontraremosen el camino. Es complejo pero imprescindible,y en esta doble circunstancia radica el ánimocon el que <strong>de</strong>bemos enfrentar un proceso <strong>de</strong>cambio que será largo y lleno <strong>de</strong> obstáculos.Transformar nuestras administraciones esimprescindible <strong>para</strong> hacer frente a los retos <strong>de</strong>nuestra sociedad actual, aunque <strong>para</strong> hacerlono po<strong>de</strong>mos negar la herencia y las inercias <strong>de</strong>un weberianismo secular. Por lo tanto,necesitamos mucha convicción, pues sin ellapue<strong>de</strong>n flaquearnos las fuerzas; y necesitamospaciencia, pues sin ella generaremos expectativasinalcanzables. Convicción y paciencia,compromiso y pru<strong>de</strong>ncia, audacia y calma;dualida<strong>de</strong>s que, otra vez, nos recuerdan nuestrosorígenes intelectuales helénicos. El equilibrio–la eunomia <strong>de</strong> los antiguos griegos- se convierteen un términos <strong>de</strong> referencia. Frente a lascertezas <strong>de</strong> la racionalización –que se nos impusoa partir <strong>de</strong>l siglo XVII- nuestros sabios <strong>de</strong>l sigloV aC nos recordaban que las socieda<strong>de</strong>s soncomplejas, llenas <strong>de</strong> matices y que esprecisamente en los grises don<strong>de</strong> se encuentranlas <strong>de</strong>cisiones inteligentes.Mirar hacia <strong>de</strong>lante con los pies anclados en laslecciones <strong>de</strong>l pasado: ésta podría ser la principalpropuesta que se agazapa tras un término tanpoco atractivo como el <strong>de</strong> <strong>administración</strong> pública<strong>de</strong>liberativa. Mirar hacia <strong>de</strong>lante <strong>para</strong> reconocerla inevitabilidad <strong>de</strong> los cambios y anclarse ennuestros sabios antiguos <strong>para</strong> no per<strong>de</strong>r lacabeza, <strong>para</strong> recuperar el valor <strong>de</strong> la pacienciay la virtud <strong>de</strong>l equilibrio.Quim BRUGUÉ. Una <strong>administración</strong> que habla es <strong>una</strong> <strong>administración</strong> que piensa69
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BibliografíaALGUACIL, J. (ed) Ciud
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