Alu<strong>de</strong> a los fundamentos y al modo <strong>de</strong> gestión<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r público <strong>para</strong> resaltar, por un lado, lalegitimación <strong>de</strong> todo po<strong>de</strong>r en la voluntadpopular y, por otro, la obligación <strong>de</strong> ejercer esepo<strong>de</strong>r teniendo en cuenta esa voluntad popularmanifestada. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, loimportante es que la organización <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>respúblicos y el proceso <strong>de</strong> elaboración <strong>de</strong> sus<strong>de</strong>cisiones garanticen la a<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong> la<strong>de</strong>cisión final a la voluntad <strong>de</strong>l pueblo (14) . Porquelos po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l Estado emanan <strong>de</strong>l pueblo, queaparece como sujeto <strong>de</strong> la soberanía nacionaly autor último <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l Estado. Elpo<strong>de</strong>r pertenece en última instancia al pueblo,lo que lleva a su conexión con el concepto <strong>de</strong>soberanía popular. Así, el artículo 1.2 <strong>de</strong> laCE’78 proclama que la soberanía nacional resi<strong>de</strong>en el pueblo español, <strong>de</strong>l que emanan lospo<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l Estado (15) , lo que permite a todoslos ciudadanos participar en los asuntos <strong>de</strong> sucomunidad, expresar sus opiniones, y tener vozy voto en las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> sus gobiernos.Este principio <strong>de</strong> participación se expresa concarácter general en el artículo 9.2 CE’78 -inspiradoen la cláusula Lelio Basso <strong>de</strong> la Constituciónitaliana (16) -, al proclamar que correspon<strong>de</strong> a lospo<strong>de</strong>res públicos facilitar la participación <strong>de</strong> todoslos ciudadanos en la vida política, económica,cultural y social -bajo esa voluntad <strong>de</strong> establecer<strong>una</strong> “sociedad <strong>de</strong>mocrática avanzada”-, lo queconlleva <strong>una</strong> extensión <strong>de</strong> la participación<strong>ciudadana</strong>.Ante todo es necesario recalcar que este artículo9.2 CE’78, como todas las disposicionesconstitucionales, tiene un claro valor normativo,caracterizando la norma contenida en esteprecepto como principio jurídico. En este sentido,conviene recordar que los principios generalespue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> diverso tipo, según contengancriterios <strong>de</strong> aplicación directa e inmediata obien prevean <strong>una</strong> orientación -en este últimocaso se configuran como principios programáticoso «normas <strong>de</strong> finalidad»-. El carácter que se leadjudica al artículo 9.2 CE’78 es el <strong>de</strong> principiogeneral <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>namiento jurídico, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>esta categoría genérica entraría en el tipo <strong>de</strong>norma programática o <strong>de</strong> finalidad, esto es,cumple <strong>una</strong> función informadora e integradora<strong>de</strong> todo el or<strong>de</strong>namiento jurídico, a la vez quecontiene un mandato vinculante <strong>de</strong> actuación<strong>para</strong> todos los po<strong>de</strong>res públicos (17) .Este principio se corrobora, en su manifestación<strong>de</strong> participación política, en el artículo 23 CE’78,al señalar que “los ciudadanos tienen el <strong>de</strong>rechoa participar en los asuntos públicos directamenteo por medio <strong>de</strong> representantes, librementeelegidos en elecciones periódicas por sufragiouniversal”. Por tanto, nuestra Constitución asumedos formas <strong>de</strong> acceso <strong>de</strong> los ciudadanos a las<strong>de</strong>cisiones públicas, directamente o por medio <strong>de</strong>representantes, que no es sino el reconocimiento<strong>de</strong> un sistema mixto, <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia representativay <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia directa. Ahora bien, el tratamientojurídico-político que se ha dado a este precepto,tanto en el propio texto constitucional comoen la legislación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, no hace sino probarque nuestro sistema se inclina <strong>de</strong>cididamentepor un mo<strong>de</strong>lo bastante cerrado <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocraciarepresentativa.Así lo viene reconociendo el propio Trib<strong>una</strong>lConstitucional que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeras sentencias,(14)SÁNCHEZ MORÓN, Miguel. “El principio <strong>de</strong> participación en la Constitución Española”. Revista <strong>de</strong> Administración Pública.1979. Nº 89. p. 178.(15) Un Estado <strong>de</strong>mocrático es aquél, en palabras <strong>de</strong> García Pelayo, en don<strong>de</strong> el pueblo es fuente <strong>de</strong> la que emanan los po<strong>de</strong>resestatales o, más correctamente, don<strong>de</strong> los ciudadanos participan en la toma y control <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong>l Estado, comotitulares <strong>de</strong> la soberanía.(16)El origen <strong>de</strong> este precepto se encuentra en el artículo 3.2 <strong>de</strong> la Constitución italiana, que prescribe la obligación <strong>de</strong> laRepública <strong>de</strong> suprimir los obstáculos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n económico y social que, limitando <strong>de</strong> hecho la libertad y la igualdad <strong>de</strong> losciudadanos, impi<strong>de</strong>n el pleno <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la persona humana y la participación efectiva <strong>de</strong> todos los trabajadores en laorganización política, económica y social <strong>de</strong>l pais.(17)En este sentido, M.J. LARIOS PATERNA ha resaltado que el artículo 9.2 CE’78 “no contiene un mandato que vincule allegislador a la adopción <strong>de</strong> <strong>una</strong>s medidas legislativas concretas, sino un mandato abstracto que, aunque se configura comoun auténtico <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> acción legislativa, no impone al legislador <strong>una</strong> acción <strong>de</strong>terminada”.82
ha venido configurando <strong>una</strong> <strong>de</strong>limitaciónconceptual <strong>de</strong> la participación consagrada enlos citados preceptos constitucionales, resaltandola preeminencia <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocraciarepresentativa.Atendiendo a esa <strong>de</strong>limitación conceptual, elmandato recogido en el artículo 9.2 CE’78implica la maximización <strong>de</strong> la participacióncomo uno <strong>de</strong> los ejes centrales que <strong>de</strong>ben guiarla actuación <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res públicos, proyectándoseno sólo en las instituciones públicas o másinmediatamente políticas, sino que <strong>de</strong>be tambiénhacerse presente en otros diversos ámbitos <strong>de</strong><strong>de</strong>cisión y gestión (18) . Sin embargo, respecto ala manifestación contenida en el artículo 23CE’78, ésta línea jurispru<strong>de</strong>ncial ha seguido unconcepto restrictivo, señalando que la participaciónen los asuntos públicos consagrada en esteprecepto es <strong>una</strong> participación estrictamentepolítica, que se realiza, en primera línea, alelegir los representantes en todos los nivelesterritoriales en que se organiza el Estado, peroque se cumple también <strong>de</strong> forma directamediante el ejercicio inmediato <strong>de</strong> cargos(concejo abierto en los Municipios) o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> iniciativa legislativa o consultas populares,es <strong>de</strong>cir, es fundamentalmente <strong>una</strong> participaciónpolítica que entronca con el principio<strong>de</strong>mocrático (STC 119/1995, <strong>de</strong> 17 <strong>de</strong> julio,que reafirma la doctrina sentada en las anteriores32/1985, 63/1987, 149/1988, 71/1989,212/1993, 76/1994 y 80/1994). Quedan asífuera <strong>de</strong>l artículo 23 CE’78 cualesquiera otrostítulos <strong>de</strong> participación que, configurados como<strong>de</strong>rechos subjetivos o <strong>de</strong> otro modo, puedancrearse por el or<strong>de</strong>namiento jurídico, pues notodo <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> participación es un <strong>de</strong>rechofundamental. Para que la participación reguladaen <strong>una</strong> Ley pueda consi<strong>de</strong>rarse como <strong>una</strong>concreta manifestación <strong>de</strong>l artículo 23 CE’78,es necesario que se trate <strong>de</strong> <strong>una</strong> participaciónpolítica, <strong>una</strong> manifestación <strong>de</strong> la soberaníapopular, lo que excluye <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> protección<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho fundamental a las formas <strong>de</strong>participación administrativa.Sin embargo, la posibilidad <strong>de</strong> integrar laparticipación administrativa en el artículo 23CE’78 es hoy <strong>una</strong> cuestión <strong>de</strong>batida. Una parte<strong>de</strong> la doctrina entien<strong>de</strong> que el reconocimiento<strong>de</strong> la participación directa en los “asuntospúblicos” (artículo 23) permite incorporar laparticipación administrativa en el ámbito <strong>de</strong> laprotección privilegiada que supone este precepto,ya que lo contrario supondría negar el propiocarácter público <strong>de</strong> la Administración (19) .Sin entrar aquí en este <strong>de</strong>bate, sí que existe <strong>una</strong>cierta <strong>una</strong>nimidad en cuanto a la necesidad <strong>de</strong>propiciar mayores cotas <strong>de</strong> participación, nosólo en el ámbito <strong>de</strong> la participación política, sinotambién en el <strong>de</strong> la participación administrativa.Así lo exige el principio <strong>de</strong>mocrático contenidoen el artículo 9.2 CE’78, que se extien<strong>de</strong> aespacios diferentes <strong>de</strong>l político-parlamentario,esto es, al resto <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res públicos, en especial,al Gobierno y la Administración (20) . Así, laconfiguración <strong>de</strong> <strong>una</strong> Administración <strong>de</strong>liberativa<strong>de</strong>manda resaltar el interés por la participaciónen la esfera administrativa, más aún si tenemosen cuenta que, tras la superación <strong>de</strong> la teoríaclásica <strong>de</strong> neutralidad <strong>de</strong>l Estado liberal, laAdministración Pública interviene hoy en muydiversos y complejos sectores <strong>para</strong> la consecución<strong>de</strong> los intereses generales. Ahora bien, hay quehablar <strong>de</strong> participación <strong>ciudadana</strong> en el <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> las tareas y funciones administrativas queinfluyen en el interés colectivo, no en la meraintervención en el procedimiento administrativo<strong>para</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos particulares <strong>de</strong>linteresado.Sergio CASTEL. La juridificación <strong>de</strong> la participación <strong>ciudadana</strong>(18)AGUIAR DE LUQUE, Luis. “Democracia directa e instituciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia directa en el or<strong>de</strong>namiento constitucionalespañol”, en AA.VV. La experiencia constitucional, CEPC, Madrid, 2000, pg. 69.(19)Al respecto, PÉREZ MORENO, Alfonso. “Crisis <strong>de</strong> la participación administrativa”, RAP. 1989, núm. 119, pp. 91 y ss.;SÁNCHEZ BLANCO, Ángel. “La participación como coadyudante <strong>de</strong>l Estado social y <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong> Derecho”, RAP. 1989,núm. 119, pp. 133 y ss.(20)CASTELLÀ ANDREU, Josep María. Los Derechos Constitucionales <strong>de</strong> <strong>Participación</strong> Política en la Administración Pública,CEDES Ed., Barcelona, 2001, pg. 116.83
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