EL PADRENUESTRO Y EL CREDOsus ramas por toda la tierra, y fluyen sus abundosos arroyos en todas direcciones.Con todo, uno solo es <strong>el</strong> principio y una la fuente y una sola laMadre exuberante <strong>de</strong> fecundidad. De su seno nacemos, <strong>de</strong> su leche nosalimentamos, <strong>de</strong> su espíritu vivimos” 382 .* * *<strong>El</strong> misterio <strong>de</strong> la unidad “se pone <strong>de</strong> manifiesto, cuando en <strong>el</strong>Evang<strong>el</strong>io no se <strong>de</strong>scose ni se <strong>de</strong>sgarra en manera alguna la túnica <strong>de</strong> nuestroSeñor Jesucristo, sino que la recibe íntegra y la posee intacta e indivisaquien, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> echar suertes sobre <strong>el</strong>la, se ha vestido <strong>de</strong> la prenda <strong>de</strong>Cristo”383. Aqu<strong>el</strong>la túnica sin costura que estaba tejida <strong>de</strong> arriba abajo (cf.Jn. 19,23b) no fue dividida por los perseguidores <strong>de</strong> Cristo. Sin embargo,cada cristiano <strong>de</strong>be vigilar, v<strong>el</strong>ar para que nunca <strong>el</strong> <strong>de</strong>scaro divida a losmiembros <strong>de</strong> la Iglesia 384 .En efecto, la promoción <strong>de</strong> la unidad no es solamente un asunto <strong>de</strong>pastores, a tal vocación hemos sido llamados todos, por tanto, también loslaicos. A Isra<strong>el</strong> se le echó en cara haber llegado a ser una tribu separada,cuando <strong>el</strong> único pueblo se dividió en los reinos <strong>de</strong> Isra<strong>el</strong> y Judá. La Iglesia<strong>de</strong>be cuidarse mucho, pues si su gran<strong>de</strong>za se encuentra en estar integradapor toda clase <strong>de</strong> hombres convocados por la Palabra divina, su máximapreocupación estará en las tentaciones <strong>de</strong> la división. La comunidad cristianaha <strong>de</strong> evitar las fracciones en familias, en asociaciones cerradas y, por<strong>de</strong>cirlo, en individuos. <strong>El</strong> día en que todos pretendan mandar, caeremos enla anarquía; en <strong>el</strong> momento en que nos <strong>de</strong>jemos llevar, en las discusionespor <strong>el</strong> fervor sin freno, sin razonamiento, sin sabiduría, sin la fe, entoncesveremos cómo se introduce <strong>el</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n.La unidad es responsabilidad <strong>de</strong> todos los miembros, pues <strong>el</strong> or<strong>de</strong>nreúne, mientras que <strong>el</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n crea confusión y perturbación. “<strong>El</strong> or<strong>de</strong>nestableció que también en las Iglesias existan la grey y los pastores: Quealgunos gobiernan y otros son gobernados; que alguien sea la Cabeza yotros sean pues, manos, ojos (…) y como en los cuerpos no están los miembrosseparados unos <strong>de</strong> otros, sino que todos forman un solo Cuerpo, compuesto<strong>de</strong> partes diversas, ni todos ejercen la misma función aunque unotiene necesidad <strong>de</strong> los otros (…) así <strong>de</strong>be ser entre nosotros, que formamos<strong>el</strong> común Cuerpo <strong>de</strong> Cristo” 385 .* * *Propiedad <strong>de</strong> CENACATB. La Iglesia es santa.Al igual que la unidad, la santidad es un modo o nota que tiene laIglesia como servicio a la humanidad. Esto significa que la vida divina “brilla382 Cipriano, De la unidad <strong>de</strong> la Iglesia 5.383 Cipriano, De la unidad <strong>de</strong> la Iglesia 7.384 Gregorio Nacianceno, Orat. XXXII, 4 PG 36, 178B.385 Gregorio Nacianceno, Orat. XXXII,10 PG 36, 186B.104
en la Iglesia y en los que en <strong>el</strong>la permanecen” 386 . Es santuario que tienencolumnas <strong>de</strong> oro que resplan<strong>de</strong>ce para que los hombres que están dispersoscontemplen que es posible vivir al menos en germen al modo cómo vive Dios.<strong>El</strong>la pue<strong>de</strong> dar este testimonio, pues ha experimentado cómo Dios la convocó<strong>de</strong> una vida disoluta, dispersa, en la que vivíamos bajo los criterios “carnales”,<strong>de</strong> la fuerza, d<strong>el</strong> músculo, a una vida don<strong>de</strong> se experimenta la comuniónsegún los criterios <strong>de</strong> la Familia Trinitaria. En efecto, en cuanto <strong>el</strong>la fue llamada<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la gentilidad, por esta razón, la prostituta Rahab “cuyo nombre significa‘latitud’ es la Iglesia <strong>de</strong> Cristo, reunida entre los pecadores” 387 .Cada vez que <strong>el</strong> hombre se aleja d<strong>el</strong> Señor, se prostituye la tierra (cfr.Os. 1,2); es <strong>de</strong>cir, los hombres que la habitan alteran, adulteran sus r<strong>el</strong>aciones.Razón suficiente para <strong>de</strong>cir que quienes experimentan una convivenciahumana sin incorporar aqu<strong>el</strong>los supremos criterios propios <strong>de</strong> Dios se hacenreos <strong>de</strong> la dispersión, <strong>de</strong> la violencia …, <strong>de</strong> la muerte.La vida y la convivencia diferentes a aqu<strong>el</strong>las regidas por tantosintereses creados no son imposibles. Crear r<strong>el</strong>aciones en las que <strong>el</strong> alimento,la palabra, <strong>el</strong> vestido y <strong>el</strong> semblante no sean preocupación ni ocupación <strong>de</strong>algunos sino <strong>de</strong> todos son posibles. Es posible un mundo don<strong>de</strong> se consi<strong>de</strong>reofensa al mismo Dios la violación <strong>de</strong> la caridad 388 . Los cristianos han<strong>de</strong>mostrado con muchos ejemplos que una humanidad regida por los nuevoscriterios es realizable: “¡Cuántos obispos, sacerdotes, diáconos y ministros<strong>de</strong> los misterios divinos he conocido como hombres exc<strong>el</strong>entísimos ysantísimos, lo que es tan difícil <strong>de</strong> verlo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la conversación humanay <strong>el</strong> torb<strong>el</strong>lino <strong>de</strong> la vida! Porque no son con preferencia sus solicitu<strong>de</strong>s ycuidados <strong>de</strong> los sanos, sino <strong>de</strong> los enfermos. Tienen que soportar los viciosd<strong>el</strong> pueblo para curarlos y tolerar antes las heridas pestilentes que cicatrizarlas.Es muy difícil en estas circunstancias ser santísimos y vivir una vida <strong>de</strong>paz y <strong>de</strong> tranquilidad para <strong>el</strong> espíritu” 389 .<strong>El</strong> ejemplo <strong>de</strong> muchos otros, que ofrecen a Dios su vida y que vivenuna experiencia <strong>de</strong> comunidad particular (v.gr. comunida<strong>de</strong>s r<strong>el</strong>igiosas),muestran al mundo que vivir fraternalmente es posible. En efecto, en estascomunida<strong>de</strong>s “ninguno posee nada propio ni es carga para los <strong>de</strong>más. Seocupan en trabajos manuales, que les procuran lo necesario para <strong>el</strong> alimentod<strong>el</strong> cuerpo, sin distraer <strong>el</strong> espíritu <strong>el</strong> pensamiento <strong>de</strong> Dios. Acabado sutrabajo, lo entregan a los superiores (= <strong>de</strong>canos) (...), y <strong>el</strong>los están <strong>de</strong>scuida-Propiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS386 Cirilo Alejandría. De adoratione in spiritu et veritate IX, PG 68,595A.387 Orígenes, Om<strong>el</strong>ie su Giosuè III,4 (Traduzione, introduzione e note a cura <strong>de</strong> Rosario Scognamiglioe Maria Ignazia Dani<strong>el</strong>i, Roma, 1993). “La Iglesia <strong>de</strong> los Santos antes sólo se leía, ahora se lee yse ve”. Agustín <strong>de</strong> Hipona, Enarraciones sobre los Salmos 149,3 en Obras completas <strong>de</strong> sanAgustín XIII (Edición <strong>de</strong> Balbino Martín Pérez, Madrid, 1967).388 “Pero, puesto que sólo nos ha sido exigido <strong>el</strong> amor a Dios cuando se ha dicho: ‘Amarás al Señor,tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’, sino también al prójimo,pues dice: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Lc.10,27); si esta fe no compren<strong>de</strong> a lareunión o sociedad <strong>de</strong> los hombres en la que actúa la caridad fraterna, es poco fructífera”.Agustín, La fe y <strong>el</strong> símbolo <strong>de</strong> los Apóstoles IX, 21.389 Agustín <strong>de</strong> Hipona, Costumbres <strong>de</strong> la Iglesia Católica I,32,69 en Obras completas <strong>de</strong> san AgustínIV ( Versión, introducción y notas <strong>de</strong> Teófilo Prieto, Madrid, 1949).105