El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
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solicitud, compasión y caridad ofrecen a los culpables <strong>el</strong>tratamiento <strong>de</strong>bido –sin rev<strong>el</strong>ar absolutamente nada a nadie<strong>de</strong> lo a <strong>el</strong>los confiado –, obligados a tener en cuenta lavergüenza <strong>de</strong> sus hijos y a imponer a sus cuerpos lo que (=penitencia) les curará” 460 .Como padre c<strong>el</strong>oso, <strong>el</strong> Sacerdote procurará que sus hijospenitentes sean corregidos y los cuidará con <strong>el</strong> consejo; procuraráque los hombres no se vean afectados por los males, que nocaigan los débiles y que los que han pecado no se revu<strong>el</strong>quen ensus pecados sino que tengan la esperanza <strong>de</strong> no pecar más.Un ministro <strong>de</strong> la reconciliación <strong>de</strong>be estar muy atento a no usar suministerio sin una preocupación real por todo lo que afecta al hombre,actuar negligentemente, no buscar la verdad y no repren<strong>de</strong>r lo que no estábien: “Lo que equivale a rechazar <strong>el</strong> cumplimiento <strong>de</strong> lo escrito: ‘Reprend<strong>el</strong>os pecados d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> todos, a fin <strong>de</strong> inspirar a los otros <strong>el</strong> temor’ (I. Tim. 5,20);y también: ‘Quitad <strong>el</strong> mal <strong>de</strong> vosotros mismos’ (I Cor. 5,13). Esos sacerdotes noar<strong>de</strong>n d<strong>el</strong> c<strong>el</strong>o <strong>de</strong> Dios ni imitan al Apóstol (…) Tienen aquéllos sólo indiferenciapara los consejos d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io sobre los pecadores (cf. Mt. 18,15-17)”461. <strong>El</strong> que guía a la comunidad y siente preocupación por todo loque aleja al hombre <strong>de</strong> Dios cumple con una <strong>de</strong> las misiones más sublimes,a saber, conducir los hombres a Dios* * *B. <strong>El</strong> <strong>Padre</strong>nuestro, la oración <strong>de</strong> la Iglesia y la caridad.No sólo la penitencia ha sido <strong>el</strong> medio que la Iglesia tiene para llamaral pecador a la paz y a la integración a la vida divina.Muchas ofensas <strong>de</strong> cada día, sin embargo, no son faltas que rompenla comunión ni con Dios ni con los hermanos. Una antiquísima tradición d<strong>el</strong>a Iglesia enseña que “la penitencia interior d<strong>el</strong> cristiano pue<strong>de</strong> tener expresionesmuy variadas. La Escritura y los <strong>Padre</strong>s insisten sobre todo en tresformas: <strong>el</strong> ayuno, la oración, la limosna (cf. Tb. 12,8; Mt 6,1-18), que expresanla conversión con r<strong>el</strong>ación a sí mismo, con r<strong>el</strong>ación a Dios y con r<strong>el</strong>ación alos <strong>de</strong>más.” 462 Así, “los esfuerzos realizados para reconciliarse con <strong>el</strong> prójimo,las lágrimas <strong>de</strong> penitencia, la preocupación por la salvación d<strong>el</strong> prójimo(cf. St. 5,20), la intercesión <strong>de</strong> los santos y la práctica <strong>de</strong> la caridad ‘quecubre multitud <strong>de</strong> pecados’ (1P 4,8)” 463 son medios que realizan <strong>el</strong> perdón<strong>de</strong> tales culpas.De esta manera, quien experimente en la vida cotidiana esos pecados,<strong>de</strong>bidos a la fragilidad humana, ha <strong>de</strong> recordar que tiene siempre enPropiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS460 Teodoro <strong>de</strong> Mopsuestia, Hom. cateq. XVI,44.461 Orígenes, Om<strong>el</strong>ie su Giosuè VII,6.462 Catecismo <strong>de</strong> la Iglesia Católica 1434.463 Catecismo <strong>de</strong> la Iglesia Católica 1434.123