El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
d<strong>el</strong> pecador; por eso nos rociamos todos con harina <strong>de</strong> la Iglesia, tanto losbuenos como los malos para ser una nueva masa. (...) No hay alimento másdulce que la benevolencia y la piedad. Que no aparezca en nuestras fiestasningún indicio <strong>de</strong> envidia por <strong>el</strong> pecador a quien se dirigen las atenciones;que no ocurra, como cuenta <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io, que <strong>el</strong> hermano envidioso seexcluye por sí mismo <strong>de</strong> la casa d<strong>el</strong> <strong>Padre</strong>, porque vio con ojos malos larecepción <strong>de</strong> su hermano y se había gozado <strong>de</strong> perpetua ausencia (cf. Lc15,28)” 427 .Así, la Iglesia no se siente en paz en su seno hasta que no hayareconciliado a todos sus hijos. Cuando <strong>el</strong>la levanta a uno <strong>de</strong> sus miembros,<strong>el</strong>la se está levantando; cuando perdona, <strong>el</strong>la se reconcilia, cuando integraa uno <strong>de</strong> sus hijos a la comunión, ha logrado consolidarse y fortalecerse mástodavía. Por eso, <strong>el</strong> discípulo que se <strong>de</strong>ja llevar por la severidad y no perdonaa los miembros sufrientes d<strong>el</strong> Cuerpo <strong>de</strong> Cristo traiciona no únicamentea la vocación <strong>de</strong> la comunidad sino también impi<strong>de</strong> que la Iglesia goce <strong>de</strong>una paz que es fruto <strong>de</strong> la reconciliación: “(…), <strong>el</strong> Señor Jesús se compa<strong>de</strong>ció<strong>de</strong> nosotros; atrayendo a sí, no infundiendo terror. Vino con mansedumbre,vino con humildad. Por eso, dice: Venid a mí todos los que estáis cansadosy yo os aliviaré (Mt. 11,28). <strong>El</strong> Señor alivia, no excluye ni aleja; con razón<strong>el</strong>igió tales discípulos, que interpretando la voluntad d<strong>el</strong> Señor, acogiesen alPueblo <strong>de</strong> Dios y no lo rechazasen. De lo cual se sigue que no se <strong>de</strong>becontar entre los discípulos <strong>de</strong> Cristo a los que creen que se <strong>de</strong>be tener pormanso lo duro, por humil<strong>de</strong> lo soberbio, y buscando <strong>el</strong>los la misericordiad<strong>el</strong> Señor, a otros la niegan” 428 .Al pedir <strong>el</strong> perdón por sus hijos, la Iglesia suplica ser perdonada <strong>el</strong>lamisma por Aquél que nos reconcilió consigo mismo (cf, Mt. 6,12; 2 Cor.5,18), borrando todos nuestros pecados pasados, llamándonos a una vidanueva. Pero mientras que no lleguemos a la perfección <strong>de</strong> esta vida, nopo<strong>de</strong>mos estar sin pecados (cf. 1 Jn. 1,8; Prov. 20,9; Ecles. 7,20). Interesasaber, sin embargo, <strong>de</strong> cuáles pecados. “Pero ahora no es <strong>el</strong> momento <strong>de</strong>tratar <strong>de</strong> la diferencia <strong>de</strong> los pecados, sino que se ha <strong>de</strong> creer sin vacilaciónque <strong>de</strong> ningún modo se nos perdonará lo que pecamos si somos inflexiblesa la hora <strong>de</strong> perdonarnos los pecados” 429 .* * *Los pecados se pue<strong>de</strong>n perdonar <strong>de</strong> diferentes modos. San Agustínenseña a sus catecúmenos que “en la Iglesia se perdonan los pecados (...)<strong>de</strong> tres modos: por <strong>el</strong> bautismo, por la oración (dominical) y por la granhumildad <strong>de</strong> la penitencia” 430 .Los pecados <strong>de</strong> los que buscan <strong>el</strong> bautismo se perdonan con lasaguas <strong>de</strong> este sacramento, <strong>de</strong> este primer modo nos hemos ya referido. LosPropiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS427 Ambrosio <strong>de</strong> Milán, La penitencia I, XV, 81.83-84.428 Ambrosio <strong>de</strong> Milán, La penitencia I, I, 3.429 Agustín <strong>de</strong> Hipona, La fe y <strong>el</strong> símbolo <strong>de</strong> los Apóstoles 22.430 Agustín <strong>de</strong> Hipona, Serm. a los catecúmenos VII,16.115