12.07.2015 Views

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

vista, advertimos, si queremos, los propios males y agra<strong>de</strong>cemostambién los bienes, que por la tentación se nos hanpuesto <strong>de</strong> manifiesto” 118 .La tentación sirve para que <strong>el</strong> hombre comprenda que es imposibl<strong>el</strong>a libertad sin la gracia; pues cuando <strong>el</strong> hombre cree que pue<strong>de</strong> con suspropias fuerzas vencer sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, se convierte en un soberbio. Alpedir, por tanto, la ayuda al ci<strong>el</strong>o, en medio <strong>de</strong> su <strong>de</strong>bilidad suplica noenorgullecerse con su insolencia, ni <strong>de</strong>jarse llevar por la altanería o jactancia;que nadie se arrogue la gloria <strong>de</strong> su confesión o martirio 119 .Al indicar que la tentación tiene su utilidad, no significa esto que seaDios quien tienta “como si ignorase la fe <strong>de</strong> uno o intentara sofocarla” 120 o,lo que es lo mismo, creer en un Dios que se complace en vernos atribulados.Por todo esto, las tentaciones constituyen todos aqu<strong>el</strong>los <strong>el</strong>ementosexternos e internos que provocan al creyente apartarse <strong>de</strong> su vocación oponen a prueba su fid<strong>el</strong>idad. Con mucha precisión lo dice Teodoro <strong>de</strong>Mopsuestia:“No es un secreto que en este mundo muchas y variadastribulaciones turban nuestros corazones. La misma enfermedadcorporal, en efecto, si se prolonga y agrava, turba profundamentea los enfermos. También las pasiones corporalesnos reducen a veces sin quererlo y <strong>de</strong>svían <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>ber.Caras bonitas, miradas <strong>de</strong> repente, <strong>de</strong>spiertan la concupiscenciaque está en nuestra naturaleza. Y otras muchas cosasnos sobrevienen cuando menos los pensamos, inclinando almal nuestra <strong>el</strong>ección o incluso nuestra complacencia en <strong>el</strong>bien” 121 .Ante esta realidad, hay que distinguir la naturaleza <strong>de</strong> la tentaciónen la que cada uno incurre; “porque aqu<strong>el</strong>la en que cayó Judas, que vendióal Señor, no es igual que aqu<strong>el</strong>la en que cayó Pedro, quien, atemorizado,negó a su Maestro. Hay también (...) tentaciones humanas como suce<strong>de</strong>cuando alguno, animado <strong>de</strong> buena intención, pero por la flaqueza humana,se equivoca en algún proyecto o se irrita contra un hermano con <strong>el</strong> <strong>de</strong>seo<strong>de</strong> corregirle” 122 . La tentación mayor en la cual <strong>el</strong> hombre pue<strong>de</strong> caer es la<strong>de</strong> no preferir a Dios a todo aqu<strong>el</strong>lo que le es más querido 123 .En todo caso, hay que distinguir entre la tentación en la que cadadía nos vemos expuestos y <strong>el</strong> consentimiento que se le pue<strong>de</strong> dar a la ten-Propiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS118 Orígenes, De orat. 29, 17.119 Cipriano, De orat. 25120 Tertulliano, De orat. VIII PL 1, 1267.121 Teodoro <strong>de</strong> Mopsuestia, Hom. Cateq. XI,17.122 Agustín <strong>de</strong> Hipona, Serm. in mont. II,IX, 35.123 ‘‘Dios <strong>de</strong>be ser preferido a lo que nos es más querido”. Tertulliano, De orat. VIII PL 1, 126733

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!