El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
proveyeses <strong>de</strong> un abogado, serías recibido por él, que trataría <strong>de</strong> ventilar lacausa en cuanto pudiera; pero, si no la hubiese a término y escuchases queiba a ser él <strong>el</strong> juez, ¿cuál no sería tu alegría, porque pudo ser tu juez quienpoco antes fue tu abogado? También ahora ruega e interce<strong>de</strong> Él por nosotros;le tememos como abogado, ¿y le tememos como juez? Más aún, puesto qu<strong>el</strong>e enviamos d<strong>el</strong>ante como abogado, esperemos con confianza su venidacomo juez” 301 .Aqu<strong>el</strong> que tiene presente <strong>el</strong> día en <strong>el</strong> que se <strong>de</strong>scubrirá <strong>el</strong> esfuerzoque hizo por no menospreciar al Señor, 302 no vivirá <strong>de</strong>primido con preocupacionesinnecesarias; su única preocupación es la <strong>de</strong> saber “dar cuenta–sin angustia alguna – <strong>de</strong> la propia vida en aqu<strong>el</strong> gran día (…) Pues quientiene siempre ante la vista aqu<strong>el</strong> día y aqu<strong>el</strong>la hora, quien piensa siempreen la propia <strong>de</strong>fensa ante aqu<strong>el</strong> Tribunal insobornable, ése no pecará jamáso lo hará sólo venialmente. La ausencia d<strong>el</strong> temor a Dios es causa <strong>de</strong> quepequemos” 303 .<strong>El</strong> hoy vive en tensión hacia su propia hora, y mientras caminamosal encuentro en plenitud con su Señor, la oración nos es <strong>de</strong> ayuda insustituible,constituyéndose en “viático para la vida eterna” 304 . Hacia <strong>el</strong> Señorse <strong>de</strong>be caminar experimentando momentos <strong>de</strong> abandono, <strong>de</strong> retiro, <strong>de</strong>soledad, alejando <strong>de</strong> sí <strong>el</strong> <strong>de</strong>sánimo, la falta <strong>de</strong> confianza o la <strong>de</strong>sesperación<strong>de</strong> la propia salvación que es lo más pernicioso para <strong>el</strong> alma. En todo caso,nadie pue<strong>de</strong> caminar al encuentro con Cristo sin la esperanza, sin la confianzaen su bondad y en la recompensa que <strong>de</strong> Él recibirá.* * *2. Juicio universalLa fe nos enseña a la vez que “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os nuestro SeñorJesucristo, vendrá con gloria hacia <strong>el</strong> fin <strong>de</strong> este mundo, en <strong>el</strong> último día.Pues tendrá un fin este mundo” 305 . Hablar d<strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo es meditar enun doble aspecto: la renovación <strong>de</strong> lo creado y la aniquilación d<strong>el</strong> mal.Este mundo creado por Dios participará, en <strong>el</strong> hombre, <strong>de</strong> la victoria<strong>de</strong> Cristo; será, entonces, la renovación <strong>de</strong> los <strong>el</strong>ementos creados. En estesentido, es la “prueba <strong>de</strong> que todas las cosas han llegado a su plenarealización” 306 :Propiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS301 Agustín <strong>de</strong> Hipona, Serm. 213,6.302 “Quien ama, tiene también algo <strong>de</strong> qué temer: ‘De don<strong>de</strong> vendrá a juzgar a vivos y a muertos.’Él mismo nos juzgará a nosotros. ¡Guárdate, pues, <strong>de</strong> menospreciar al juez! ¿Por qué estemisterio? ¿Acaso no es uno solo <strong>el</strong> juicio d<strong>el</strong> <strong>Padre</strong>, d<strong>el</strong> Hijo y d<strong>el</strong> Espíritu Santo? ¿Acaso los tresno son una misma voluntad y una misma majestad? ¿Por qué se dice que <strong>el</strong> Hijo vendrá a juzgar,sino para que entiendas que no <strong>de</strong>bes menospreciar al Hijo?” Ambrosio <strong>de</strong> Milán, Expla.Symbol. PL 17,1195.303 Basilio Magno, Epístola 174 a una viuda, PG 32, 650D-651A.304 Basilio Magno, Epístola 174 a una viuda, PG 32, 651A.305 Cirilo <strong>de</strong> Jerusalén, Cateq. XV,3.306 Orígenes, De princip. I, 6,1.83