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El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

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“Danos hoy nuestro pan <strong>de</strong> cada díaperdona nuestras ofensas,como también nosotros perdonamosa los que nos ofen<strong>de</strong>n,no nos <strong>de</strong>jes caer en la tentacióny líbranos d<strong>el</strong> mal”.Nos hemos referido, al inicio <strong>de</strong> estas reflexiones, sobre <strong>el</strong> doblemovimiento existente en la oración dominical. Después <strong>de</strong> haber reflexionadosobre la primera parte d<strong>el</strong> <strong>Padre</strong>nuestro, vamos ahora a meditar entorno a aqu<strong>el</strong>las realida<strong>de</strong>s que nos hacen pensar en las necesida<strong>de</strong>s profundamentehumanas <strong>de</strong> los hombres: <strong>el</strong> pan, <strong>el</strong> perdón, la fuerza contra latentación, la liberación d<strong>el</strong> mal.En <strong>el</strong> primer movimiento contemplábamos al hombre que ha clavadosu mirada en la vida <strong>de</strong> Dios; en las siguientes peticiones, es Dios quienquiere hacernos conscientes <strong>de</strong> su preocupación por <strong>el</strong> hombre, por estehombre que es siempre una realidad indigente. Juan Crisóstomo dice <strong>de</strong> unmodo preciso:“Había dicho <strong>el</strong> Señor: ‘Hágase tu voluntad, como en <strong>el</strong>ci<strong>el</strong>o, así también en la tierra’; pero no se olvida <strong>de</strong> quehabla con hombres vestidos <strong>de</strong> carne y sometidos a la necesidad<strong>de</strong> la naturaleza y que no pue<strong>de</strong>n tener la misma impasibilidad<strong>de</strong> los áng<strong>el</strong>es. Los mandamientos, sí quiere que loscumplamos como los cumplen los áng<strong>el</strong>es; pero en lo<strong>de</strong>más, con<strong>de</strong>scendiente con la flaqueza <strong>de</strong> nuestranaturaleza” 76 .¿Cuáles son las indigencias d<strong>el</strong> hombre? ¿A qué hombre clava Diossu mirada? 7776 Juan Crisóstomo, Hom. sobre Mat. 19,5.77 “En realidad, <strong>de</strong> verdad, la Iglesia, reunida en concilio, ha dirigido su interés (…) también hacia<strong>el</strong> hombre, y hacia <strong>el</strong> hombre tal cual se manifiesta en nuestros días. <strong>El</strong> hombre que vive, <strong>el</strong>hombre que piensa en su propio beneficio, <strong>el</strong> hombre que no sólo se juzga digno <strong>de</strong> que todoslos estudios <strong>de</strong>semboquen en él mismo como en su propio centro, sino que se recata en afirmarque él es <strong>el</strong> principio y la explicación <strong>de</strong> todas las cosas. <strong>El</strong> hombre fenoménico (…), en toda suintegridad y revestido <strong>de</strong> todos sus criterios característicos, es <strong>el</strong> que se ha ofrecido a laconsi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los padres d<strong>el</strong> concilio (…). <strong>El</strong> hombre que lamenta sus propias tragedias; <strong>el</strong>hombre que antes y hoy consi<strong>de</strong>ra a los <strong>de</strong>más por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> sí mismo, y por tanto, voluble yobcecado, se muestra egoísta y cru<strong>el</strong>; <strong>el</strong> hombre insatisfecho <strong>de</strong> sí mismo, que ríe y llora; <strong>el</strong>hombre versátil para todo, siempre dispuesto a representar ciertos pap<strong>el</strong>es; <strong>el</strong> hombre entregado<strong>de</strong> lleno a la investigación científica; <strong>el</strong> hombre que como tal piensa y ama y suda en suocupación y parece estar siempre a la expectativa <strong>de</strong> algo, como aqu<strong>el</strong> ‘‘hijo en crecimiento’’(Gén. 49,22); <strong>el</strong> hombre a quien hay que consi<strong>de</strong>rar con cierto respeto r<strong>el</strong>igioso por la inocencia<strong>de</strong> su infancia, por <strong>el</strong> secreto <strong>de</strong> su limitación, por la compasión que excitan sus miserias; <strong>el</strong>hombre unas veces cerrado en sí mismo y otras abierto a la sociedad; <strong>el</strong> hombre enamorado d<strong>el</strong>pasado y a la vez volcado hacia <strong>el</strong> futuro, que se le antoja más f<strong>el</strong>iz que <strong>el</strong> pretérito; <strong>el</strong> hombretan pronto manchado por sus crímenes como adornado <strong>de</strong> costumbres santas…’’ Pablo VI, LaIglesia, al encuentro d<strong>el</strong> hombre. Homilía pronunciada en la última sesión pública d<strong>el</strong> concilio,8 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1965. Texto en José Luis Martín D. <strong>El</strong> concilio <strong>de</strong> Juan y Pablo (Madrid, 1967),Propiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS25

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